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Con la reforma fiscal, ¿qué se puede esperar de la inflación?

Ecoanálisis Consultores mercadeo@ecoanalisis.org | Martes 11 diciembre, 2018



Heyteem Estrada


Este año cierra con una reforma fiscal aprobada y en ejecución, después de un proceso extenuante y que generó muchas fricciones sociales que con certeza se mantendrán en los próximos meses e incluso años.

Uno de los elementos que provocó mayor discusión es el relacionado a la implementación del Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA), que amplía la base impositiva a los servicios, además incluyendo bienes de la canasta básica y medicamentos. Lo primero que debe quedar claro es que más allá de las implicaciones que esto conlleva en la afectación a varios grupos de poblaciones vulnerables, la actualización de este impuesto era necesaria, para permitir una mayor fiscalización de las autoridades sobre las transacciones que se realizan en nuestra economía. Ahora bien, ¿cómo debe verse la aplicación de este impuesto en cuanto a las mediciones futuras de la inflación?

Evidentemente, en el momento en el cual el IVA tenga efecto, habrá un salto inmediato en un conjunto considerable de precios, lo que implica que en la medición del índice de precios al consumidor (IPC) tendremos una variación importante hacia el alza. Por la forma en que se mide la inflación a través de este índice, la medida esperada para 2019 será notablemente superior a la que se verá al cierre de 2018. En Ecoanálisis se proyectan inflaciones de 2,3% y 3,5% para el final de estos 2 años.

¿Una inflación considerablemente más alta en 2019 debería verse como el inicio de una tendencia similar para los siguientes años? No necesariamente. El salto que se menciona solo sucede una vez, producto del shock, pero este efecto debería irse disipando conforme pasa el tiempo, se tendría que esperar que los patrones de consumo de las personas se adapten paulatinamente a la nueva situación, por lo que las inflaciones futuras no tendrían por qué sufrir variaciones abruptas en los años posteriores.

Hay otros aspectos muy importantes a la hora del establecimiento de los precios de los bienes y servicios que deben recordarse. Por ejemplo, los movimientos del tipo de cambio y su efecto traspaso a los precios. Si la misma reforma y su implementación generan la confianza suficiente como para que los agentes limiten sus movimientos especulativos en los mercados cambiarios, el efecto sobre los precios complementariamente debe relajarse. En el camino se presenta la gestión para obtener $6.000 millones por endeudamiento externo, lo cual incluso podría implicar una apreciación de la moneda nacional. No debe olvidarse además que el Banco Central mantiene su prioridad en la estabilidad de precios, por lo que, en la medida en que las intervenciones de esta entidad sean menores, el margen de acción para mantener este objetivo será más amplio.

Como se observa, es ineludible que en el próximo año se verá un cambio en el nivel general de precios, y que muchas personas, principalmente las de menores ingresos, se verán afectadas. Lo importante acá, para evitar que ese daño sea más fuerte, es que los programas sociales sigan con su implementación, y que la recaudación del 1% sobre la canasta básica sea realmente retribuido a esta población, es responsabilidad de todos velar por que esto suceda.

Para el resto de las personas, en la medida en que las propuestas de reactivación económica sean efectivas y que se asimile en la cotidianidad el nuevo esquema de precios, la senda inflacionaria no tiene por qué parecerse a la que se tenía en este país hasta no hace muchos años, las inflaciones bajas pueden mantenerse sin dejar de lado el trabajo ya iniciado en el ordenamiento de las finanzas públicas.






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