Cabeza de Vladimir fue entregada a la masa de fanáticos morados
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 08 octubre, 2024
La dirigencia del Deportivo Saprissa no se sentía cómoda ni a pleno gusto, con la presencia de Vladimir Quesada como técnico del primer equipo.
A Juan Carlos Rojas y los dirigentes de Horizonte Morado, no les quedó más remedio que apoyar al técnico del equipo, de la boca para afuera, por los resultados que el “Monstruo” sacaba en la cancha, pero más que victorias, a Vladimir lo ratificaban y lo sostenían en el banco morado los títulos.
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Vladimir Quesada le dio al Saprissa tres títulos de campeón consecutivos, lo que hacía imposible que le cortaran la cabeza.
Pero se olfateaba por algunas declaraciones de un sector de la dirigencia del “Monstruo”, que Vladimir no contó de parte de sus jefes, con el respaldo motivante y emocional que sí tuvieron colegas que ocuparon su puesto con anterioridad como Hernán Medford, Jeaustin Campos y Walter Centeno, por citar solo a los nacionales.
Vladimir nunca estuvo fuera del Saprissa; es ficha de la institución e incluso ahora que lo destituyeron como técnico del primer equipo, Quesada sigue dentro del club.
Su rol estelar era el de “Comodín”, listo y a la orden para reemplazar cualquier ficha que por malos resultados se desprendiera del engranaje de la institución y Vladimir así lo comprendió, aceptó y divulgó, en cada una de las conferencias de prensa donde tenía que rendir cuentas de los malos ratos del equipo.
En el fondo de su alma, no pudo quitarse la etiqueta de interino, de ahí su insistencia en “aclararle” a los periodistas, que él había aceptado el puesto de técnico por un par de partidos, pero los buenos resultados, la serie de victorias y los títulos, agregaríamos nosotros “obligaron” a sus patronos a mantenerlo ahí.
Hoy, esa masa anónima de mil cabezas, ese “Monstruo” vociferante y fanático instalado en las gradas, que en su momento despedazó con agravios e insultos a uno de los íconos del equipo como Álvaro Saborío, se le fue al cuerpo a Vladimir Quesada, pidió y gritó su destitución y la dirigencia del club, que manifestó haber perdido la paciencia, le entregó a su masa de seguidores la cabeza del entrenador.
Estamos claros de que la situación de Vladimir era insostenible: Antigua lo paró en el borde del precipicio y Puntarenas lo empujó al abismo, pero nadie me quita la idea de que el apoyo y la credibilidad de la dirigencia del Saprissa hacia Quesada, nunca fue a corazón abierto.
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