País debe apresurarse en reducir dependencia de combustibles fósiles mediante generación eléctrica renovable, según experto
“Con voluntad política, Costa Rica podría independizarse de las energías importadas” Ricardo Trujillo, gerente de Fibrotel S.A.
Implementar una transición acelerada con financiamientos bancarios internacionales orientados hacia la movilidad vehicular eléctrica es imperativo
Andrei Siles asiles@larepublica.net | Miércoles 19 julio, 2023
Costa Rica es reconocida a nivel mundial por su compromiso con el medio ambiente y por su dedicación a la generación de electricidad utilizando solo fuentes de energía renovable, como han sido tradicionalmente las hidro y recientemente, la geotermia, la eólica y la solar.
Sin embargo, el país sigue enfrentando el enorme desafío de la dependencia energética a causa de sus importaciones petroleras. Una dependencia que tiende a crecer en vez de disminuir, según el enfoque de Ricardo Trujillo, gerente de la empresa Fibrotel S.A.
¿Cuál es el balance actual de las energías primarias que se usan en Costa Rica?
De acuerdo con los datos que tenemos para el 2022, el 66% de toda la energía comercial utilizada en Costa Rica todavía se importa en derivados del petróleo. El ICE genera en electricidad otro 17%, mientras que las distribuidoras eléctricas el 3%, los generadores privados el 4% y la quema de biomasa o leña el restante 10%.
¿Por qué no se ha podido hacer una transición más rápida hacia el aprovechamiento de las fuentes renovables para la producción nacional de energía?
Uno de los principales obstáculos para reducir esta dependencia es de carácter económico. Las gasolinas, refinados del petróleo crudo, han sido históricamente más baratas en términos de contenido energético que los kilovatios hora eléctricos. Pero no solo aquí, sino que en todo el planeta. Otra razón ha sido la poca y cara oferta de automóviles eléctricos.
Así también, los ambientalistas no contribuyen a la solución de nuestra dependencia energética cuando se oponen a sustituir temporalmente, y por los próximos 30 a 50 años, las importaciones de los derivados del petróleo, por una extracción nacional de nuestro potencial gas y petróleo.
En ese contexto, ¿es viable pensar que a corto plazo podríamos superar los retos y desafíos de la transición energética, o, mejor dicho, de nuestra independencia energética?
Sustituir los 22 millones de barriles de derivados del petróleo que Costa Rica importa anualmente representa un desafío significativo. Expertos advierten que alcanzar este objetivo en los próximos 30 años puede ser una tarea difícil, aunque no imposible.
Un primer paso podría ser el trazarnos una meta anual de disminución de las importaciones de combustibles fósiles en la medida que se incrementan las importaciones de autos y buses eléctricos, como podría ser el caso de medio millón o un millón de barriles.
¿Cuáles son las acciones que deberían tomarse, desde distintos sectores?
Se requiere una firme decisión política y un programa acelerado de transición energética hacia la generación eléctrica del más bajo costo, menor que el de los combustibles fósiles, así como un mayor uso de la electricidad en la movilidad vehicular.
A nivel público se han implementado algunas medidas prometedoras como la exoneración de impuestos a la importación de vehículos eléctricos y la regulación de la generación distribuida. A nivel privado vemos iniciativas como las de la movilidad eléctrica que impulsa ASOMOVE.
Además, los avances tecnológicos en conversión de energía fotovoltaica reducirán aún más el costo de la generación eléctrica en general.
Pero, para que la transición sea exitosa y veloz, es necesario fomentar una mayor competencia en el mercado eléctrico, por medio de la construcción de muchas plantas solares centralizadas y de miles distribuidas; lograr una drástica reducción en las tarifas eléctricas mediante la optimización del despacho de la energía con criterios estrictamente económicos, y recurrir a la banca mundial para la adquisición de una nueva flota vehicular eléctrica.
El contexto
Costa Rica depende en gran medida de la importación de combustibles fósiles para cubrir sus necesidades energéticas, lo cual representa un alto costo económico, según Ricardo Trujillo, gerente de la firma Fibrotel y experto en temas energéticos.
• Energía importada en combustibles de origen fósil 22 millones de barriles
equivalentes eléctricamente a 34 teravatios hora por año.
• Energía eléctrica generada por el ICE diez teravatios hora por año
• Energía eléctrica producida por otros generadores dos teravatios hora por
año