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El 21 de agosto, ¿una oportunidad perdida?

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 20 agosto, 2014


La solicitud del Presidente de entregar este informe en la Asamblea Legislativa es valiente, porque está dispuesto a discutir con los diputados su informe


Pizarrón

El 21 de agosto, ¿una oportunidad perdida?

Mañana el Presidente de la República tiene programado dar su informe sobre los primeros 100 días de su gobierno. Nadie puede pretender que sea un informe exhaustivo de lo que ha realizado, ni nadie espera eso, porque es imposible que en 100 días haya realizado alguna obra de gobierno importante.
Constitucionalmente el Presidente y sus ministros están obligados a dar un informe anual, el 1° de mayo el Presidente y, en los siguientes 15 días, los ministros deben entregarlo, a la Asamblea Legislativa, y es un informe de su labor, del año transcurrido.
En el Informe de los 100 días, que el propio presidente Solís ofreció, porque no tiene obligación constitucional de hacerlo, pretende decir en qué estado ha encontrado el gobierno que heredó, y sobre eso trazar su hoja de ruta.
A partir de eso definir los ejes importantes sobre lo que tiene entre manos, alumbrar el camino de su gobierno a partir de ese momento, asumir fuertemente las riendas del gobierno, hacer sentir que hay un gobernante que gobierna, que manda, que sabe tomar decisiones con voluntad y cabeza propia, al frente del barco de la nación, dar la sensación de que podemos gozar de seguridad política en la conducción y de seguridad jurídica en las decisiones y trámites de su marcha, y señalar como corregirá los entuertos que ha encontrado.
Lo que hereda el Presidente es lo que le trasmite el gobierno cuatrienal de Laura Chinchilla, del Partido Liberación Nacional (PLN).
El Presidente pretende en su informe dar razón solo de estos cuatro años, supongo, y no de los ocho anteriores del PLN, a su mandato, o más aún, de los ocho adicionales de la Unidad Social Cristiana, desde 1998 hasta  2006, que son los antecedentes políticos derrotados en la campaña electoral pasada, por el Partido Acción Ciudadana (PAC), lo que es el bipartidismo clásico.
Hay que entender, en este sentido, que muchos problemas que puede encontrar la administración Solís tienen raíces que trascienden el gobierno de Chinchilla, que se pueden perder en el tiempo remoto, por más buena voluntad, o abulia política, que hayan tenido gobiernos anteriores para corregir fallas en la administración, y combatir la corrupción, que fue el trapito de dominguear del PAC.
La solicitud del Presidente de entregar este informe en la Asamblea Legislativa es valiente, porque está dispuesto a discutir con los diputados su informe. Aunque no está reglado este Informe, no había que ponerle obstáculos para que lo presentara.
Es la oportunidad para evaluar, por primera vez en la historia política del país, cómo se recibe un gobierno y la oportunidad para quienes lo han perdido de opinar y confrontar los datos y los argumentos que el Presidente presentará, de cara a la opinión pública, en debate abierto.
Es la oportunidad de ir marchando hacia prácticas políticas más democráticas, de mayor cultura y educación política, cívica y ciudadana, de tipo parlamentario.
El enredo que han hecho los diputados para recibir este Informe y su discusión ha hecho perder esa oportunidad en el seno legislativo. El Presidente puede presentarlo en cualquier otro lugar, pero en el recinto legislativo abría nuevos horizontes a la política nacional y la democracia nacional, independientemente de cual fuere el resultado público en imagen de esta presentación y su discusión.

Vladimir de la Cruz

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