Cripto-economía, los costos de transacción y las monedas digitales
Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Miércoles 17 noviembre, 2021
En una columna anterior les hablaba del surgimiento de las monedas digitales como respuesta a la aceleración y disrupción tecnológica que vivimos. Lo anterior, provoca siempre actores que contra viento y marea pretenden frenar la ola, independientemente de que ella pueda ser una gran oportunidad para el país como un todo. Los negocios P2P es decir, persona a persona, serán cada vez más frecuentes. Ya hemos hablado de como aparecen los modelos de economía colaborativa como UBER, AIRB&B y por supuesto, los modelos de contratación de servicios online, dónde como decimos en Grecia, se compra la lecha y no la vaca. La llegada del BITCOIN es entonces al mundo financiero lo que UBER es al mundo del transporte de privado de taxis de pasajeros.
El BITCOIN y sus familiares cercanos, los ALCOINS son el resultado de una innovación llamada cadena de bloques, combinada con una modernización de las plataformas de intercambio de dinero digital, las cuales se han convertido en un instrumento casi en tiempo real de intercambio de activos. Dicha innovación permite juntar de forma segura y confiable a dos individuos, uno asiduo de invertir en activos digitales (criptomonedas) y el otro asiduo de vender (recuperar liquidez en dinero fíat, es decir, recuperar sus ahorros invertidos. Dicha reunión de actores no sería tan sorprendente si ella se produjese con la intermediación de un tercero, es decir, los tradicionales bancos. Todos sabemos que los bancos trabajan con el dinero de los demás, dando liquidez a quienes requieren gastar sus ahorros y prestando a quienes deseen invertir. Lo sorprendente del dinero digital o encriptado es que dichas transacciones pueden darse sin la intervención de un tercero, es decir, sin requerir de los servicios del Banco o intermediario financiero.
Nos preguntamos entonces ¿por qué motivos se hace tan importante el fomentar una regulación apropiada y flexible a las criptomonedas existentes y al desarrollo futuro de los cripto-negocios? La primera razón es la necesidad de mejorar la eficiencia del sistema económico y de su capacidad de transferir ahorro a inversión en tiempo real, es decir, sin la intermediación sustantiva de actores institucionales lentos y caros, como lo son los bancos hoy en día. Una transacción encriptada, totalmente segura y en tiempo real cuesta hoy una centésima parte de lo que vale una transferencia internacional entre dos bancos, reduciendo esencialmente el costo de tiempo y de transacción involucrado en dicho desplazamiento de recursos. Ante tal diferenciación, la única respuesta posible del mundo fíat para evitar perder la clientela es modernizar las operaciones financieras y reducir disruptivamente los costos de transacción bancarios existentes. Empero, a diferencia de lo que sucede con los bancos dónde la relación comercial se realiza con protocolos legales, costos de revisión y de autorización y grandes sumas de dinero para la seguridad de claves y el resguardo de la operación financiera de los bancos; las transacciones en el mundo encriptado se realizan con el apoyo descentralizado de cientos de miles de mineros que bajo un mismo algoritmo matemático y con reglas del juego únicas transmiten sus decisiones a la red de internet y validan las relaciones P2P en cada uno de los casos.
La eficiencia se logra por un conjunto de reglas del juego matemáticamente sólidas y con un principio básico de cumplimiento, de tal forma que se resguarda la totalidad de lo sucedido y se valida en tiempo real las transacciones. Ya no tendremos que esperar que un ejecutivo envié un fax, o correo, que se valide por dos o tres personas adicionales en el trayecto y que uno de los dos bancos use los recursos y el otro cobre una amplia comisión por enviar o recibir tu dinero. Todo esto está obsoleto en el mundo digital, todos estos costos son innecesarios y caros para la eficiencia del sistema económico postpandemia. Así las cosas, el mundo del dinero digital provoca también angustia entre los burócratas de Banco Central, se imaginan como competir con una máquina moderna de hacer dinero que está descentralizada y esencialmente vive en función de la credibilidad de una comunidad o colectivo. La comunidad BITCOIN de libre adherencia y con la mayor libertad, aceptó hace más de 11 años la presencia de un activo digital cuyo intercambio se ha vuelto normal, tan normal como llamar un UBER o alquilar una casa a través de AIRB&B. Hoy la capitalización del BITCOIN supera la del oro, es tan amplia en cobertura que existen cientos de millones de transacciones al día, todos aquellos inversionistas que aún no conocen del tema, deberán actualizarse rápidamente. Una moneda digital que pasó de valer unos cuantos centavos de dólar en sus inicios allá por el año 2009 a venderse hasta por 68 mil dólares en días pasados.
En un país dónde existen serios riesgos de inversión financiera, dónde la posibilidad de siquiera recuperar la capacidad de compra del dinero invertido está en duda, debido a las amplias imperfecciones del sistema financiero y los problemas de estabilidad macroeconómica. Hoy en Cost Rica las monedas digitales podrían atender un crecimiento impresionante como activos y como medio de intercambio alternativo. El nacimiento de opciones de desarrollo comercial como CRIPTO-CR, una ingeniosa manera de apalancarse al mundo digital encriptado, nos dicen que una nueva etapa en el desarrollo del mercado financiero mesoamericano está naciendo. Efectivamente, aprender rápido y bien sobre este tema les dará a muchos la ventaja que necesitan para relanzar su negocio y sus actividades comerciales sean del ámbito que sean. La necesidad de fidelización de clientes, de obtener clientes con un perfil tecnológico y digital superior y, sobre todo, la confianza para intercambiar activos, bienes y servicios en el mundo digital nos hace pensar que los negocios también han cambiado y seguirán cambiando ampliamente en los próximos meses. Monetizar al mundo fíat será más una eventualidad que la costumbre, los consumidores financieros de esta tercera década del siglo XXI ya no requieren acudir a esos aparatos centralizados e inseguros llamados cajeros electrónicos. Dichas máquinas serán chatarra en los próximos años. Al igual que las maquinitas de reproducción de moneda fíat se lucirán bien en un museo del Banco Central en la próxima década.
Las comisiones por intercambio financiero se regirán por el costo fijo del minero digital y se cargará una tarifa mayor por la ansiedad del intercambio, generando algo similar a la hora pico en el transporte de taxis tipo UBER. Las comisiones por burocracia desaparecerán y los robots tecnológicos eliminarán los requerimientos de llamadas o interacción humana adicional al P2P que tiene una transferencia encriptada. Se que para algunos de mis colegas o lectores esto les sonará a Alicia en el país de las Maravillas, pero señores, esto no es tercera dimensión, ya está con nosotros y llegó para quedarse. Al igual que el dinero fíat perdió su valor de uso en el momento que se eliminó la convertibilidad al oro en el marco de la conferencia de Bretton Woods, hoy el dinero fíat pierde la batalla por una forma de dinero mucho más adecuada a sus tiempos, los tiempos disruptivos de la cuarta revolución industrial.
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