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¿Cómo beneficiar a las comunidades costeras?

David Gutierrez david@gutierrezcr.com | Martes 24 julio, 2012



¿Cómo beneficiar a las comunidades costeras?


Costa Rica cuenta con 1.290 kilómetros de zonas litorales que han estado protegidas legalmente desde nuestra independencia. La llamada “Ley de la Milla Marítima” data de 1828 y su principal objetivo fue proteger las costas por razones militares y de seguridad nacional, ya que una milla era el alcance máximo de una bala de cañón. La actual ley, “Ley sobre la Zona Marítimo Terrestre” de 1977, es más orientada a la protección ambiental de los litorales. Sin embargo, ninguna de estas leyes consideró la realidad social de los pobladores de las costas.
En los últimos años, principalmente con justificaciones ambientales, la ley se ha aplicado más agresivamente sobre la zona marítima, donde ha sido frecuente presenciar una serie de desalojos y demoliciones de edificios construidos en la zona pública.
Es claro que las leyes deben respetarse, pero también deben ser objeto de aplicación proporcional, con sentido de razón y de justicia, lo que no está sucediendo en muchos casos.
Uno de estos fue la demolición del Hotel Las Palmas en Puerto Viejo de Limón, donde se truncó un negocio muy importante para la actividad económica, turística y de empleo en la zona. Pero además, se tiró al suelo la propiedad sin medir los alcances de contaminación que podían dejar sus escombros expuestos en la tierra. ¿No fue peor la cura que la enfermedad?
Como esa situación, se presentan otras amenazas para los pueblos costeros que sobreviven gracias a negocios pesqueros o turísticos. Se trata de micro o pequeños empresarios que no buscan perjudicar los ecosistemas costeros ni restringir el acceso a la playa, sino ejercer sus derechos históricos y laborales, mantener su cultura, y operar una empresa que impacta positivamente a la zona.
Actualmente, la Asamblea Legislativa tramita la Ley de Territorios Costeros Comunitarios, cuyo objetivo es crear un régimen especial concesionario de interés social en las zonas litorales costarricenses, para beneficiar a las poblaciones autóctonas y ancestrales que han vivido en ese sitio durante varias generaciones.
Con esto, se busca un balance para que puedan coexistir la protección ambiental y el desarrollo de las comunidades, así como promover aquellas actividades productivas compatibles con la conservación de los recursos naturales, a través de micro y pequeñas empresas, cooperativas, asociaciones de desarrollo, asociaciones de productores, grupos de pescadores artesanales, y otras formas de economía solidaria.
Muchos de los mejores y más lindos lugares en las costas son, precisamente, locales de pescadores, restaurantes, hoteles y casas pequeñas, que le dan carácter al pueblo en el que están. Es el caso de lugares en Montezuma, Puerto Viejo y otras localidades costeras.
¿Por qué empeñarse en demolerlos y en afectar esas economías? ¿Para dejar los escombros tirados? Mejor busquemos soluciones que permitan el ejercicio de la ley y el desarrollo de estas zonas.

David Gutiérrez
davgutswa@gmail.com

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