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Costa Rica: desarrollo y equidad

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 12 mayo, 2017


Desarrollo con equidad es el resultado del trabajo, de incorporar a los mejores, de cuidar que las brechas no nos hundan en la violencia, de la creatividad y de la constancia, de la libertad puesta al servicio de los emprendedores, de la justicia y la solidaridad.
¡La patria siempre es primero. Viva Costa Rica!


Sinceramente

Costa Rica: desarrollo y equidad

Todos los costarricenses queremos vivir mejor. Deseamos más comodidades en nuestras casas, mejor educación, más carreteras de primer mundo, un gobierno funcional y ejecutivo, mejor calidad y representatividad en quienes son nuestros diputados, más competitividad de país, empleo pleno y bien pagado, una atención de salud esmerada y de calidad mundial y un futuro estable y luminoso para nuestros hijos y nietos.

Queremos un país desarrollado, un país libre, solidario, justo, equitativo, con democracia efectiva y movilidad social. Queremos desarrollo y queremos equidad. Queremos ser parte del mundo que disfruta de los beneficios de la ciencia, de la libertad y de la pujanza económica. Queremos ser integrantes de los que eligen, son electos, forman partidos políticos y asociaciones ciudadanas con legitimidad y sin amenaza ni persecución. Queremos un Estado al servicio del individuo y en apoyo sin distingos a los costarricenses.

Queremos progreso, queremos ser los mejores, ser protagonistas y no solo espectadores. Queremos cultivar la democracia efectiva y no la parodia democrática que muchos en nuestro entorno siguen. Queremos para todos nuestros hijos, compañeros, asociados y conciudadanos que “produzcan una espiga más y derramen una lágrima menos”.

Deseamos que los linchamientos mediáticos cesen. Que la difamación continua y perniciosa se detenga ya. Que retomemos la cultura del intercambio de las ideas y de los conceptos y dejemos de degradarnos intercambiando insultos, acusaciones sin pruebas, improperios, descalificaciones graves y volvamos al plano de presentar y de desarrollar planes y programas que nos lleven a la justicia, a la solidaridad y a la equidad, a la democracia cada vez más perfecta y a la movilidad social producto de la educación y el trabajo.

El país ha estado paralizado, sin construir, sin desatar las fuerzas productivas para alcanzar el desarrollo argumentando que “son siempre los mismos y todos corruptos” y el temor de que se roben el país ha hecho que dejemos de hacer, de pensar en grandes metas, en desarrollar grandes proyectos, en aprovechar las oportunidades de nuestra educación, paz, geografía y de nuestro clima. Hemos visto pasar de lejos grandes oportunidades que van a desarrollar a nuestros vecinos por que sostenemos largas discusiones hasta que enterramos toda posibilidad de hacer bien, de proyectar a Costa Rica, y de emplear a sus hijos. Las buenas personas se han apartado de la política y de la administración pública generando un sensible vacío. Cero tolerancias a la corrupción, pero estímulo a quienes proponen, piensan, proyectan y hacen.

Hemos desarrollado una cultura increíblemente disociadora. Discutimos todo y disparamos descalificaciones y acusaciones sin pruebas, que no son sino difamación, ante cualquier propuesta. No proponemos nada, no impulsamos nada, hemos dejado de soñar en grande para alcanzar lo que en forma realista el país puede hacer y alcanzar.

Nos hemos dedicado a buscar razones y argumentos para que no se hagan las cosas. No proponemos posibles construcciones ni cambios. Hacemos imposible lo posible y cuestionamos a las personas en sus motivos al proponer estos proyectos y novedades. El pararse en la escoba de Costa Rica para no dejar barrer es hoy día toda una profesión. ¡No se puede!, pareciera ser hoy el lema del país.

Nadie propone una sola idea. Nadie propone un solo proyecto. Todos los proponentes son atacados tratando de “asesinar al mensajero” para que el mensaje nunca llegue y sirva para amedrentar a otros que podrían proponer.

No se logra el desarrollo disparando a matar a toda iniciativa. No se mueve el país hacia adelante destruyendo hasta las ideas más sencillas. No se incorporan más personas buenas a la política ni a la administración pública porque son perseguidas, amedrentadas, porque se ha creado un clima a su alrededor que es insoportable para cualquiera.

Corruptos, ladrones, sinvergüenzas… Estas expresiones son corrientes al calificar a quienes desean hacer, construir, desarrollar. Junto al no se puede, son los argumentos frecuentes para que nada se haga. Acusaciones sin pruebas son difamación pura.

Sin personas ni ideas, sin ciudadanos que deseen proponer, sin metas ni una gran planeación estratégica de país navegamos en las aguas revueltas y peligrosas con nadadito de perro y nunca con el motor de lancha rápida que Costa Rica demanda. Nos llevan por el camino de desarticulación que llevaron los países más inestables de América Latina antes que nosotros. Todavía podemos cambiar, todavía hay tiempo.
Desarrollo con equidad es el resultado del trabajo, de incorporar a los mejores, de cuidar que las brechas no nos hundan en la violencia, de la creatividad y de la constancia, de la libertad puesta al servicio de los emprendedores, de la justicia y la solidaridad. Es el resultado de no amedrentar, de no linchar en medios, de tratar con respeto a todos y de elevarnos a un plano más alto en nuestra interacción. También es producto de justicia pronta y cumplida y de cero tolerancia ante los verdaderos delitos, no de las excusas para causar daño personal y político.

¡La patria siempre es primero. Viva Costa Rica!

Emilio R. Bruce
Profesor
ebruce@larepublica.net

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