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Dos médicos, dos monumentos

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 15 octubre, 2014


Pablo Alvarado Bonilla y Carlos Luis Collado merecen monumentos


Pizarrón

Dos médicos, dos monumentos

La Historia Patria está llena de héroes, personas que de distinta manera destacan por su aporte al desarrollo nacional, científico, cultural, económico, político, en las luchas nacionales y patrióticas.
Los héroes nacionales reconocidos más importantes están vinculados, casi todos, a la Gesta Nacional de la lucha contra los filibusteros norteamericanos de 1856-1857.
El Benemeritazgo de la Patria se emplea para distinguir a personas, con la mayor distinción que da el país, dándole el sitial de honor del reconocimiento a sus aportes, su trabajo, su trayecto de vida, los valores que representan, el significado de sus luchas y aportes, que deben estimular al resto de los ciudadanos con su ejemplo, no solo para seguirlos, emularlos, sino como valor de la identidad nacional.
Desde la década de 1960 se instituyó el Premio Magón que, año a año, destaca una vida y una obra dedicadas a la cultura, galería de personas que engalana y fortalece la identidad nacional, resalta nuestra cultura y los valores nacionales.
Los monumentos se utilizan para exaltar a estas personas, aunque no todos los tengan. La nominación de espacios públicos y de parques, de calles y avenidas también contribuye a reconocer estas personas que han servido al país, a su desarrollo, o que se han entregado a causas justas dignas de estos reconocimientos.
Este es el caso de dos distinguidos ciudadanos, médicos ambos, de distintas épocas, que poca atención pública han merecido, y que sería bueno empezar a reconocer y destacar.
Pablo Alvarado Bonilla es el estudiante de medicina, nacido en Cartago, que en Guatemala, cuando hacía sus estudios, dio el primer grito de Independencia en la región en 1807, lo que le motivó prisión y el envío de información a Costa Rica sobre sus actividades subversivas a favor de la Libertad y la ruptura colonial con España. Esto hizo que uno de los últimos gobernadores de Costa Rica solicitara a Guatemala que no le dejaran venir al país.
Desde esos días, de la proclamación de la Independencia en Guatemala el 15 de setiembre, y en Cartago el 29 de octubre de 1821, pasó en la lucha por la Independencia y la Libertad, alternando en este compromiso entre la cárcel y las aulas. Pablo Alvarado influyó en los primeros días de la Independencia nacional en la redacción de los principales documentos que fundamentan el nacimiento de Costa Rica como país independiente.
La lucha por la libertad, muchos años después, adquirió la forma de la lucha contra el nazifascismo, que amenazaba al mundo. Muchos costarricenses participaron directamente en Europa en esta lucha, unos con las tropas norteamericanas que allá viajaron, otros vinculándose en los distintos países que vivían o iban, a la resistencia antifacista, a los grupos de partisanos y a las distintas brigadas que los enfrentaban.
Así lo hizo el joven costarricense Carlos Luis Collado Martínez, médico graduado de la Universidad de Bologna, Italia, quien ofrendó su vida, muriendo salvajemente asesinado por las hordas fascistas, a quien se le reconoce en esa ciudad y su Universidad como un Héroe.
El país debe rendir homenaje a estos dos ciudadanos, luchadores por la Libertad. Es hora de gestar en su memoria la erección de monumentos, y otras formas de recordarlos, que exalten la lucha por la Independencia y la Libertad, que fortalezcan los valores democráticos del desarrollo nacional.

Vladimir de la Cruz

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