Buena noticia
Carmen Juncos cjuncos@larepublica.net | Jueves 28 agosto, 2008
Buena noticia
Lara Ríos fue nombrada miembro de la Academia Costarricense de la Lengua y conversó con Magazine acerca de su obra y sobre la cadena familiar que la une a personajes del país
Carmen Juncos
cjuncos@larepublica.net
Muchos la conocen como Lara Ríos, su seudónimo, porque leyeron en la escuela o el colegio sus libros, o porque los leyeron sus hijos o nietos. “Pantalones cortos”, “Pantalones largos”, “El círculo de fuego blanco”, son títulos de una lista de 11 tomos para niños escritos por quien en realidad se llama Marilyn Echeverría de Sauter (1934).
La noticia del nombramiento de esta escritora y difusora de la literatura infantil, como miembro de número de la Academia Costarricense de la Lengua, Correspondiente de la Real Academia Española, es un merecido reconocimiento a su labor.
La silla que ocupará Marilyn Echeverría es la que quedó vacante con el fallecimiento del sociólogo e historiador Eugenio Rodríguez Vega, en marzo de este año.
Pero, ¿sabe usted cómo es que empezó este amor por las letras de Marilyn Echeverría? Ella cree “que es genético” y “hubiera querido que salieran más escritores de los Echeverría”, ya que es nieta del famoso Aquileo J. Echeverría (1866-1909) que les da nombre a los Premios Nacionales en este país y quien fue designado “Benemérito de las Lenguas Patrias” en 1953.
Pero además de esa herencia en el ADN, esta autora siempre ha andado entre libros. “Antes no había vacunas y por eso, de niña me dieron todas las enfermedades infantiles, por lo que mi papá, para sobrellevarlas, me llevaba montones de libros a la casa y yo leía y leía…”, dice. De adolescente, ya picada por la pasión de leer, siguió haciéndolo y también después de casarse.
“Recién casada no podía tener hijos y entonces llené esa necesidad de ser mamá escribiendo para niños”, explica la autora. Y aunque después llegaron los retoños, Marilyn Echeverría ya no dejó de escribir y sus libros han sido lectura obligatoria para los escolares y disfrute sin obligación para muchísimos niños.
A la fecha, Lara Ríos ha publicado 13 libros y tiene uno inédito titulado “Se vende poesía en frascos”.
Pero su tarea actual, entre muchas otras cosas es investigar detalles sobre sus abuelos y tatarabuelos para utilizarlos en la autobiografía que escribe.
“Es mucha investigación y me ha costado encontrar ciertos datos”, explica Echeverría, quien cuenta entre sus antepasados, por ejemplo, a Balvanero Vargas, el abuelo de su madre, que fue el primer gobernador de Limón, razón por la cual el Parque Vargas de esa ciudad lleva su apellido.
Sin embargo, otros abuelos quedan por investigar, como el materno, que llegó a Costa Rica procedente de Inglaterra, para una autobiografía que ayudará a completar la historia del país, desde la perspectiva, tan diferente como importante, que es la de las historias familiares.
En palabras de Marilyn Echeverría
“En mi infancia, los duendes se robaban a los niños y los perdían. Hoy día los niños se pierden por otras causas como las drogas, la prostitución, el alcohol, o por nuestra indiferencia…”.
Lara Ríos fue nombrada miembro de la Academia Costarricense de la Lengua y conversó con Magazine acerca de su obra y sobre la cadena familiar que la une a personajes del país
Carmen Juncos
cjuncos@larepublica.net
Muchos la conocen como Lara Ríos, su seudónimo, porque leyeron en la escuela o el colegio sus libros, o porque los leyeron sus hijos o nietos. “Pantalones cortos”, “Pantalones largos”, “El círculo de fuego blanco”, son títulos de una lista de 11 tomos para niños escritos por quien en realidad se llama Marilyn Echeverría de Sauter (1934).
La noticia del nombramiento de esta escritora y difusora de la literatura infantil, como miembro de número de la Academia Costarricense de la Lengua, Correspondiente de la Real Academia Española, es un merecido reconocimiento a su labor.
La silla que ocupará Marilyn Echeverría es la que quedó vacante con el fallecimiento del sociólogo e historiador Eugenio Rodríguez Vega, en marzo de este año.
Pero, ¿sabe usted cómo es que empezó este amor por las letras de Marilyn Echeverría? Ella cree “que es genético” y “hubiera querido que salieran más escritores de los Echeverría”, ya que es nieta del famoso Aquileo J. Echeverría (1866-1909) que les da nombre a los Premios Nacionales en este país y quien fue designado “Benemérito de las Lenguas Patrias” en 1953.
Pero además de esa herencia en el ADN, esta autora siempre ha andado entre libros. “Antes no había vacunas y por eso, de niña me dieron todas las enfermedades infantiles, por lo que mi papá, para sobrellevarlas, me llevaba montones de libros a la casa y yo leía y leía…”, dice. De adolescente, ya picada por la pasión de leer, siguió haciéndolo y también después de casarse.
“Recién casada no podía tener hijos y entonces llené esa necesidad de ser mamá escribiendo para niños”, explica la autora. Y aunque después llegaron los retoños, Marilyn Echeverría ya no dejó de escribir y sus libros han sido lectura obligatoria para los escolares y disfrute sin obligación para muchísimos niños.
A la fecha, Lara Ríos ha publicado 13 libros y tiene uno inédito titulado “Se vende poesía en frascos”.
Pero su tarea actual, entre muchas otras cosas es investigar detalles sobre sus abuelos y tatarabuelos para utilizarlos en la autobiografía que escribe.
“Es mucha investigación y me ha costado encontrar ciertos datos”, explica Echeverría, quien cuenta entre sus antepasados, por ejemplo, a Balvanero Vargas, el abuelo de su madre, que fue el primer gobernador de Limón, razón por la cual el Parque Vargas de esa ciudad lleva su apellido.
Sin embargo, otros abuelos quedan por investigar, como el materno, que llegó a Costa Rica procedente de Inglaterra, para una autobiografía que ayudará a completar la historia del país, desde la perspectiva, tan diferente como importante, que es la de las historias familiares.
En palabras de Marilyn Echeverría
“En mi infancia, los duendes se robaban a los niños y los perdían. Hoy día los niños se pierden por otras causas como las drogas, la prostitución, el alcohol, o por nuestra indiferencia…”.