Christian nos deja huérfanos de su talentoso fútbol
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 15 diciembre, 2023
Christian Bolaños fue un futbolista muy inteligente dentro y fuera de la cancha, quizá su principal virtud.
Cuando se comentaba que era muy probable que a uno de los futbolistas más admirados y queridos por la afición del Deportivo Saprissa, se le renovaría su contrato por seis meses más, de manera que le llegara su retiro con 40 años de edad, sorpresivamente “Bola”, dijo no va más el pasado martes, un par de días antes de que el Monstruo iniciara la defensa del bicampeonato y la lucha por el tricampeonato frente al Herediano.
Lea más: Christian Bolaños cuelga las botas con el Saprissa
“Me sentiría muy realizado que el final de mi carrera llegara alzando la corona del tricampeonato”, manifestó uno de los capitanes del Saprissa, club al que llegó en la temporada 2001, con 17 años de edad.
Apenas se dio a conocer el retiro de Bolaños, los medios de comunicación deportivos nacionales nos inundaron, repasando justamente una trayectoria repleta de logros a nivel nacional e internacional, con los clubes en que Christian jugó en el extranjero, desde luego sus hazañas con el Saprissa, su corto paso por el Cartaginés y su brillante trayectoria en la Selección Nacional, con tres mundiales que adornan sus credenciales, más su monumental logro individual al ser calificado como el tercer mejor futbolista del mundo, cuando el Saprissa en 2005 se dejó el tercer lugar del Mundial de Clubes, en Japón.
Lea más: Christian Bolaños colecciona su copa número 10 con Saprissa
En esta competencia, Saprissa derrotó en su debut al Sidney de Australia 1-0, con anotación de Bolaños.
Si de jugar bien al fútbol se tratara, Christian Bolaños lo logró con creces, básicamente por su nata inteligencia para el juego. Sus trazos, sus movimientos, su cabeza en alto con su cincho inseparable lo convirtieron, sin ser un 10 nato, en arquitecto de maravillosas construcciones futbolísticas.
Sin embargo, ahora que dice adiós, personalmente lo recordaré por su inteligencia e hidalguía, para no permitir que ningún dirigente, ningún técnico, ningún periodista, le pasara por encima.
Siempre alzó la voz, nunca rehuyó la polémica, y cuando varios directores técnicos nacionales y extranjeros quisieron “ningunearlo”, pegaron con cerca.
Su verbo, valiente y caliente encendió hogueras para cortar abusos en lo individual y en lo colectivo y a pesar de que se compró varias broncas, nadie pudo romperlo emocionalmente, precisamente por ser un deportista dotado de una inteligencia superior.
gpandolfo@larepublica.net