Banco Nacional crea programa para atención de emergencias naturales

Anticiparse a las emergencias que se deriven de los desastres naturales en un contexto de mayor regularidad y severidad por el cambio climático, motivó al Banco Nacional a crear un programa especial para las familias y las empresas.

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Se trata del Programa para la Atención de Emergencias Nacionales, que bajo el lema “No estamos solos, Juntos saldremos adelante” , atenderá y apoyará a personas y empresas con afectación demostrada por desastres naturales.

Para ello, ofrecerá crédito en mejores condiciones para la remodelación de viviendas, o bien, para gastos personales.

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El programa plantea asimismo, la exoneración de gastos de formalización para los clientes afectados, así como atención personalizada y ágil para atender las diversas necesidades.

“El Banco Nacional cuida de las personas en momentos de necesidad para que puedan levantarse de nuevo con sus familias o emprendimientos, mediante un nuevo programa de financiamiento para enfrentar situaciones complejas en zonas que sufran emergencias por desastres naturales. Construimos un país al tiempo que estamos al lado de las personas cuando las circunstancias apremian producto de una emergencia natural. Queremos colaborar, apoyar e inspirar a las personas a salir adelante”, expresó Bernardo Alfaro, Gerente General del Banco Nacional.

Para este Programa para la Atención de Emergencias Nacionales, el Banco Nacional autorizó recursos hasta por ¢2 mil millones, que tiene disponibles en todas sus oficinas, en donde se haya declarado zona de emergencia.

Las personas interesadas que tuvieron una afectación demostrada, producto de un siniestro en zonas declaradas de emergencia nacional, solo deben presentarse en la oficina más cercana.

Por ejemplo, para el plan BN Soluciones, también conocido como “Rapiditos” se brindará dinero para gastos personales, como podría ser el menaje, con un plazo de diez años y por un monto de ¢20 millones.

Mientras que para BN Vivienda ofrece un período de gracia de seis meses y un monto máximo de ¢20 millones pagadero en dos décadas.