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Laboratorio de Control Biológico del TEC tiene 15 años desarrollando métodos y tecnologías basadas en microorganismos

Costa Rica impulsa investigación en bioplaguicidas para una agricultura más ecológica y saludable

Actualizar legislación para permitir nuevos registros piden investigadores

Allan Madriz allanmadriz.asesor@larepublica.net | Jueves 06 julio, 2023


bioplaguicidas
“El cálculo que nosotros tenemos para el consumo nacional de bioplaguicidas es que está aumentando a una tasa de 122% por año”, dijo William Rivera, profesor e investigador de Control Biológico del TEC. Cortesía – @PureEyePhoto vía Canva / La República.


Costa Rica es reconocido a nivel mundial por ser un país verde y ambiental, sin embargo, uno de sus principales lunares en temas ecológicos es la cantidad de uso de agroquímicos en la agricultura.

No por casualidad varios estudios ubican a Costa Rica como el número uno en uso de plaguicidas a nivel mundial, lo que ha provocado casos de contaminación de nacientes de agua, como el de Cipreses de Oreamuno, en Cartago, con el clorotalonil.

Lea más: ¿Sabía que su agua podría estar contaminada? Informe insta a prohibir plaguicida clorotalonil en Costa Rica

Por este motivo, investigadores costarricenses trabajan desde los laboratorios en la búsqueda de desarrollar bioplaguicidas, y por medio de proyectos privados o estatales formular alternativas para la agricultura.

Prueba de ello es el Laboratorio de Control Biológico del Centro de Investigación en Biotecnología (CIB) del Tecnológico de Costa Rica (TEC), que desde hace 15 años desarrolla métodos y tecnologías basadas en microorganismos para la sustitución de plaguicidas y fertilizantes sintéticos.

“Es utilizar microorganismos para la sustitución de plaguicidas, basados en microorganismos formulamos opciones o productos tecnológicos que van a sustituir a determinados plaguicidas, entonces algunos de los productos que hacemos tienen un uso como fungicida, bactericidas, insecticidas y algunos fertilizantes, para sustituir los fertilizantes sintéticos que están hechos a base de petróleo, pues nosotros usamos microorganismos para lograr efectos similares en la planta”, dijo William Rivera, profesor e investigador de Control Biológico.

Una de las mayores gratificaciones es que convierten a los microorganismos en nuevas tecnologías, es decir productos que pueden ser licenciados y hasta comercializados, ayudando al ambiente.

Lo que hacen es primero detectar un problema o enfermedad asociada a una planta que realice un control con plaguicidas altamente tóxicos, posteriormente aíslan a microorganismos con la enfermedad o plaga, se prueba en laboratorio y si funciona se lleva a invernaderos para probarlo en el campo.

Lea más: Costa Rica debe implementar una política para el uso de plaguicidas, según la Contraloría

Todas estas investigaciones llevan varios años, por lo que necesitan de inversiones privadas o públicas para poder desarrollar estos proyectos.

“Nosotros tenemos una dinámica de interacción muy fuerte con el sector privado, sin duda alguna somos un laboratorio que está muy unido y obtenemos fondos privados, pues para el desarrollo de investigaciones normalmente en los laboratorios, dependemos mucho de fondos públicos o de concursos internacionales y nosotros también trabajamos mucho con empresa privada, agregó Rivera.

Hasta la fecha han trabajado con asociaciones de agricultores, pymes, cooperativas y hasta transnacionales en el desarrollo de estos productos y aseguran que tienen una gran cantidad de solicitudes de grandes compañías para generar los bioplaguicidas.

Sin embargo, temas administrativos y de legislación generan trabas para un mejor avance de la producción de estos bioplaguicidas, tal es el caso de la regla fiscal que reduce las opciones de utilizar recursos para inversiones y el reglamento del registro de plaguicidas microbiológicos.

“Es paradójico que en teoría las universidades tengan una cantidad muy grande de dinero en certificados y no lo puedan usar. Es paradójico que, por ejemplo, se consigan una cantidad grande de recursos generados por las mismas universidades que tampoco se puedan usar tan fácil (…) esta parte legal y reglamentaria es algo que va a incidir mucho”, dijo Miguel Rojas, profesor e investigador del TEC.

Por este motivo, hacen un llamado a las autoridades nacionales a que se realicen cambios en el reglamento de registros y que se evalúe una modificación a las restricciones que provoca la regla fiscal.

Los investigadores están seguros de que Costa Rica tiene la capacidad de ser en un referente centroamericano en este tema y convertir al país en un Centro de Desarrollo de productos biotecnológicos y microbiológicos.

Durante los últimos cinco años, el consumo de bioinsumos ha aumentado un 20% cada año y las aplicaciones realizadas en Costa Rica alcanzan un valor de $50 millones anuales, según estimaciones del CIB.


Uso de bioplaguicidas


Crecimiento a nivel nacional (solo para productores de trichoderma según el CIB)

• EL consumo nacional de bioplaguicidas está aumentando a una tasa de 122% por año
• Las aplicaciones realizadas en Costa Rica alcanzan un valor de $50 millones anuales
• Mercado interno se ha multiplicado por diez durante los último cinco años


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