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COLUMNISTAS


Celebrar Navidad en medio de la crisis

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 27 noviembre, 2020


Sinceramente

Nuestros ingresos se han mermado. Nuestros negocios han estado cerrados por meses. Miles de trabajadores han marchado al desempleo. Muchos trabajadores que aparecen empleados en realidad están sub empleados trabajando una jornada reducida. Todos hemos sentido nuestro nivel de vida contraerse. Ricos y pobres han visto sus necesidades quedar algo insatisfechas.

Durante la última guerra mundial los hogares tenían racionamiento allá en Europa. Las personas no podían concurrir a las tiendas a comprar papeles de la estación para envolver obsequios, comprar pavos o piernas de cerdo. El vino y los licores eran muy escasos. Los muchachos estaban en el frente o habían muerto. Las ciudades bombardeadas tenían miles y miles de casas quemadas o semi destruidas. Y la Navidad se celebraba de todas maneras.

Desprovistos de toda la parafernalia del consumo suntuario y de las compras superfluas, de muchos de los alimentos y bebidas, ropas y juguetes que parecían normales, me da la impresión que la Navidad no se podrá celebrar como siempre. Así resulta, pero es claro que la natividad si se celebrará conservando amores, convicciones, tradiciones y valores. O sea, lo verdadero y esencial.

Jesús de Nazaret, nacido en un establo, durmiendo sus primeras horas en un pesebre, en un comedero del ganado, no fue ejemplo de grandes cenas ni de un derroche de regalos. Fue ejemplo de que las cosas más importantes de la vida ni se compran con dinero ni se adquieren con sacrificio material. Las cosas básicas como amor y respeto, como consideración y admiración, como integridad y decencia, ejemplo y palabra son las centrales y para celebrar dicha fecha no se requiere de las superficialidades de las que habíamos rodeado esta magna celebración.

Este próximo 24 de diciembre alrededor de un plato de gallopinto o de un sencillo tamal celebraremos la natividad. Con sobriedad la población del país recordará el Nacimiento del Dios y Hombre verdadero según el rito cristiano. Para ello basta llevarlo en el corazón y presente en nuestras vidas. Sin amargura superaremos la crisis conservando valores y convicciones.

Ésta será una maravillosa celebración donde el fondo de la misma prevalecerá sobre su forma. Esta celebración nos ayudará a madurar y a comprender a todos, jóvenes y viejos, que los valores, las convicciones religiosas, las tradiciones que guían nuestra vida son de muy simple y profundo acatamiento. Entonces recordaremos que el que guarda siempre tiene, que el consumo no hace a la celebración, que la superficialidad no nos forma en la moralidad, que la familia, centro de la humanidad, sentada alrededor de una vela y compartiendo entre todos lo que tengamos entonces es y será siempre el escenario de la verdadera celebración de la Navidad.

Comprenderlo es crecer. Aceptarlo es rectificar nuestra ruta. Agradecerlo es el camino del corazón y de nuestra alma por todas las cosas bellas que nos rodean que siendo gratuitas son la base de la felicidad de nuestras vidas.

Que esta experiencia también nos ayude a galvanizar nuestra voluntad y nuestro espíritu para el año 2021 que pronto se avecina, donde deberemos librar una gran lucha por nuestra supervivencia. Vamos a enfrentarla con esperanza y con los dientes apretados aguantaremos lo inaguantable y prevaleceremos sobre la adversidad.

Dios está con nosotros.

Emilio R Bruce profesor




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