Cálido, emotivo y merecido homenaje a Mraz
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 06 septiembre, 2023
Muy emotivo y merecido el homenaje que organizó Ricardo Chacón, gerente deportivo de Liga Deportiva Alajuelense, con el apoyo de Víctor Reyes y la aprobación de la directiva del club, en homenaje a don Iván Mraz, dedicándole el clásico del pasado domingo y entregándole varios reconocimientos. La esposa de don Iván, muy emocionada, agradeció el gesto.
A manera de anécdota, ese rostro blanco, humano, cálido y risueño que mostró don Iván, durante el homenaje, mientras caminó al centro del campo a hacer el saque de honor, no existía hace 30 años, cuando el checo, primero como técnico y luego, dirigiendo la parte administrativa del club, revolucionó la parte futbolística del equipo y la gerencial, imponiendo respeto, orden, responsabilidad y disciplina, con mano férrea.
Les he contado un par de veces la noche en que Alajuelense enfrentó a San Carlos con las gradas vacías y Mraz tuvo la “paciencia” de escalar las gradas hasta la zona de palcos, para expulsarme y recordarme que mi espacio era en la zona de prensa.
Don Iván no “me quería mucho”, porque yo era defensor incondicional del grupo que bauticé como los “Carasucias”, futbolistas rebeldes, reacios a someterse a disciplinas rígidas, que chocaban con la forma en que Mraz controlaba todo lo del club.
Lea más: Alajuelense se ubica entre los mejores 100 clubes del mundo
Recordemos que la base de “Los Carasucias” era del Alajuelense: Paúl Mayorga, Oscar Valverde, Austin Berry, Maximilyan Peinado, Alex Víquez, Hárold López, Rónald Chávez, Juan Carlos Arguedas y Danilo Brenes, se formaron la mayoría en las fuerzas básicas del Alajuelense y otros llegaron después como refuerzos.
Entre entrenamientos, charlas técnicas, concentraciones, desplazamientos y partidos, se fueron presentando roces fuertes entre algunos de estos juveniles, con don Iván Mraz.
Con razón o sin ella, para don Iván, algunos de estos jugadores no eran santo de su devoción y a varios, recuerdo específicamente los casos de Mayorga y Arguedas, estuvo a punto de cortarles su carrera.
La disciplina de don Iván, no calzaba o no empataba con la rebeldía propia de esta generación de futbolistas y este columnista leal defensor de los “Carasucias”, también se sacó la rifa, obligado a acatar y aceptar las decisiones de un hombre de fútbol, que lo revolucionó en la década de los 90, no precisamente mostrando ese rostro tan expresivo, sonriente y bonachón que nos retrató para alegría de todos en el último clásico.
gpandolfo@larepublica.net