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Chisporroteos

Alberto Cañas afcanas@intnet.co.cr | Miércoles 05 febrero, 2014


Vimos en Luis G. Solís un candidato diferente, sin precedentes, capaz de responder cualquier pregunta con seriedad y sin hacer promesas incumplibles


Chisporroteos

El inesperado resultado de la elección del domingo, pues la verdad es que los más optimistas militantes del PAC esperábamos un cómodo segundo lugar para nuestro candidato, tiene un significado interesante para nuestra democracia.
Es claro que el pueblo decidió que tres gobiernos consecutivos de un partido son demasiados, y además de demasiados, constituyen un peligro.
Que lo saludable para una democracia es el cambio. Y si bien hay una democracia en el mundo, la de los Estados Unidos, donde es frecuente que un partido gane muchas elecciones nacionales seguidas, eso no es aplicable a nuestro caso, porque en los Estados Unidos hay, además de la presidencial, la de senadores y diputados, cincuenta estados que celebran sus propias elecciones de gobernador, y de poderes legislativos estatales, lo cual impide que haya una concentración excesiva de poder en un solo partido.
Lo que ha sucedido en nuestro país, y pueden dársele muy diversas interpretaciones, tiene entre ellas una muy interesante: el pueblo se cansó de tener en el gobierno el mismo partido y a la misma gente, sobre todo después del descontento general que mostró con respecto al gobierno actual.
El triunfador del domingo es un político diferente a los que hemos venido viendo, presenciando y padeciendo. Un hombre serio, cuya experiencia administrativa se desarrolló en un ministerio tan poco político como lo es el de Relaciones Exteriores, y cuyo respaldo político se originó, creo, más en su participación en los debates entre candidatos, que en actos individuales. Los costarricenses vimos en Luis Guillermo Solís un candidato diferente, un candidato sin precedentes, capaz de responder cualquier pregunta con seriedad y sin hacer promesas incumplibles, y de entenderse, de señor a señor, con sus competidores, a uno de los cuales le dijo, en presencia de todo el mundo, que contaba con gozar de su ayuda en el gobierno.
Hombre cultivado, profesor universitario, Luis Guillermo Solís es un político novedoso, hoy tenemos que reconocerlo, así sea a la fuerza. Su actuación en los distintos encuentros que tuvieron los candidatos, lo mostró como calmoso y enterado, pero que no desea comprometerse a cosas que no sabe si podrá cumplir, a menos que cuente con una mayoría impresionante en el Legislativo, (mayoría que el pueblo no le dio), y esa es una demostración más de su prudencia y del cuidado con que actúa.
En fin, espero que la elección del pasado domingo sea el anuncio de una nueva era para Costa Rica, de un nuevo planteamiento político que descarte de una vez las cosas antiguas, estrechas y choteadas que nos han venido imponiendo. Soy optimista y espero que usted, lector, también lo sea.

Alberto F. Cañas

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