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Cambio Climático: Mitigación, Recuperación, Adaptación

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 30 septiembre, 2019


Para enfrentar la amenaza del cambio climático no son conducentes las respuestas emocionales que pretenden la abolición de los mercados libres, de la competencia y de la propiedad privada.

Para lograrlo se demandarán acciones que usen regulaciones nacionales y colaboración internacional, que fortalezcan la institucionalidad nacional encargada de este tema, generar datos técnicos y científicos incluyendo una métrica confiable y aceptada internacionalmente de medición del balance de gases y que los sistemas financieros tomen en cuenta la evaluación de los costos ambientales.

Pero igualmente importante es favorecer la eficiencia de los mercados y las innovaciones estimuladas por la competencia. Sin la participación de mercados eficientes y competitivos en los temas ambientales, difícilmente se podrán generar el cambio tecnológico requerido, el volumen de financiamiento necesario, ni la cantidad y dirección conveniente en las nuevas inversiones de conformidad con su eficiencia

Estas afirmaciones no se originan en negar la realidad del grave peligro que es para la humanidad el calentamiento global. Aunque algunos lo nieguen, este ya no es tema de discusión para quien se base en hechos y no en hechos alternativos: la acción humana está produciendo un calentamiento de nuestro planeta. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) estima que la temperatura promedio de la superficie de la tierra es 1 grado centígrado (g C) mayor hoy a la prevaleciente antes de la Revolución Industrial, y que aumenta 0,2 g C cada década.

Tampoco se basan mis afirmaciones iniciales en discutir la importancia de los efectos que el cambio climático traerá. Serán serios y muy negativos para muchas zonas de la tierra. Aunque no se pueda aún con precisión prever su magnitud, sabemos que los océanos se elevarán y las costas bajas ya no serían habitables, que en algunas regiones vendrán sequías y algunas áreas se desertificaran, en otras zonas las lluvias se concentrarán y se darán grandes inundaciones, muchas especies estarán bajo riesgo de extinción, se podrán propagar enfermedades, se debilitará el acceso a alimentos y habrá una reducción de acceso al agua.

El problema es muy serio y demanda medidas urgentes para mitigar su impacto reduciendo las emisiones que lo causan, recuperando parte de esas emisiones acumuladas en la atmósfera, y adaptando nuestro hábitat a los cambios que producirá el calentamiento global. Los tres tipos de medidas son necesarios y cada uno de ellos tiene sus ventajas y dificultades. Y en los tres tipos de acciones será muy necesario, aunque no suficiente, contar con mercados eficientes que generen innovación.

Mitigar tiene la enorme ventaja de que elimina de raíz la causa del problema: disminuye las emisiones de los gases contaminantes que producen el calentamiento de la tierra. Pero la acumulación atmosférica ya producida y el tiempo que demandará disminuir la contaminación actual, nos indican que difícilmente esta medida por si sola será suficiente No se quiere que el aumento de la temperatura de nuestro globo terráqueo sea mayor a 1,5 grados centígrados respecto a la temperatura anterior a la Revolución Industrial.

La mitigación nos enfrenta con los problemas propios de los bienes públicos internacionales. La disminución sustancial de las emisiones depende de los que hagan todos los países, y principalmente de las acciones de los principales contaminantes. Entre China y EEUU se emite el 44% del CO2 y los seis principales contaminadores llegan a más del 60% de esas emisiones. Si esos y otros países mitigan sus emisiones Costa Rica se favorece mucho, pero poco se favorece si solo nosotros mitigamos, pues emitimos menos del 0,1% de las emisiones. Esto genera la conducta del polizón: cada país espera a que los otros incurran en los costos y tomen acciones para disminuir la emisión de gases contaminantes. Para resolver esta circunstancia se requiere de acuerdos internacionales con fuerza para asegurar su cumplimiento, lo que aún no se ha conseguido y más bien se ha debilitado con la decisión del Presidente Trump de retirar su país del acuerdo de París.

Para ejecutar al interior de cada nación la restricción a las emisiones lo más eficiente es usar los mercados. Recientemente afirmaron Christine Lagarde y Víctor Gaspar del FMI (FISCAL POLICIES FOR IMPLEMENTING PARIS CLIMATE STRATEGIES): “En cuanto a mitigación, esta herramienta muestra que el impuesto sobre el carbono o la tarificación equivalente de los combustibles fósiles pueden resultar atractivos desde el punto de vista fiscal, nacional, ambiental, económico y del CO2.” En ese estudio concluyen: “Alcanzar el objetivo de 2 °C (de límite al incremento de la temperatura de la tierra respecto a la era pre Revolución Industrial) requeriría una reducción de las emisiones de aproximadamente un tercio hasta 2030 y un precio mundial del carbono (impuesto a su emisión) de alrededor de USD 70 por tonelada”.

Costa Rica ha sido líder en señalar la conveniencia de utilizar los mercados y la regulación para mitigar, aplicando el principio de que el que contamina pague y el que recupere gane.

No basta mitigar. Recuperar CO2 para disminuir su concentración atmosférica se volverá indispensable para alcanzar el objetivo de máxima contaminación determinado por el Acuerdo de París.

En este campo de nuevo es determinante, para poder tener éxito, la utilización de instrumentos de mercado y del sistema de incentivos de la competencia. Esto abarca el pago por servicios ambientales para fijar CO2 en los bosques por parte de propietarios privados, tal como se aplica en Costa Rica. El mejor ejemplo de esto es FONAFIFO, el fondo forestal, que con los recursos de impuesto a combustible ($32 millones) y el ajuste en el canon de aguas ($10m) genera recursos para pagar las externalidades positivas de los dueños de bosques y plantaciones forestales a un precio que supera el costo de oportunidad de la ganadería, creando condiciones de precio y mercado colaborando a que el país haya protegido y aumentado su cobertura forestal. Este proceder es en parte lo que ha valorado las Naciones Unidas para darle el Premio Campeón de la Naturaleza a Costa Rica este año. Este valioso galardón internacional a Costa Rica reconoce las décadas de trabajo duro de los costarricenses en el campo forestal, en biodiversidad y en energía renovable. A estos logros del país se une para otorgar este premio, el aprecio por la presentación del plan de descarbonización presentado en Febrero de este año.

Este esquema debería aplicarse internacionalmente -como lo señala el Acuerdo de París- y debería ser la manera eficiente de promover una recuperación del CO2 de la atmósfera con costos compartidos por la humanidad, y en especial por los países que más han acumulado CO2 durante su desarrollo, y que hoy tiene altas emisiones per cápita.

También es el mercado competitivo el mejor instrumento para desarrollar otros mecanismos de recuperación del CO2 acumulado en la atmosfera o para impedir su efecto invernadero, estimulando el desarrollo de nuevas tecnologías que hoy son solo ideas en busca de su aplicabilidad.

En el campo de la recuperación así como en cuanto a adaptarnos para los efectos del calentamiento global, no se presentan los problemas de polizón que influyen con tanta fuerza en cuanto a mitigación. En estos campos los propietarios de los bienes y servicios reciben los beneficios de las acciones que con objetivos de recuperación y adaptación se ejecuten.

Así por ejemplo quien protege su propiedad contra inundaciones, gana evitando los costos futuros, e incluso mejorando el valor de ese bien. El interés propio lo impulsa. De manera similar los costos del gobierno en hacer defensas a una zona geográfica son pagados al menos en parte por los propios vecinos.

Evidentemente el funcionamiento de mercados competitivos facilita la ejecución eficiente de las acciones de mitigación, recuperación y adaptación.

Es falso y llama a engaño el reclamo de quienes ante los problemas del calentamiento global claman por la destrucción de los mercados libres.


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