Caída de ventas de automóviles en EE.UU. no preocupa al mercado
Bloomberg | Martes 05 diciembre, 2017
Los inversores se muestran indiferentes ante el descenso de la demanda que experimentan este año General Motors Co., Fiat Chrysler Automobiles NV y Ford Motor Co. en su mercado local, y tampoco les inquieta que probablemente en 2018 decaiga de nuevo la industria.
Aunque las ventas cayeron en 2017, solo retrocedieron cerca de un 1,5% los primeros 11 meses del año, muy lejos del desplome visto durante la recesión, cuando se congeló el financiamiento y se hundió la confianza del consumidor.
La estimativa promedio de 11 analistas y economistas es de un retroceso de las ventas a 16,7 millones de autos y camionetas en 2018. Este año, la industria se encamina a vender casi 17,3 millones de vehículos.
El declive del mercado automotor estadounidense se puede resumir en una pérdida de popularidad de los modelos para pasajeros. En vez de comprar sedanes, cupés y convertibles, los consumidores están pasándose a vehículos utilitarios deportivos (SUV, por sus siglas en inglés) y camionetas, más lucrativos para las automotrices.
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Aunque los fabricantes vienen gastando más en incentivos para impulsar las ventas, el precio de venta promedio de sus vehículos no deja de subir. Además, si bien el mercado de SUV está saturándose, muchos de esos modelos siguen dando fuertes ganancias.
“Todavía hay espacio en los CUV”, dijo Bob Carter, máximo ejecutivo de ventas de Toyota Motor Corp. para Norteamérica, en entrevista desde el Salón del Automóvil de Los Ángeles, refiriéndose a los vehículos utilitarios compactos, de menor tamaño.
Una gran inquietud al comenzar 2017 era el récord de existencias que indicaba que las automotrices iban a tener que bajar la producción o vender sus vehículos con descuentos pronunciados.
Pero una temporada de huracanes feroces —en agosto Harvey inundó Texas y en setiembre Irma arrasó Florida— llegó a dañar 1 millón de vehículos. Los consumidores adquirieron cerca de 600 mil autos y camionetas para remplazar los que quedaron destruidos, según Jonathan Smoke, economista jefe de Cox Automotive.
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Unos dos tercios de esas adquisiciones fueron autos nuevos, y todas esas compras ayudaron a despejar los aparcamientos de las concesionarias.
Las automotrices de Detroit ya se habían metido en problemas por hacer dumping de vehículos con descuentos a empresas de alquiler de autos para compensar la poca demanda de los estadounidenses comunes.
Las ventas al por mayor a clientes con flotas diluyeron marcas como Chrysler y Chevrolet, de GM. Cuando dejaron de ser maltratados por quienes los alquilaban, esos coches inundaron los aparcamientos de vehículos usados y deprimieron los precios.
Fiat Chrsyler, en particular, avanzó mucho para dejar ese vicio últimamente, la empresa redujo un 25% sus ventas a flotas en noviembre.