Aplauso a la virtualidad educativa/Laboral
Eric Briones Briones redaccion@larepublica.net | Martes 15 noviembre, 2022
Eric Briones
Doctor y Profesor en Derecho Laboral
Es común oír a muchos sectores de la sociedad, decir que la virtualidad por medio de las tecnologías llego para quedarse, pero es un mero discurso, que no pasa de allí; pues detrás se esconde un temor a las mismas, por falta de conocimiento, por comodidad con lo habitual, sea lo presencial, por soledad como aspecto individual y emocional, por capricho al progreso o por resistencia al cambio. Haciéndose en muchos casos, lobby contra la misma virtualidad tecnológica. Casos patéticos, como por ejemplo el rechazo al teletrabajo cuando las funciones lo permiten, menospreciando así su productividad y satanizándolo para obstaculizar el desarrollo y la promoción de este, conforme a la ley no.9738 del 18 de setiembre del año 2019. De estas personas, siempre la historia del derecho laboral, a dado cuenta y por ende no es de extrañar, por ejemplo, los que se opusieron a la prohibición del derecho colectivo -por medio de la Ley Chapelier-, a las rebajas de las jornadas laborales; los que adujeron que, con la entrada del Código de Trabajo, ya no iba a existir más empleadores y así la historia laboral, da muchos ejemplos, resaltando la atrofia ideológica, en referencia a los cambios que se suscitan, en pro del progreso humano.
Es que, con la utilización de las tecnologías, se ha visto que se han podido mantener millones de empleos en momentos de pandemia y catapultar otros, que hasta hace un par de años, no eran prometibles, tales como el uso de las plataformas para compras, para repartos y de servicios, que hoy son una realidad y muchos hogares, dependen de los mismos, para traer el sustento diario. Se ha visto el ahorro, para todos los sectores, sin la movilización en costos de transporte y estadía, viáticos, tiempos muertos por traslado, jornadas extraordinarias (hasta prohibidas), pagos de zonaje, desarraigos, habitación y otros, que pronto van a ser rubros del pasado, dentro del campo laboral, sea del sector público como privado.
Una reciente y muy buena noticia ( https://www.larepublica.net/noticia/estudiantes-de-u-privadas-se-mantendran-en-clases-virtuales-en-2023), dentro del desarrollo de la virtualidad, es el anuncio de que la educación superior (universitaria privada), va con todo, hacia la modalidad de la virtualidad, en los casos en que es posible (por ejemplo, en los casos de laboratorios o práctica guiada es más complicada la modalidad, con las tecnologías que se tienen a la fecha). Es que se ha entendido, que fuera de los ahorros y el aprovechamiento tecnológico invertido por las universidades (consecuencia del Covid-19), que esto provoca más inclusión y por ende democratiza la enseñanza, para las personas estudiantes y profesorado como trabajadores, de zonas alejadas o que trabajan fuera del país y requieren de los estudios superiores o de impartir clases para subsistir, a un costo menor, expedito, de forma viable, conciliable con lo personal, la seguridad, lo familiar y lo laboral, sin los obstáculos (en muchos casos mentales) que se tenían hasta el año 2019, en donde el tiempo y el espacio, eran considerados óbices naturales, dentro una concepción decimonónica, dentro de la enseñanza, impartida como parte de un vínculo laboral.
Bien por el Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada (Conesup), liderada por su presidenta y actual ministra de Educación, Dra. Katherine Müller, quien muestra visión futurista y va acorde con la Directriz no. 2 (gaceta no.128, del 6 de julio 2022), emitida tanto por el presidente de la República, Dr. Rodrigo Chaves y los ministerios de trabajo y planificación, en donde se conmina e invita a realizar la modalidad del teletrabajo, como una forma ordinaria, dentro de los quehaceres laborales, utilizando todas las herramientas tecnológicas y como parte de las obligaciones que tiene el Estado, para con sus ciudadanos, dentro de la revolución 4.0, como lo consideró la Sala Constitucional, desde el año 2014, en voto no. 8108. Ojalá, los demás centros de enseñanza superior (universidades públicas), paulatinamente pasen a la virtualidad, de manera progresiva y logren bajar costos en gastos de la ciudadanía, sin menoscabar la educación, como legado primordial, para la democracia de un país.