Ausencia de leyes que regulen la desconexión laboral en teletrabajo desprotege colaboradores

La ausencia de legislación que defina el horario de desconexión durante la jornada en teletrabajo, desprotege a los colaboradores que se desempeñan bajo ese formato.

Esto porque la normativa actual no impide al patrono obligarles a estar conectados a alguna plataforma o contestar correos después de su jornada laboral, advirtió Vivian Rodríguez, abogada de EY Law.

Es por ello que no se puede aplicar sanciones a los patronos que acostumbren estas prácticas.

Justamente ante ese tipo de vacíos, algunos países han tenido que ajustar su legislación para incluir el derecho a la desconexión laboral. Un ejemplo es Francia, que lo incluyó en su código laboral en 2017.

Honduras, por su parte, discute un proyecto de ley de protección de datos que incluirá este apartado para proteger al empleado que hace teletrabajo, ante la importancia que ha cobrado esta modalidad de laborar en épocas de pandemia Covid-19.

Aunque el patrono sí puede solicitar al colaborador que cumpla con labores fuera de su jornada, estas deberán contar como horas extraordinarias que se deben pagar como tales, aunque esté en teletrabajo.

Las jornadas extraordinarias derivan de una necesidad imperante de la empresa y no pueden superar las 12 horas, sumando la jornada regular.

A su vez, estas no pueden ser fijas, porque contradicen la naturaleza de la jornada laboral.

En caso de que se exija a un colaborador trabajar más allá de las 12 horas o no se le reconozca el pago extraordinario, la legislación le faculta a poner la denuncia ante el Juzgado de Trabajo o el propio Ministerio de Trabajo.

En caso de comprobarse el incumplimiento por parte del patrono, será obligado a pagar las horas extraordinarias y se expone al pago de multas que van de 1 a 23 salarios base.

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El principal problema de que no se regule la desconexión es que el trabajador se siente constantemente presionado y angustiado, situación que puede derivar en el síndrome de “burnout”, el cual consiste en una fatiga crónica generada por estrés laboral.

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“Es una situación que podría conllevar a que el colaborador sea atendido por riesgos de trabajo, se sienta desincentivado en sus labores e incluso existe el riesgo de fuga de personal”, acotó Rodríguez.