Crecimiento e institucionalidad
Alejandra Esquivel alejandra.esquivel.guzman@gmail.com | Jueves 31 mayo, 2018
Crecimiento e institucionalidad
No es posible seguir manteniendo la tesis de que el objeto de la ciencia económica es la riqueza. Para superar las situaciones desfavorecedoras, hay que tomar consciencia de ellas por más soñador que alguien pueda ser y, en materia económica, el subdesarrollo no es la excepción…Para salir del subdesarrollo -visto este como la carencia de bienes, servicios y mecanismos productivos, con materialización los rezagos en la construcción social, política y económica que conllevan a la generación de consecuencias negativas para el país, primero hay que enfrentarlo y para ello, primero se debe tomar consciencia de él.
El subdesarrollo no puede comprenderse sino con referencia a la economía mundial. Así, por ejemplo, si lo analizamos en términos de PIB per cápita -siendo que este se considera un muy buen indicador del nivel de vida, las cifras de Costa Rica siguen estando muy por debajo de las estadísticas que muestran los países de la OCDE -a pesar de su mejoría en la última década y que nuestro ingreso per cápita se triplicó desde 1960.
En ese sentido, para nuestra discusión de hoy abro dos interrogantes: ¿Son nuestras instituciones factor detonante en nuestro nivel de subdesarrollo? ¿Nuestras instituciones han evolucionado al ritmo que exige nuestra necesidad de crecimiento económico? … “Economistas e historiadores de la economía han focalizado su análisis en las interacciones existentes entre normas sociales, valores culturales y desempeño económico, con el objetivo de mostrar la incidencia de las instituciones políticas y económicas, los sistemas y códigos legales, y los mecanismos garantes del cumplimiento de los contratos en el crecimiento económico” (Ferguson, 2012).
El desarrollo económico exige -irrefutablemente, cambios en las instituciones y en las políticas a lo largo del tiempo y nuestro aparato institucional (Douglas North, Premio Nobel de Economía asoció la estructura institucional con “las reglas del juego” conforme a las cuales se desenvuelve la actividad económica) continúa llevando un ritmo lento en materia de simplificación de trámites, gobernanza, innovación tecnológica, respuesta del capital humano a las exigencias del mercado, corrupción, transparencia, desigualdad, modernización de las instituciones, gestión de instituciones más eficientes para alcanzar el progreso, sistema de elección legislativa, desarrollo sustentable, transferencia tecnológica, infraestructura, productividad, encadenamientos, re-enfoque de políticas públicas, etc -frente a esta carrera en la que no es suficiente una tasa de crecimiento cercana al 4% si se quieren mejorar las estadísticas de empleo, competitividad y comportamiento de variables endógenas al análisis de capacidad productiva y crecimiento del país -en un entorno además en el que estamos asumiendo los costos del ordenamiento de las finanzas públicas, por ejemplo. O más general, en un entorno en el que no estamos enfrentando el subdesarrollo con la infalibilidad de querer superarlo.
El crecimiento genera los recursos y la demanda por un fortalecimiento de las instituciones, lo que indica una causalidad opuesta a la que se establece más arriba entre el desarrollo institucional y desarrollo económico... Este contexto también deriva en la trampa del ingreso medio -con los costos colectivos que siguen impactando a nuestra sociedad.
La búsqueda del crecimiento, paralelo a una mejora en la eficiencia de las instituciones es lo que permitirá un aumento sostenido en el producto del país, este crecimiento real de la economía depende del impulso de los factores de oferta y demanda de forma simultánea (abordando los retos sobre demanda agregada -consumo e inversión como funciones crecientes del PIB).
Al igual que en mi columna de hace un par de semanas, dejo de manifiesto el significativo papel que juega la empresa privada de cara ahora a demandar racionalidad, congruencia institucional con las exigencias de mercados internacionales, eficiencia institucional… siendo que el gobierno no puede migrar al país -del subdesarrollo, de forma aislada del sector productivo; pero si debe cumplir su papel en esta carrera: dirigir (de una forma sana -influenciando voluntad y competitividad) la eficiencia económica -pública y privada, hacia el progreso social.
Sería materialmente imposible abordar en una sola columna los cambios que estimo necesarios para nuestra institucionalidad. Lo que sí es cierto, es que tanto el sector privado como nuestra sociedad con consciencia del subdesarrollo, demandan una participación institucional y con ello un marco institucional que no se quede absorto en el procurar hacer las cosas, sino que muestre al país y a la comunidad internacional, que somos capaces de eficientizar nuestro sistema y demostrar que el gasto público tiene una “razón de ser” en Costa Rica.
El actual gobierno no ha cumplido aún un mes de ejecución, pero Costa Rica tampoco cuenta con mucho tiempo para que su institucionalidad se articule con los retos que presenta el contexto internacional a economías y realidades nacionales como la nuestra.
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