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¿Aeropuerto en Orotina 2026?

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 11 abril, 2012



¿Aeropuerto en Orotina 2026?


Aunque parece increíble en el país del “no,” apenas se anunció a finales de marzo que para 2026 habrá un aeropuerto nuevo grande con dos pistas para reemplazar el Juan Santamaría, se escucharon protestas. Por un lado los ambientalistas lamentaron la conversión de una región costera, tranquila, dotada de flora y fauna en condiciones prístinas, y por el otro lado los “anti neo liberales” se quejaron alegando que no iba a darse hasta por 14 años porque el contrato con AERIS no terminaba hasta entonces, y el gobierno tiene compromisos con esa empresa para garantizar el flujo de pasajeros en el aeródromo de Alajuela.
A todos estos solo les puedo decir ¡Tranquilos! Aunque el gobierno comenzara mañana a ejecutar “a toda máquina” una obra de esa magnitud, directamente o a través de una concesión, no lo podrá hacer tan rápidamente. En la pasada administración terminaron dos de los proyectos más importantes diseñados por el gobierno de Daniel Oduber —las carreteras a Caldera y la Costanera. El gobierno actual al fin inauguró el aeropuerto de Liberia que también fue sueño del presidente del periodo 1974-1978. Está pendiente la Circunvalación y la conversión de Papagayo en un “Cancún centroamericano,” que también provienen de esa época.
En Costa Rica desde que se programa una obra importante se requieren entre 30 y 40 años para que vea la luz. El tranvía de San José, el “inter cantonal” de la Meseta Central, el canal seco interoceánico, y, desde luego, el aeropuerto de Orotina, podrían verse ejecutados entre 2040 y 2050.
Los atrasos no tienen que ver con la falta de recursos financieros, ni tampoco con el interés del pueblo en que se ejecuten; personal profesional hay para llevarlos a cabo. El problema es político; el sistema está diseñado para que en cualquier fase del desenvolvimiento de un proyecto pueda intervenir algún grupo y detenerlo. Desde los dueños de terrenos que objetan su expropiación hasta los contratistas que apelan la adjudicación de los trabajos, desde los políticos especializados en impugnar todo hasta los académicos que presentarán refutaciones culturales, están la Contraloría y el sistema judicial listos a escucharles, parando las obras por años mientras que los estudian. (Ver Terminal granelera en Caldera como ejemplo) Y esto es sin que entren los grupos especialistas del “no” que marchan, protestan, amenazan y bloquean físicamente. (Estos ahora se están movilizando para impedir la construcción de un megapuerto de contenedores en Moín).
En el caso del aeropuerto costero entrarán factores contrarios adicionales. Se encontrará que es significativamente más barato expropiar terrenos en los alrededores del Santamaría, hacer allí rellenos y construcciones, que construir un aeropuerto nuevo. Además a los pasajeros les va a gustar más aterrizar en Alajuela, a 20 minutos del centro, que en Orotina a 55 minutos. Si se construye en Orotina habrá que ampliar la carretera a Caldera, que es otro contrato a renegociar; proceso de décadas.
A los que están alistándose para armar un movimiento en contra les digo “¡tranquilos!”

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com


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