Construir una democracia efectiva
Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 28 agosto, 2020
Sinceramente
El país no puede renunciar a la democracia ni creer que un régimen autoritario de izquierdas o derechas es mejor para Costa Rica. El país necesita madurar políticamente, volver a descubrir los beneficios de una democracia y dejar atrás los momentos oscuros que hemos vivido en años recientes en los que el proceso democrático fue ensombrecido por la descalificación, el insulto y el asesinato de caracteres en linchamiento mediático para evitar que la razón se impusiera.
Hay que comprender que la democracia en tiempos de la revolución en las infocomunicaciones no es ni lejanamente la democracia representativa del pasado. Costa Rica sigue siendo una democracia representativa, afortunadamente, pero la comunicación moderna ha rebasado justamente esa representación. El país debe de modernizarse en la elección, en la evaluación y en la revocatoria de mandato de autoridades. Costa Rica debe de marchar de manera más acelerada y segura hacia una escogencia parlamentaria diferente a la elección por lista y cercana a la elección por distritos electorales de personas a quienes el elector pueda identificar por su nombre y apellido.
Los costarricenses debemos poder elegir a nuestros diputados dentro de nuestra específica circunscripción territorial, por nombre y apellido. Estoy convencido que los procesos de elección de diputados deben de comenzar mucho antes de las elecciones nacionales, en la escogencia de candidatos a nivel de partidos políticos. Hay que “rajar el ayote por la mitad” y abrir los partidos a la participación ciudadana. La escogencia directa en territorio, por nombre y apellido de los diputados, debe ir acompañada del “referéndum revocatorio de mandato” con limitaciones y exigencias.
Costa Rica debe de volver a tener elecciones de medio período para renovar la mitad de la Asamblea Legislativa. Los electores deben de poseer la poderosa herramienta de la renovación parcial del parlamento para enviar una señal clara de apoyo o de desaprobación al Poder Ejecutivo por su labor, fortaleciendo o disminuyendo su representación en el parlamento.
El Poder Ejecutivo debe tener la facultad de adelantar a medio período la elección general de la Asamblea Legislativa, disolviendo la misma y proponiendo a los electores una elección total de los diputados. Esta poderosa herramienta política haría que ambos poderes se acercaran más y fueran más complementarios y respetuosos de cada uno de ellos. La Asamblea Legislativa debería tener la facultad de poder hacer votos de censura vinculantes y remover de esa manera a ministros y presidentes ejecutivos, todo por mayoría calificada.
Es fundamental permitir presentar candidatos sin afiliación partidaria. Es fundamental que cualquier costarricense pueda postularse a la diputación con solo cumplir en su circunscripción territorial con el número de adhesiones necesarias para legitimar sus pretensiones. Hay que abrir el proceso representativo a más personas y más ideas. Hay que encontrar las vías para romper el cerco electoral de los dueños y caciques de los partidos.
Soy un firme creyente que el número de los diputados debe de crecer. Es indispensable para mejorar la representatividad del diputado reducir el número de personas representadas por diputado en la Asamblea Legislativa. Los cincuenta y siete diputados actuales son muy limitados para estudiar todos los proyectos, participar en las comisiones y atender los compromisos de la Asamblea Legislativa. Quienes sostengan lo contrario deberían de estudiar más de cerca los procesos y el funcionamiento actual. Muchos se oponen al incremento de diputados por su costo salarial y de potenciales nuevos asesores. Creo que el número de diputados adicionales debería ir acompañado de una reducción idéntica en costo en el número de asesores legislativos.
Los asesores legislativos en el presente hacen la tarea de legisladores excepto por la facultad de votar en plenario de lo que están prohibidos. Si aumentan a 82 los diputados podríamos legislar para que cada diputado no pueda tener más de dos asesores. Ahora tienen cinco y más. Con eso bastaría para conservar el costo igual o disminuirlo.
No es razonable ni lógico pedir más democracia, pero solicitar menos diputados. No es congruente criticar las capacidades y nivel de los diputados cuando los electores los puedan escoger y revocar. Hay que trabajar más en la reforma del parlamento costarricense.
El primer poder de la república debe de ser sometido a un serio escrutinio y a una reforma en profundidad. No solamente los electores deben de ser conscientes que no elijen representantes cantonales sino diputados de Costa Rica, sino de la imperiosa necesidad de que sean personas con criterio y capacidad de legislar y de pensar a nivel nacional. Si desean elegir representantes cantonales y distritales para eso están alcaldías y consejos municipales, no es la Asamblea Legislativa el sitio para ellos. La patria siempre es primero.
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