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Lunes, 25 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


Costa Rica; más de 1.5 millones de evangélicos

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 13 marzo, 2024


Un 30 por ciento de los nacionales ahora declaran que son “evangélicos” cuando se les pregunta si tienen una fe religiosa. Se estima que solo en este siglo 500 mil personas abandonaron la iglesia católica y ahora asisten a servicios en algún templo evangélico. ¿Qué fue lo que pasó para incitar a este nivel de cambio y qué pudieran ser algunas de las consecuencias?

Primero, los evangélicos activamente hacen evangelismo (por eso el nombre) en los barrios donde viven. Invitan a sus vecinos a una multitud de actividades semanales que celebran. En cambio, el sacerdote católico se mantiene en el templo esperando que lleguen los feligreses. El Papa actual les ha incitado a que hagan más esfuerzo, pero no le obedecen.

Segundo, los evangélicos forman una red de “hermanos y hermanas” y se ayudan entre si mismos. “Daniela no tiene empleo – ayudemos a encontrar.” “A Ismael le robaron las herramientas. Ayudemos a comprar nuevas.” Este tipo de red no existe en el catolicismo.

Tercero, el pastor evangélico en general (en la Asamblea Legislativa hay algunos que sí) se mantiene fuera de la política nacional. Los sacerdotes y obispos se pronuncian a cada rato sobre legislación y temas políticos en general.

Las consecuencias de este cambio de religión de los costarricenses solo se comienzan a sentir. Los evangélicos tienen mayor probabilidad de ser emprendedores. Ponen a empresas, algunas que fracasan y otros no, y trabajan mucho. Los católicos son más fatalistas, y el mensaje que reciben del sacerdocio es de “resignación” y que las injusticias se rectificarán “en el Cielo.” Como dice Max Weber en su famoso libro “La Ética Protestante” el evangélico ve en el trabajo y el emprendimiento parte de la ruta hacia el Cielo—no así el católico.

Comenzando en el Siglo XVI el movimiento protestante insistió que cada persona tenía el derecho de leer la Biblia independiente de supervisión e interpretación del clero. En ese sentido llegó el movimiento “bíblico” a Costa Rica a principios del Siglo XX. Para poder leer la Biblia había que educar a los habitantes. La Iglesia Católica por mucho tiempo estuvo en contra de la educación pública, después estuvo de acuerdo, pero solo para las elites, y ahora sí aceptan.

Muchas de las iglesias evangélicas, desde las más conservadoras como el episcopal, hasta los “pentecostales” aceptan mujeres como clero. Hay pastoras, pocas aún, pero cada vez más.

Las consecuencias de haber tantos evangélicos serán muchas. Cuando la mitad de los costarricenses son evangélicos es dudoso que van a querer tener a una iglesia católica como la “oficial.” Van a insistir y finalmente obligar al gobierno a suministrar más y mejor educación en los vecindarios pobres. Van a demandar castigos fuertes para los malhechores, aunque fuera su primera confrontación con la justicia.

En El Salvador cuando una persona se matricula como miembro de la “mara” no puede salir nunca. La excepción es si se hace evangélica. ¿Las pandillas ticas qué posición tendrán frente a un miembro convertido al evangelismo?

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