¿Por qué siguen entrando capitales a Costa Rica?
¿Por qué siguen entrando capitales a Costa Rica?
Parte 2
Como comenté la semana pasada, la entrada de capitales de corto plazo en Costa Rica es un problema de gran magnitud que en este momento aprecia el colón respecto al dólar. Y hay tres factores que han contribuido a esto: la presión al alza de las tasas de interés, los márgenes de intermediación financiera históricamente altos, y el déficit fiscal.
La situación de las tasas de interés altas, junto con las necesidades de financiamiento que tiene el gobierno, hace que los bonos locales en colones se vuelvan muy atractivos para los inversionistas extranjeros.
Ese acceso a los bonos locales se logra con los Certificados de Depósito Global (“Global Depositary Notes”, o “GDN” por sus siglas en inglés). De ese modo, los estructuradores de este tipo de instrumentos compran los bonos locales que con vencimiento a diez años generan más o menos un 10% anual. Esto sin devaluación permite pagar una tasa similar menos los costos de emisión, estructuración, comisiones, entre otros, con lo cual queda un rendimiento para el inversionista de poco más de un 8%. Claramente este rendimiento con el riesgo país de Costa Rica es muy atractivo.
Así las cosas, esta demanda de bonos locales no se reducirá hasta que las tasas de interés no cambien, o que el Gobierno de Costa Rica reduzca la emisión de bonos resultado de reformas en las finanzas públicas.
Por tanto, la solución a la entrada de capitales posee dos aristas. Por un lado deben aplicarse reformas fiscales urgentes, y por el otro, se debe avanzar con la profundización de la reforma financiera.
La reducción del margen requiere un avance en las mejoras del sector financiero tal como la introducción de más y mejores tecnologías, incremento de la competencia, implantación del seguro sobre los depósitos, nivelación de la “cancha regulatoria” para que todos los participantes tengan las mismas “reglas para jugar”, entre otros aspectos; y finalmente, capitalizar al Banco Central para reducir el encaje y eventualmente eliminarlo. Pero esto último está vinculado con el saneamiento de las finanzas públicas.
Y de nuevo, la reducción del déficit es vital también para avanzar en otras reformas que requieren recursos.
Julio César Espinosa
Economista-Investigador ESEUNA
julio.espinoza.rodriguez@una.cr