Empresas públicas vs. privadas
| Miércoles 17 septiembre, 2014
El Estado debe recaudar bien los impuestos y brindar educación, salud, justicia y la defensa nacional
Empresas públicas vs. privadas
En una economía mixta coexisten dos tipos de empresas: la pública y la privada. La primera pertenece al Estado —principal accionista— y es administrada por los burócratas de turno. La segunda, en cambio, es administrada por los accionistas de la empresa y busca maximizar los beneficios y minimizar los costos.
Adam Smith, el padre de la economía moderna, nos decía “que el Estado debe ser pequeño pero fuerte, donde se recauden bien los impuestos para poder brindar buena educación, buena salud, buena administración de justicia, la defensa nacional, y el resto de las actividades que lo haga la empresa privada”.
Con esto lo que nos quería decir es que el Estado no se debe llenar de empresas que muchas veces son elefantiásicas y mal administradas.
Ineficiencia económica. El modelo de administración de las empresas del sector público no se rige por un principio básico que sí conocen las empresas privadas: maximizar beneficios y minimizar costos.
Al no tener que rendir cuentas por pertenecer justamente al Estado, es decir a todos los habitantes de la nación, carecen del control que existe en la empresa privada. Como resultado, sucede que muchas veces los gobiernos de turno terminan por nombrar a los militantes del partido —cual botín de guerra— en puestos de gobierno para compensarlos por el apoyo recibido durante la campaña política.
Así, comienzan a llenar de personas las empresas públicas, las cuales muchas veces se vuelven ineficientes al tener que cargar con tantos empleados. Un ejemplo de esto es el caso de Petróleos de Venezuela (PDVSA) que, desde que entró Hugo Chaves al poder, ha incrementado su planilla en un 600% mientras que su producción se ha reducido a la mitad.
Asimismo, al ser muchas de estas empresas monopólicas, no tienen competidores directos, y cobran lo que les da la gana. Eso, por supuesto, les permite pagar esas frondosas planillas, reduciendo las utilidades y las posibilidades de inversión.
Corrupción. Otro cáncer que afecta a las empresas del sector público es la corrupción. Al ser “públicas” se supone que son de todos, pero, al mismo tiempo, no son de nadie. Por esta razón, los políticos que llegan a la junta directiva y a las gerencias de estas empresas a veces comienzan a operar en beneficio propio con el afán de enriquecerse, ya que su paso por ellas será muy corto. Como ejemplos de casos de corrupción tenemos el de Petrobras en Brasil y PEMEX en México.
En el caso de Costa Rica, también existen casos como los de ICE-Alcatel y Caja-Fischel, ambos muy sonados en la sociedad costarricense.
¿Cómo solucionamos este problema ya común en varios países de América Latina?
Mi opinión es que aquellos países que tienen mayoritariamente empresas del sector público ineficientes las privaticen, y que el dinero que se obtenga con esto sea invertido en educación, salud e infraestructura, para mejorar la competitividad del país.
Se trata de actividades que son inherentes a un Estado pequeño pero fuerte, tal como proponía Adam Smith.
La empresa privada crea riqueza y empleos. Fomentemos el emprendedurismo y la innovación en nuestras universidades para la creación de nuevas empresas de base tecnológica, y al mismo tiempo atraer inversión extranjera directa. Al mejorar nuestro nivel educativo, nuestra salud, carreteras, puertos y aeropuertos, y tengamos un Estado eficiente, seremos finalmente ¡un país desarrollado!
Alfredo Alfaro Ramos
Profesor Instituto Tecnológico de Costa Rica