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¡Castigados, baja en calificación!

Fabio Parreaguirre fparreaguirre@larepublica.net | Lunes 13 febrero, 2017


¡Castigados, baja en calificación!

Recuerdo, y me imagino que le pasó a usted también, que cuando se venía una mala calificación en un examen de la escuela o el colegio, nuestros padres nos castigaban.

Ya no era algo que pasaba del regaño, sino castigo fuerte, doloroso (no de castigo físico) era algo así como: “No vas al partido”, “No recibirás las tenis que querías”, “No hay televisión para vos”, cosas de esas que duelen más que una tunda.
Para las finanzas públicas deberíamos imponer un castigo, pero uno que duela realmente, en otras palabras, uno que nos duela a todos.
Solo se escucha por parte del Gobierno que quiere ya el impuesto al valor agregado y el nuevo de renta, que necesita nuevos recursos para financiar el déficit.
Sin dudas estoy de acuerdo, pero no hasta que al sector público le quiten tantos privilegios que de igual forma nos duele a todos, pero no todos recibimos los beneficios.
Es necesario que los sindicatos y todos los servidores públicos abran sus ojos y no maten a la gallina que les da sus huevos de oro. Costa Rica tiene sus días contados en las finanzas, y es claro que eso no les importa por unos tales “derechos adquiridos” que luego serán como cheques sin fondo, si no arreglamos esto ya.
El castigo debe ser general, es momento de pensar en los exámenes que vienen, en lo que vamos a vivir como país el resto de 2017 y los años venideros.
Las calificadores de riesgo, al bajarnos las notas de crédito, no es que tengan bolas de cristal o digan cosas descabelladas, todos hemos escuchado desde hace más de diez años que la situación fiscal del país se agrava.
Que gastamos más de lo que ingresamos, pero eso no para, de 2000 a 2008 la curva del crecimiento de la deuda era hacia abajo, en los últimos ocho años va hacia arriba. Si lo ve en un gráfico podrá apreciar una letra “uve” perfecta.
La suerte que hemos tenido en los últimos años se está acabando, los mercados internacionales están empezando a moverse diferente, ya no hay tanta liquidez como antes, ya las tasas de interés están empezando a moverse hacia arriba, ya no tenemos esos “vientos de cola” que nos ayudaban a mover nuestra economía.
El déficit fiscal seguirá creciendo, el nivel de la deuda (y ojo no es del Gobierno, sino de todos los que tenemos cédula costarricense) crece, y las malas noticias para nuestra economía empiezan a retumbar por todo el mundo.
Las autoridades aplauden el hecho de crecer a un ritmo por encima del 4%, con casi cero inflación y tasas de interés bajas, pero dónde están esos resultados en la realidad.
Yo no veo que las cifras de pobreza o de desempleo bajen de forma considerable, necesitamos un crecimiento por encima del 6% para ver cambios.
Por eso, ¿qué vamos a hacer? Aprender la lección o esperar la próxima mala calificación y quedarnos… El problema es que en esta materia no se trata solo de repetir el año, sino de quebrar un país, aquel que se cree la Suiza centroamericana.

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