Construir primer tramo de vía por concesión tardó 16 años
Danny Canales dannycanales.asesor@larepublica.net | Viernes 01 mayo, 2009
Ayer se habilitó el paso entre el Gimnasio Nacional y Ciudad Colón
Construir primer tramo de vía por concesión tardó 16 años
• Debido a fracaso que ha tenido modelo de contratación, se le han tenido que hacer dos reformas
• Presidente Oscar Arias prometió dejar en marcha la construcción de la nueva carretera a Limón, por Turrialba
Danny Canales
dcanales@larepublica.net
Los costarricenses tuvieron que esperar 16 años para que se pusiera en operación el primer tramo de carretera construida mediante la figura de concesión de obra pública.
Ayer quedaron oficialmente habilitadas las dos primeras secciones de la carretera que va de la capital hacia el puerto de Caldera, en Puntarenas.
Una de ellas va del Gimnasio Nacional a Ciudad Colón y comprende la ampliación a seis carriles del paso entre la entrada de la ruta de Circunvalación y el centro comercial Multiplaza Escazú, incluyendo los dos puentes que hay en el trayecto.
También se reconstruirá el pavimento entre Multiplaza y Ciudad Colón y se ampliarán a cuatro vías los accesos al centro comercial y a Guachipelín, y a dos vías el ingreso a Pozos de Santa Ana.
El otro paso que quedó abierto al público es el que va de Orotina a Caldera, que comprendió la reconstrucción de 24,5 kilómetros.
Por tratarse de un tramo completamente nuevo que requirió excavaciones de más de 6 millones de metros cúbicos, la última sección del camino —entre Ciudad Colón y Orotina— será inaugurada en julio del próximo año.
La construcción de la ruta a Caldera le fue encomendada al grupo europeo Autopistas del Sol, el cual se comprometió a invertir $265 millones.
El cobro de peaje será el método que dispuso el contrato para que la empresa obtuviera su retribución.
Las casetas de recaudación serán habilitadas el 9 de este mes, pues antes la empresa deberá completar algunos detalles —como terminar la demarcación y colocar la iluminación— para que la Administración le autorice abrir las casetas.
Por circular hacia Santa Ana se cobrarán ¢310 y por ir a Ciudad Colón, ¢160 adicionales; mientras que el peaje que se habilitará en Orotina costará ¢470.
La concesión es un modelo de contratación mediante el cual se le entrega a un grupo privado el financiamiento, construcción y operación de un proyecto de infraestructura.
Además se le permite cobrar tarifas a los usuarios para recuperar la inversión realizada y tener los márgenes de ganancias negociados en el contrato.
Sin embargo, aunque se creó en 1993 como la pomada canaria capaz de desarrollar la infraestructura, en materia de construcción de carreteras esa figura de contratación solo había arrojado decepciones.
Con decir que con la primera ley no fue posible sacar un solo concurso, debido a los extensos trámites que planteaba para poner en marcha un proyecto.
Fue por esa razón que se determinó reformar la ley en 1998, con la nueva promesa de que los cambios realizados permitirían, ahora sí, dar el empujón que requerían las carreteras, puertos y aeropuertos del país.
No obstante, la reforma no dio el resultado deseado y más bien llevó al primer fracaso, que fue el abandono que hizo el grupo mexicano Mariscal Hermanos (Marhnos) del proyecto para reconstruir la carretera Bernardo Soto.
Los traspiés no acabaron ahí, ya que los dos siguientes proyectos viales que se impulsaron con la participación de la empresa privada sufrieron un vía crucis de trámites burocráticos.
Uno de esos proyectos es precisamente la construcción de la carretera a Caldera, el cual tardó más de seis años de gestiones, debido a cinco adendas al contrato, dos cesiones de acciones y un rebalanceo financiero.
El concurso público para dar en concesión ese camino se inició en 2001 y no fue hasta el año pasado cuando se dio la orden de inicio.
Un proyecto que lleva un proceso calcado es el que ofrece ampliar y reconstruir la carretera que va de la capital a San Ramón, el cual va para los cinco años en trámites y a estas alturas es incierto si se construirá al final.
Aparte de los ya conocidos atrasos que ofrece el aparato estatal, esa obra tiene la particularidad de que el momento del cierre financiero se dio en plena crisis económica y los bancos que habían prometido los recursos ahora no ven posible otorgar el monto ofrecido en un principio.
Ahora lo que queda al grupo concesionario es la nada fácil tarea de buscar nuevas fuentes de financiamiento. La promesa de la Administración es dar la orden de inicio antes de que concluya este gobierno.
El propio presidente Oscar Arias ofreció a los asistentes hacer el mejor esfuerzo para dejar bien aceitado el modelo, con el fin de que también quede en marcha la construcción de la nueva carretera a Limón, por Turrialba.
Para lograr el empuje que prometió el mandatario, el año pasado los diputados reformaron por segunda vez la Ley de Concesiones.
Hasta ahora solo se ha logrado dar un proyecto por concesión, que es la ampliación y equipamiento del puerto de Caldera.
Construir primer tramo de vía por concesión tardó 16 años
• Debido a fracaso que ha tenido modelo de contratación, se le han tenido que hacer dos reformas
• Presidente Oscar Arias prometió dejar en marcha la construcción de la nueva carretera a Limón, por Turrialba
Danny Canales
dcanales@larepublica.net
Los costarricenses tuvieron que esperar 16 años para que se pusiera en operación el primer tramo de carretera construida mediante la figura de concesión de obra pública.
Ayer quedaron oficialmente habilitadas las dos primeras secciones de la carretera que va de la capital hacia el puerto de Caldera, en Puntarenas.
Una de ellas va del Gimnasio Nacional a Ciudad Colón y comprende la ampliación a seis carriles del paso entre la entrada de la ruta de Circunvalación y el centro comercial Multiplaza Escazú, incluyendo los dos puentes que hay en el trayecto.
También se reconstruirá el pavimento entre Multiplaza y Ciudad Colón y se ampliarán a cuatro vías los accesos al centro comercial y a Guachipelín, y a dos vías el ingreso a Pozos de Santa Ana.
El otro paso que quedó abierto al público es el que va de Orotina a Caldera, que comprendió la reconstrucción de 24,5 kilómetros.
Por tratarse de un tramo completamente nuevo que requirió excavaciones de más de 6 millones de metros cúbicos, la última sección del camino —entre Ciudad Colón y Orotina— será inaugurada en julio del próximo año.
La construcción de la ruta a Caldera le fue encomendada al grupo europeo Autopistas del Sol, el cual se comprometió a invertir $265 millones.
El cobro de peaje será el método que dispuso el contrato para que la empresa obtuviera su retribución.
Las casetas de recaudación serán habilitadas el 9 de este mes, pues antes la empresa deberá completar algunos detalles —como terminar la demarcación y colocar la iluminación— para que la Administración le autorice abrir las casetas.
Por circular hacia Santa Ana se cobrarán ¢310 y por ir a Ciudad Colón, ¢160 adicionales; mientras que el peaje que se habilitará en Orotina costará ¢470.
La concesión es un modelo de contratación mediante el cual se le entrega a un grupo privado el financiamiento, construcción y operación de un proyecto de infraestructura.
Además se le permite cobrar tarifas a los usuarios para recuperar la inversión realizada y tener los márgenes de ganancias negociados en el contrato.
Sin embargo, aunque se creó en 1993 como la pomada canaria capaz de desarrollar la infraestructura, en materia de construcción de carreteras esa figura de contratación solo había arrojado decepciones.
Con decir que con la primera ley no fue posible sacar un solo concurso, debido a los extensos trámites que planteaba para poner en marcha un proyecto.
Fue por esa razón que se determinó reformar la ley en 1998, con la nueva promesa de que los cambios realizados permitirían, ahora sí, dar el empujón que requerían las carreteras, puertos y aeropuertos del país.
No obstante, la reforma no dio el resultado deseado y más bien llevó al primer fracaso, que fue el abandono que hizo el grupo mexicano Mariscal Hermanos (Marhnos) del proyecto para reconstruir la carretera Bernardo Soto.
Los traspiés no acabaron ahí, ya que los dos siguientes proyectos viales que se impulsaron con la participación de la empresa privada sufrieron un vía crucis de trámites burocráticos.
Uno de esos proyectos es precisamente la construcción de la carretera a Caldera, el cual tardó más de seis años de gestiones, debido a cinco adendas al contrato, dos cesiones de acciones y un rebalanceo financiero.
El concurso público para dar en concesión ese camino se inició en 2001 y no fue hasta el año pasado cuando se dio la orden de inicio.
Un proyecto que lleva un proceso calcado es el que ofrece ampliar y reconstruir la carretera que va de la capital a San Ramón, el cual va para los cinco años en trámites y a estas alturas es incierto si se construirá al final.
Aparte de los ya conocidos atrasos que ofrece el aparato estatal, esa obra tiene la particularidad de que el momento del cierre financiero se dio en plena crisis económica y los bancos que habían prometido los recursos ahora no ven posible otorgar el monto ofrecido en un principio.
Ahora lo que queda al grupo concesionario es la nada fácil tarea de buscar nuevas fuentes de financiamiento. La promesa de la Administración es dar la orden de inicio antes de que concluya este gobierno.
El propio presidente Oscar Arias ofreció a los asistentes hacer el mejor esfuerzo para dejar bien aceitado el modelo, con el fin de que también quede en marcha la construcción de la nueva carretera a Limón, por Turrialba.
Para lograr el empuje que prometió el mandatario, el año pasado los diputados reformaron por segunda vez la Ley de Concesiones.
Hasta ahora solo se ha logrado dar un proyecto por concesión, que es la ampliación y equipamiento del puerto de Caldera.