Al rojo vivo Japdeva
Danny Canales dannycanales.asesor@larepublica.net | Miércoles 07 diciembre, 2011
Déficit obliga a posponer mejoras en puertos
Al rojo vivo Japdeva
Eliminar pérdidas o concesionar muelles son las soluciones
Por tercer año consecutivo los puertos del Caribe cerrarán con números rojos.
El origen del problema es que los salarios que paga la institución crecen a un ritmo mayor que los ingresos que percibe por los servicios que ofrece en las terminales de Limón y Moín.
Esa situación obligó a Japdeva a posponer las mejoras necesarias y condena a los usuarios a seguir pagando los altos costos que genera operar en muelles ineficientes.
Para evitar que los muelles naufraguen solo quedan dos vías: reestructurar a Japdeva para mejorar sus ingresos y modernizar sus operaciones, o cederle las funciones portuarias a una empresa especializada.
En relación con el déficit financiero, solo este año Japdeva gastará $2,4 millones más de lo que recaudará por la operación de los muelles. A esa pérdida se le suman $14,2 millones de los dos periodos anteriores.
El hecho de que casi el 75% del presupuesto de este año se destinó al pago de planilla, es lo que impide a Japdeva realizar las inversiones necesarias para agilizar sus operaciones.
De los $63 millones que fueron asignados a los puertos este año, $46 millones fueron absorbidos por los salarios que devengan los más de 1.400 muelleros.
Las bonificaciones que perciben los empleados reconocidas por los últimos gobiernos dentro de la Convención Colectiva de la institución es lo que provoca el crecimiento de los salarios.
Mientras el gasto sube todos los años, los ingresos de la institución aumentan a un ritmo menor debido al bajo crecimiento que registra la carga, que este año será por el orden del 1% en relación con 2010.
La escasez de recursos que sufre la institución la obligó a postergar la reparación de la grúa que está abandonada en la terminal de Limón y a comprar equipo para agilizar sus operaciones.
Esa situación afecta el bolsillo de todos los ciudadanos, pues los costos adicionales que pagan los importadores por la ineficiencia portuaria lo trasladan por lo general al precio final de los productos que se comercializan en el país.
Actualmente el costo de los fletes hacia Costa Rica es de los más caros de la región pues las navieras castigan las demoras que sufren en el país.
Por ejemplo, el costo de un viaje al puerto de Limón es hasta $600 más caro que uno hacia Puerto Cortés, en Honduras, reconocen las navieras.
Debido a la carga económica que enfrenta, a Japdeva solo le quedan dos caminos para evitar su naufragio.
La primera es realizar una reestructuración a la manera como ha operado hasta ahora para hacer que sus ingresos crezcan a una velocidad mayor en relación con lo que consume.
Eso se lograría aumentando las tarifas portuarias, que no son actualizadas desde hace casi una década.
Además sería necesario reducir su planilla, ya sea con jubilaciones, congelamiento de nuevas contrataciones o el traslado de empleados, de manera que el aumento de la recaudación no engorde aún más el salario de los trabajadores.
Los recursos que obtenga de ambas medidas y la solicitud de recursos adicionales le servirán a Japdeva para invertir en la compra de equipo que le permita mejorar la eficiencia de los muelles y ayudar a reducir el costo de operación a sus usuarios.
Introducir mayor equipo permitirá a la vez a Japdeva recibir más recursos, pues ingresará dinero adicional por los nuevos servicios que ofrecerá.
Para poner en marcha este proyecto se necesitará una seria negociación con el sindicato de Japdeva, pues debe dar la última palabra en algunos temas relevantes como el laboral.
De no mejorar su desempeño, al país no le quedará otra salida que dar la operación de los puertos al capital privado.
En ese sentido se podría considerar sacar una concesión para otorgar el actual muelle de Moín a una compañía dedicada al negocio de la carga general.
Otra empresa podría, a su vez, revivir el proyecto de convertir el puerto de Limón en una terminal moderna especializada en la atracción de cruceros y yates, que ofrezca todas las facilidades que dan los destinos más avanzados en ese campo en el continente.
Ambos proyectos serían complementarios a la terminal de contenedores que se construirá en Moín, la cual será desarrollada por el grupo holandés APM Terminals, por una inversión de $1 mil millones. Este contrato ya se encuentra en trámite de refrendo en la Contraloría y de recibir luz verde empezaría a construirse a mediados de 2013.
El propósito de este proyecto es construir una terminal de 1,5 kilómetros, equipada con 13 grúas pórticas. Con esas dimensiones se podrá atender hasta tres barcos post panamax simultáneamente con capacidad de hasta 10 mil contenedores cada uno.
Danny Canales
dcanales@larepublica.net
Al rojo vivo Japdeva
Eliminar pérdidas o concesionar muelles son las soluciones
Por tercer año consecutivo los puertos del Caribe cerrarán con números rojos.
El origen del problema es que los salarios que paga la institución crecen a un ritmo mayor que los ingresos que percibe por los servicios que ofrece en las terminales de Limón y Moín.
Esa situación obligó a Japdeva a posponer las mejoras necesarias y condena a los usuarios a seguir pagando los altos costos que genera operar en muelles ineficientes.
Para evitar que los muelles naufraguen solo quedan dos vías: reestructurar a Japdeva para mejorar sus ingresos y modernizar sus operaciones, o cederle las funciones portuarias a una empresa especializada.
En relación con el déficit financiero, solo este año Japdeva gastará $2,4 millones más de lo que recaudará por la operación de los muelles. A esa pérdida se le suman $14,2 millones de los dos periodos anteriores.
El hecho de que casi el 75% del presupuesto de este año se destinó al pago de planilla, es lo que impide a Japdeva realizar las inversiones necesarias para agilizar sus operaciones.
De los $63 millones que fueron asignados a los puertos este año, $46 millones fueron absorbidos por los salarios que devengan los más de 1.400 muelleros.
Las bonificaciones que perciben los empleados reconocidas por los últimos gobiernos dentro de la Convención Colectiva de la institución es lo que provoca el crecimiento de los salarios.
Mientras el gasto sube todos los años, los ingresos de la institución aumentan a un ritmo menor debido al bajo crecimiento que registra la carga, que este año será por el orden del 1% en relación con 2010.
La escasez de recursos que sufre la institución la obligó a postergar la reparación de la grúa que está abandonada en la terminal de Limón y a comprar equipo para agilizar sus operaciones.
Esa situación afecta el bolsillo de todos los ciudadanos, pues los costos adicionales que pagan los importadores por la ineficiencia portuaria lo trasladan por lo general al precio final de los productos que se comercializan en el país.
Actualmente el costo de los fletes hacia Costa Rica es de los más caros de la región pues las navieras castigan las demoras que sufren en el país.
Por ejemplo, el costo de un viaje al puerto de Limón es hasta $600 más caro que uno hacia Puerto Cortés, en Honduras, reconocen las navieras.
Debido a la carga económica que enfrenta, a Japdeva solo le quedan dos caminos para evitar su naufragio.
La primera es realizar una reestructuración a la manera como ha operado hasta ahora para hacer que sus ingresos crezcan a una velocidad mayor en relación con lo que consume.
Eso se lograría aumentando las tarifas portuarias, que no son actualizadas desde hace casi una década.
Además sería necesario reducir su planilla, ya sea con jubilaciones, congelamiento de nuevas contrataciones o el traslado de empleados, de manera que el aumento de la recaudación no engorde aún más el salario de los trabajadores.
Los recursos que obtenga de ambas medidas y la solicitud de recursos adicionales le servirán a Japdeva para invertir en la compra de equipo que le permita mejorar la eficiencia de los muelles y ayudar a reducir el costo de operación a sus usuarios.
Introducir mayor equipo permitirá a la vez a Japdeva recibir más recursos, pues ingresará dinero adicional por los nuevos servicios que ofrecerá.
Para poner en marcha este proyecto se necesitará una seria negociación con el sindicato de Japdeva, pues debe dar la última palabra en algunos temas relevantes como el laboral.
De no mejorar su desempeño, al país no le quedará otra salida que dar la operación de los puertos al capital privado.
En ese sentido se podría considerar sacar una concesión para otorgar el actual muelle de Moín a una compañía dedicada al negocio de la carga general.
Otra empresa podría, a su vez, revivir el proyecto de convertir el puerto de Limón en una terminal moderna especializada en la atracción de cruceros y yates, que ofrezca todas las facilidades que dan los destinos más avanzados en ese campo en el continente.
Ambos proyectos serían complementarios a la terminal de contenedores que se construirá en Moín, la cual será desarrollada por el grupo holandés APM Terminals, por una inversión de $1 mil millones. Este contrato ya se encuentra en trámite de refrendo en la Contraloría y de recibir luz verde empezaría a construirse a mediados de 2013.
El propósito de este proyecto es construir una terminal de 1,5 kilómetros, equipada con 13 grúas pórticas. Con esas dimensiones se podrá atender hasta tres barcos post panamax simultáneamente con capacidad de hasta 10 mil contenedores cada uno.
dcanales@larepublica.net