Con Sumo: Dele más sabor a su vida
Carmen Juncos cjuncos@larepublica.net | Lunes 31 agosto, 2009
Con Sumo
Dele más sabor a su vida
Carmen Juncos
cjuncos@larepublica.net
Hace unos meses les preguntaba en esta columna ¿a qué les sabe el tomate? Ahora leo que en Europa, como respuesta a preguntas parecidas concluyen que han sido los híbridos, producidos por la industria para mejorar el rendimiento de los cultivos, los responsables de ese debilitamiento en los sabores (los estudios dicen que también en los nutrientes).
Más aún, el asunto ha ocasionado la pérdida de muchísimas variedades locales muy sabrosas que fueron sustituidas por híbridos de mayor tamaño y poco sabor. Se va perdiendo también el conocimiento de los abuelos agricultores para obtener esos buenos productos y conservar la calidad de los suelos.
Como consumidores deberíamos contribuir a la recuperación de los genuinos sabores de nuestros vegetales y frutas. Deberíamos ser conscientes a la hora de comprar, y preferir los que no han sido modificados y conservan su textura y delicioso gusto aunque su tamaño sea un poco más pequeño.
Es preciso tener en cuenta que un enorme y espectacular tomate puede que no tenga sabor a casi nada, mientras que otro pequeño, rojo oscuro y madurado en la planta, no en una caja, puede ser un verdadero deleite al paladar. Otro tanto ocurre con papas, zanahorias…
Cuanto más educamos el paladar, mejor preparados estamos para saborear pequeñas cantidades de exquisitos productos naturales en vez de grandes cantidades de insípidos híbridos que cargamos a veces de salsas para darles sabor. Después de todo, el sentido de comer es nutrirnos y disfrutar de los sabores y aromas.
Dele más sabor a su vida
cjuncos@larepublica.net
Hace unos meses les preguntaba en esta columna ¿a qué les sabe el tomate? Ahora leo que en Europa, como respuesta a preguntas parecidas concluyen que han sido los híbridos, producidos por la industria para mejorar el rendimiento de los cultivos, los responsables de ese debilitamiento en los sabores (los estudios dicen que también en los nutrientes).
Más aún, el asunto ha ocasionado la pérdida de muchísimas variedades locales muy sabrosas que fueron sustituidas por híbridos de mayor tamaño y poco sabor. Se va perdiendo también el conocimiento de los abuelos agricultores para obtener esos buenos productos y conservar la calidad de los suelos.
Como consumidores deberíamos contribuir a la recuperación de los genuinos sabores de nuestros vegetales y frutas. Deberíamos ser conscientes a la hora de comprar, y preferir los que no han sido modificados y conservan su textura y delicioso gusto aunque su tamaño sea un poco más pequeño.
Es preciso tener en cuenta que un enorme y espectacular tomate puede que no tenga sabor a casi nada, mientras que otro pequeño, rojo oscuro y madurado en la planta, no en una caja, puede ser un verdadero deleite al paladar. Otro tanto ocurre con papas, zanahorias…
Cuanto más educamos el paladar, mejor preparados estamos para saborear pequeñas cantidades de exquisitos productos naturales en vez de grandes cantidades de insípidos híbridos que cargamos a veces de salsas para darles sabor. Después de todo, el sentido de comer es nutrirnos y disfrutar de los sabores y aromas.