Socialcristianismo. ¡La dignidad del ser humano!
Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 18 noviembre, 2016
Bueno es que se predique resignación y honradez al trabajador, y con gusto lo hace la Iglesia, porque esa es su misión, pero también es necesario que se predique justicia y caridad a los patrones. Víctor Manuel Sanabria Martínez. Carta Pastoral sobre el justo salario. 29 de junio, 1941
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Sinceramente
Socialcristianismo. ¡La dignidad del ser humano!
Mucho escuchamos hablar y hemos leído de la Doctrina Social de la Iglesia, de los partidos socialcristianos, de su vocación católica, de la importancia de quienes sentaron las bases de esta doctrina, de Santo Tomás de Aquino, de León XIII, de Pío XI, del cardenal Mercier, de Alberto Hurtado hoy San Alberto Hurtado, de Jaques Maritain, de Paulo VI, del Concilio Vaticano II, de Juan Pablo II, y del que fuera ilustre Arzobispo de San José Víctor Manuel Sanabria Martínez, pero cuando escuchamos a algunos hablar del papel del estado, del individuo, de la propiedad privada, del mercado, de relaciones laborales, de matrimonios homosexuales, del aborto, de la fecundación in vitro y de la eutanasia, nos damos cuenta de los grandes vacíos, equívocos y confusiones que aquellos presuntos ideólogos socialcristianos tienen sobre estos y otros temas de similar naturaleza.
Muchos mezclan y confunden conceptos marxistas del estado, subordinación del individuo al estado de extracción totalitaria, concepciones no socialcristianas de la vida y las libertades del ser humano con la doctrina social de la Iglesia.
Muchas veces he creído que el uso del término cristiano en los nombres de algunos partidos políticos podría ser más un acto de oportunidad que de convicción respecto de la doctrina social de la Iglesia. Hemos pasado por alto reflexionar sobre las verdaderas raíces socialcristianas en los partidos de nuestro país. Se deben pensar y aclarar las consecuencias de ser auténticamente socialcristianos. Se debe reflexionar sobre las contradicciones incurridas al importar conceptos totalitarios marxistas y leninistas a la doctrina social cristiana que surgió en protección del ser humano frente al comunismo.
¿Qué es la doctrina social de la Iglesia católica? ¿Cuáles son sus orígenes? ¿Cuáles son los elementos centrales de esa filosofía política? ¿Es central al socialcristianismo la estatización de los bienes de producción en una sociedad? ¿Es una de las bases socialcristianas la nacionalización o la estatización de los medios de producción? ¿Son las herramientas socialcristianas susceptibles de transformación y de adaptación a nuevas realidades nacionales?
Comencemos hoy por señalar que el elemento central de la doctrina social de la Iglesia es la dignidad del ser humano, de la persona. En este sentido el Magisterio de la Iglesia en la Encíclica Centesimus Annus de Juan Pablo II enseña que el vaso comunicante de toda la doctrina es la correcta concepción de la persona y de su valor único. El ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios mismo (cfr. Gen. 1,26). Dios le ha conferido al hombre en consecuencia una dignidad incomparable (CA 11). El individuo es el centro de la creación y su vida, libertad, sus bienes y todo lo que lleve a este a su realización son trascendentales para una sociedad.
Así las cosas el ser humano no está supeditado o subordinado al estado. Es el estado el que debe estar supeditado al individuo y servir al ser humano. No está el ser humano individual supeditado a la colectividad. Es la colectividad la que está limitada por los derechos y la dignidad del ser humano dotado de especial dignidad desde su creación. No es la libertad del individuo la que se ve disminuida por el estado, es el estado el que sirve y protege la libertad y la dignidad del individuo con justicia. El ser humano está en el centro de la creación y está en el centro de la doctrina social. La Doctrina Social de la Iglesia es humanista, no forma parte del materialismo histórico dialéctico y su concepción, tampoco forma parte del liberalismo económico.
Fue en salvaguarda y protección del ser humano y su dignidad de los totalitarismos que este concepto ha sido definido como piedra angular de toda la doctrina social de la Iglesia católica. Fue en protección al individuo del marxismo, que supedita al individuo, a su libertad y a su dignidad a la colectividad y al estado, lo que desde León XIII se ha custodiado. Fue en garantía a los seres humanos que el marxismo trataba de subyugar y asimilar a una masa a quien el estado dirigía y aplastaba a través de un partido único, que la Iglesia no piensa en el estado, el partido o la tribu en primer lugar, sino que lo hace en el ser humano y en ese primer lugar preponderante sitúa al ser humano individual, a la persona a ejemplo de Jesús. La doctrina social de la Iglesia igualmente custodia a ese ser humano de otros seres humanos y organizaciones que lo amenazan, lo explotan, lo alienan en derechos y libertades.
El estado socialcristiano tiene el deber indeclinable de tutelar los derechos del individuo, derechos que no provienen del estado, del partido o del líder sino de Dios, su Creador. De tutelar su dignidad, su vida, su libertad, su trabajo, su remuneración para garantizar con ello que el ser humano sea la figura central y el protagonista de la sociedad y de la Creación.
Emilio R. Bruce
ebruce@larepublica.net
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