Compromiso con el ambiente aumentaría turismo
Silvia Pardo spardo@larepublica.net | Miércoles 07 julio, 2010
Trabajadores artesanales del Golfo Dulce vigilarán el área marina para pesca responsable más grande de Centroamérica
Compromiso con el ambiente aumentaría turismo
Actividades pesqueras sostenibles que beneficiarán la actividad de pesca turística y deportiva
El Golfo Dulce en el sur del país reverdecerá en recursos naturales, económicos y sociales, gracias a que los pescadores de la zona se comprometieron a practicar su actividad de manera sostenible y a convertirse en los vigilantes del área.
Las medidas contribuyen a garantizar la llegada de pescadores deportivos al país e impulsar la actividad turística que genera empleos y es una fuente de divisas.
“Este es un logro que solo fue posible gracias al trabajo conjunto entre el sector público, el privado y la ayuda determinante de los pescadores artesanales del Golfo Dulce, a quienes involucramos de manera transparente y participativa. Nos sentimos orgullosos de apoyar iniciativas como estas que, sin duda alguna, tendrán un impacto positivo en el medio ambiente”, señaló Donald McGuiness, presidente de la Federación Costarricense de Pesca Turística (FECOPT).
La Federación impulsó el proyecto por la importancia que tienen la regeneración y protección de las especies marinas de interés y la sostenibilidad de los recursos marinos, pues permitirán mantener las actividades económicas de pesca artesanal, turística y deportiva.
“Esto tiene dos perspectivas: la conservación de los recursos pesqueros y el desarrollo humano; la primera tiene que ir en función de la segunda”, explicó José Rafael Centeno, jefe de la Oficina de Cooperación Internacional del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca).
Incopesca oficializó el acuerdo y declaró el Golfo como Area Marina para la Pesca Responsable (AMPR), que con 750 kilómetros cuadrados es la más grande de la región centroamericana.
Ahora se establecerán nuevas normas regulatorias para el recurso pesquero “porque evidentemente ha habido una sobreexplotación”, explicó Centeno.
Previamente, se utilizaban formas de pesca como la red de arrastre, en la que por cada kilo de camarón, se capturaban también unos 20 kilos de peces que no son comerciales.
Hace diez años, se pescaban hasta 100 kilos de camarones en una sola salida; hoy en día, en el mismo lapso, obtienen un 60% o 70% menos, dijeron los pescadores.
“Si no nos reagrupábamos para cuidar nuestra área de trabajo, en un tiempo no muy lejano iba a colapsar. Sabemos que es la primera vez en la historia de nuestro país que un grupo de pescadores humildes se hace cargo de una responsabilidad tan grande”, señaló Víctor Julio Rocha, presidente de la Federación Nacional de Organizaciones de Pescadores Artesanales y Afines (FENOPEA), en el Golfo Dulce.
Las siete asociaciones de pescadores de la zona renunciaron a prácticas no selectivas, lo que ayudará a proteger las especies marinas.
El siguiente paso será un Plan de Ordenamiento Pesquero, según el cual los pescadores artesanales modificarán sus técnicas y herramientas de pesca y las sustituirán por un modelo ambientalmente sostenible.
Silvia Pardo
spardo@larepublica.net
Compromiso con el ambiente aumentaría turismo
Actividades pesqueras sostenibles que beneficiarán la actividad de pesca turística y deportiva
El Golfo Dulce en el sur del país reverdecerá en recursos naturales, económicos y sociales, gracias a que los pescadores de la zona se comprometieron a practicar su actividad de manera sostenible y a convertirse en los vigilantes del área.
Las medidas contribuyen a garantizar la llegada de pescadores deportivos al país e impulsar la actividad turística que genera empleos y es una fuente de divisas.
“Este es un logro que solo fue posible gracias al trabajo conjunto entre el sector público, el privado y la ayuda determinante de los pescadores artesanales del Golfo Dulce, a quienes involucramos de manera transparente y participativa. Nos sentimos orgullosos de apoyar iniciativas como estas que, sin duda alguna, tendrán un impacto positivo en el medio ambiente”, señaló Donald McGuiness, presidente de la Federación Costarricense de Pesca Turística (FECOPT).
La Federación impulsó el proyecto por la importancia que tienen la regeneración y protección de las especies marinas de interés y la sostenibilidad de los recursos marinos, pues permitirán mantener las actividades económicas de pesca artesanal, turística y deportiva.
“Esto tiene dos perspectivas: la conservación de los recursos pesqueros y el desarrollo humano; la primera tiene que ir en función de la segunda”, explicó José Rafael Centeno, jefe de la Oficina de Cooperación Internacional del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca).
Incopesca oficializó el acuerdo y declaró el Golfo como Area Marina para la Pesca Responsable (AMPR), que con 750 kilómetros cuadrados es la más grande de la región centroamericana.
Ahora se establecerán nuevas normas regulatorias para el recurso pesquero “porque evidentemente ha habido una sobreexplotación”, explicó Centeno.
Previamente, se utilizaban formas de pesca como la red de arrastre, en la que por cada kilo de camarón, se capturaban también unos 20 kilos de peces que no son comerciales.
Hace diez años, se pescaban hasta 100 kilos de camarones en una sola salida; hoy en día, en el mismo lapso, obtienen un 60% o 70% menos, dijeron los pescadores.
“Si no nos reagrupábamos para cuidar nuestra área de trabajo, en un tiempo no muy lejano iba a colapsar. Sabemos que es la primera vez en la historia de nuestro país que un grupo de pescadores humildes se hace cargo de una responsabilidad tan grande”, señaló Víctor Julio Rocha, presidente de la Federación Nacional de Organizaciones de Pescadores Artesanales y Afines (FENOPEA), en el Golfo Dulce.
Las siete asociaciones de pescadores de la zona renunciaron a prácticas no selectivas, lo que ayudará a proteger las especies marinas.
El siguiente paso será un Plan de Ordenamiento Pesquero, según el cual los pescadores artesanales modificarán sus técnicas y herramientas de pesca y las sustituirán por un modelo ambientalmente sostenible.
Silvia Pardo
spardo@larepublica.net