Alianza, última esperanza para oposición
Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Martes 09 abril, 2013
ANÁLISIS
Bloque sería poderoso, si lograra articularse
Alianza, última esperanza para oposición
Contrincantes de Johnny Araya tendrán que echar mano a este recurso para dar pelea
Una alianza sería la última esperanza para la oposición en las elecciones presidenciales de 2014.
Por su parte, la posibilidad de formar una coalición se desvanece, debido al poco tiempo que queda, y mientras la intransigencia ideológica en los partidos contrincantes se mantenga.
El tema de una alianza se convierte en un asunto crucial para los rivales de Johnny Araya en los comicios del año entrante.
Esta podría ser la única opción para presionar las elecciones presidenciales a una segunda ronda, ya que las encuestas muestran al alcalde josefino como holgado ganador.
La alianza se trata de una unión informal de fuerzas alrededor de un plan, ya sea ideológico, o meramente práctico, con el fin de enfrentar a un enemigo común, similar a lo que sucedió en el país para el debate sobre el tratado de libre comercio con Estados Unidos.
La principal ventaja de esta figura, es que ninguno de los partidos involucrados perdería su bandera electoral.
Tampoco hay presión de tiempo, lo que sí tendrían en una coalición formal, la cual debería registrarse ante el Tribunal Supremo Electoral a más tardar en agosto.
Para que una alianza sea efectiva en términos de caudal electoral debería contar, al menos, con el apoyo de dos de los tres principales contrincantes de Liberación: Unidad, Acción Ciudadana y Libertarios, más un enlace con partidos pequeños, minitendencias que no resultan despreciables, si ya además cuentan con representación en el Congreso.
Para llegar a esta meta, será necesaria una cuota de madurez política entre los líderes de los partidos.
El caso más concreto sobre los esfuerzos para el desarrollo de una unión entre partidos es la comisión que evalúa la posibilidad de una coalición formada entre Unidad y Acción Ciudadana. Entre las personas que participan en este grupo están Elizabeth Fonseca por parte de los rojiamarillos, y Gerardo Vargas por el lado de los socialcristianos.
Hasta el momento este grupo ha avanzado en los principios y programas de un acuerdo básico. A lo interno de las organizaciones se mantiene la creencia de que serán las asambleas nacionales de cada partido, las que tengan la última palabra sobre este tema.
De todos modos, este ejercicio también podría ser la estructura fundamental de una alianza posterior, dependiendo de las figuras que queden como candidatos, en ambos casos.
Entre tanto, crear una coalición sería difícil.
Los opositores hasta la fecha más bien se están concentrando en apaciguar las rencillas internas de sus partidos para poder elegir cada uno, a su líder.
La ausencia de una figura fuerte, por el momento, capaz de unir ideologías antagónicas y canalizarlas para resolver los principales problemas, pesa en contra de los opositores.
Como experiencia de lo complicado que puede ser esto, queda el ejemplo de la derrota en el Congreso de la Alianza por Costa Rica, la cual logró quitarle por un año la presidencia del primer poder al oficialismo, pero fue incapaz de continuar como bloque, debido a la falta de visión.
Luis Alberto Muñoz
lmunoz@larepublica.net