Arroz duro de cocinar
Ernesto Villalobos evillalobos@larepublica.net | Sábado 23 julio, 2011
Lejos de simplificarse, la eliminación del modelo arrocero se complica
Arroz duro de cocinar
Productores y Estado opuestos en torno a origen de recursos para reparar plantas procesadoras
Con todo y el acuerdo al que llegaron esta semana, en lugar de acercarse, la solución definitiva a la disputa entre productores de arroz y Gobierno, se aleja.
Por un lado los arroceros aceptaron que se elimine la fijación del precio mínimo de ese producto, pero la contraparte propone más bien impondrá un nuevo arancel arrocero.
Persiste el problema de las 35 mil toneladas del grano, que se sumarán a lo producido en 2010 y que deberán venderse antes de setiembre de este año.
A pesar de que se acordó industrializarlas, de la venta aún no se ha hablado.
Adicionalmente se dará prioridad en la asistencia a los productores que tengan más tiempo de sembrar el grano, y quienes recientemente se dedican al cultivo deberán esperar turno.
Aunque el Gobierno accedió a mantener el precio actual para el arroz que se cosechará hasta setiembre de 2011, los arroceros consideran eso como una medida paliativa al cáncer que sufre el sector.
Un primer avance en la lista de diferencias, demandará una inversión de al menos ¢500 millones del bolsillo de los arroceros.
Se trata del costo de cuatro secadoras que se instalarán en las plantas Térraba y Liberia del Consejo Nacional de Producción (CNP), a fin de procesar el grano que aún no tiene comprador definido.
“Ya hemos explicado que no tenemos recursos para pagar esos equipos; el arranque de una buena negociación dependerá de la voluntad de los productores”, explicó Gloria Abraham, ministra de Agricultura y Ganadería.
Son los dineros que por años han estado bajo la administración de la Corporación Nacional Arrocera y que a la fecha suman unos ¢5 mil millones.
“Hace tres años nos pidieron que sembráramos más arroz, y hoy nos dicen que seamos nosotros los que paguemos por su industrialización. Los dineros ya tienen un destino, y será difícil cambiarlo”, advirtió Oscar Campos, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Arroz.
Tiempo atrás el gremio arrocero planteó años atrás la posibilidad de recibir al menos tres plantas del Consejo, para ser administradas por ellos durante un periodo definido.
A cambio de esa cesión, el sector estaría dispuesto a invertir en la modernización de los equipos para industrializar sus cosechas.
Pero el tiempo pasó, los productores y la cosecha se hicieron más y más grandes, y la decisión del Estado sobre la propuesta de ceder las plantas a la Corporación ni siquiera asoma.
Así pues, la posibilidad de dejar correr más tiempo, mientras se toma una decisión, ya no existe.
Las 35 mil toneladas del grano que no tienen comprador siguen siendo un obstáculo para resolver por completo el diferendo.
Son producto de las 10 mil hectáreas adicionales a la cosecha 2009-2010, de nuevos arroceros o viejos conocidos que sumaron tierras a sus campos del grano.
“En esto tengo que ser honesta: no vamos a tratar a todos por igual; se va a dar prioridad en la colocación de la cosecha, a los arroceros de tradición. A los demás los ayudaremos posteriormente”, agregó la jerarca agrícola.
En vez de terminar de cocerse, el arroz se pone más duro.
En la comisión estatal-agrícola que se conformó para buscar soluciones a las diferencias, tampoco pudieron ponerse de acuerdo.
Miembros del Gobierno se vieron las caras con representantes de cada una de las zonas productoras del grano, varias veces. El resultado de esos encuentros ni siquiera se conoce.
Antes de finalizar este año las respuestas deberán estar sobre la mesa; de momento, los problemas son los únicos que figuran.
Ernesto Villalobos
evillalobos@larepublica.net
Arroz duro de cocinar
Productores y Estado opuestos en torno a origen de recursos para reparar plantas procesadoras
Con todo y el acuerdo al que llegaron esta semana, en lugar de acercarse, la solución definitiva a la disputa entre productores de arroz y Gobierno, se aleja.
Por un lado los arroceros aceptaron que se elimine la fijación del precio mínimo de ese producto, pero la contraparte propone más bien impondrá un nuevo arancel arrocero.
Persiste el problema de las 35 mil toneladas del grano, que se sumarán a lo producido en 2010 y que deberán venderse antes de setiembre de este año.
A pesar de que se acordó industrializarlas, de la venta aún no se ha hablado.
Adicionalmente se dará prioridad en la asistencia a los productores que tengan más tiempo de sembrar el grano, y quienes recientemente se dedican al cultivo deberán esperar turno.
Aunque el Gobierno accedió a mantener el precio actual para el arroz que se cosechará hasta setiembre de 2011, los arroceros consideran eso como una medida paliativa al cáncer que sufre el sector.
Un primer avance en la lista de diferencias, demandará una inversión de al menos ¢500 millones del bolsillo de los arroceros.
Se trata del costo de cuatro secadoras que se instalarán en las plantas Térraba y Liberia del Consejo Nacional de Producción (CNP), a fin de procesar el grano que aún no tiene comprador definido.
“Ya hemos explicado que no tenemos recursos para pagar esos equipos; el arranque de una buena negociación dependerá de la voluntad de los productores”, explicó Gloria Abraham, ministra de Agricultura y Ganadería.
Son los dineros que por años han estado bajo la administración de la Corporación Nacional Arrocera y que a la fecha suman unos ¢5 mil millones.
“Hace tres años nos pidieron que sembráramos más arroz, y hoy nos dicen que seamos nosotros los que paguemos por su industrialización. Los dineros ya tienen un destino, y será difícil cambiarlo”, advirtió Oscar Campos, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Arroz.
Tiempo atrás el gremio arrocero planteó años atrás la posibilidad de recibir al menos tres plantas del Consejo, para ser administradas por ellos durante un periodo definido.
A cambio de esa cesión, el sector estaría dispuesto a invertir en la modernización de los equipos para industrializar sus cosechas.
Pero el tiempo pasó, los productores y la cosecha se hicieron más y más grandes, y la decisión del Estado sobre la propuesta de ceder las plantas a la Corporación ni siquiera asoma.
Así pues, la posibilidad de dejar correr más tiempo, mientras se toma una decisión, ya no existe.
Las 35 mil toneladas del grano que no tienen comprador siguen siendo un obstáculo para resolver por completo el diferendo.
Son producto de las 10 mil hectáreas adicionales a la cosecha 2009-2010, de nuevos arroceros o viejos conocidos que sumaron tierras a sus campos del grano.
“En esto tengo que ser honesta: no vamos a tratar a todos por igual; se va a dar prioridad en la colocación de la cosecha, a los arroceros de tradición. A los demás los ayudaremos posteriormente”, agregó la jerarca agrícola.
En vez de terminar de cocerse, el arroz se pone más duro.
En la comisión estatal-agrícola que se conformó para buscar soluciones a las diferencias, tampoco pudieron ponerse de acuerdo.
Miembros del Gobierno se vieron las caras con representantes de cada una de las zonas productoras del grano, varias veces. El resultado de esos encuentros ni siquiera se conoce.
Antes de finalizar este año las respuestas deberán estar sobre la mesa; de momento, los problemas son los únicos que figuran.
Ernesto Villalobos
evillalobos@larepublica.net