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Sábado, 23 de noviembre de 2024



NOTA DE TANO


Alajuelense es un equipo sin identidad

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 29 mayo, 2024


Agustín Lleída, gestó la ya prolongada debacle manuda
Agustín Lleída, gestó la ya prolongada debacle manuda


Los fichajes del Saprissa en las últimas temporadas, han resultado determinantes para la conquista del tetracampeonato.

Suponemos que la gerencia del equipo se pone de acuerdo con el cuerpo técnico, y en abierta comunicación, analizan y determinan las piezas que se deben firmar.

Kliver Gómez, Eduardo Anderson, Fidel Escobar, Yoserth Hernández, Djorkaef Azofeifa, Jeffry Valverde, Joseph Mora, Jefferson Brenes, Javier Paradela, Javon Eats, Luis Díaz y otros, fueron fichados pensando en el beneficio táctico que le podían aportar a la alineación.

En el Alajuelense no se trabaja de la misma manera. En la Liga, los fichajes “bomba” son emocionales más que tácticos.

Fichan a una supuesta estrella, no porque el equipo lo necesite tácticamente, sino para “robárselo” al archirrival. Si olfatean que Saprissa o Herediano desean firmar a determinado futbolista de “renombre”, en la Liga se adelantan, ofrecen supuestamente mejor salario y lo firman, sin comunicarse con el cuerpo técnico para preguntar si lo ocupan. Así llegaron Moya, Campbell, Lesme y otros.

No somos fieles seguidores del publicitado ADN que corre supuestamente en la sangre de los futbolistas del Saprissa, según lo gritan Juan Carlos Rojas y Vladimir Quesada. Creemos más en el sentido de pertenencia a un club y en esto, los futbolistas morados también golean a los manudos.

Responsable de esto, quien fuera desgraciadamente gerente deportivo del club: Agustín Lleída.

Este señor español le robó al Alajuelense toda su identidad y el daño emocional que le causó al club es irreparable.

El despido masivo ordenado por Lleída de glorias futbolísticas de la Liga, retirados, activos, jugadores, técnicos o administrativos, le quitó al Alajuelense su identidad, enterró los corazones rojinegros y le abrió paso precisamente, a futbolistas nacionales y extranjeros sin ningún sentido de pertenencia al club.

La cereza al pastel de este desastre emocional en el club, fue la no renovación del contrato del ídolo y capitán Giancarlo González, por “miserables” seis meses de prórroga.

Entonces, más que ADN, en el Saprissa el jugador recién firmado adquiere sentido de pertenencia de inmediato. En el Alajuelense, eso no existe, porque quienes lo tenían, fueron despedidos del club por un extranjero ególatra y narcisista que equivocó el camino.

Y, aunque esto no sea cosa de fútbol, sino de escritorio, también se ha pagado muy caro en la cancha.


gpandolfo@larepublica.net








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