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COLUMNISTAS


¡Criticar y criticar!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 05 diciembre, 2014


Un país no se construye sobre el insulto, siempre una sociedad se ha construido sobre ideas y trabajo arduo


Sinceramente

¡Criticar y criticar!

La vida me ha enseñado que nada es integralmente malo ni nada es completamente bueno. Con frecuencia hay muchos aspectos malos entremezclados con las mejores cosas que el país ha construido.
Me queda igualmente claro que los hombres son la medida de todo sistema y que las mejores instituciones tienden a degradarse obra de los seres humanos, o tienden a superarse gracias a los mismos.
Creo que el cultivo de los valores es indispensable, diría esencial, a la convivencia de los hombres. Creo que de la solidez de los valores y de los principios deriva en gran medida la confianza, el afán de desinteresada colaboración, la paz y el respeto entre los seres humanos.
La familia, la formación religiosa, la escuela, los grupos de convivencia y de referencia, los medios de comunicación colectiva, todos socializan al ser humano en una comunidad en los valores de la misma, de ellos deriva justamente esa convivencia en armonía. Hemos venido debilitando todos y cada uno de esos pilares de socialización en nuestra comunidad costarricense.
Muchos interesados en hacer añicos nuestra sociedad han auspiciado este fenómeno, señalando sin cesar que todo está malo, que todos son corruptos, que la impunidad reina, que la falta de honestidad nos caracteriza, que el país es una podredumbre, que hay que acabar con el país y reconstruirlo desde cero, porque lo que hay no es siquiera rescatable. Claro, nada proponen en su reemplazo. Recordemos que quienes mucho acusan de falta de ética podrían ser los primeros en carecer de ella.
Mal hacen quienes así denigran lo construido en Costa Rica. En el libreto de estas personas desde la independencia se impuso el reino de la explotación del liberalismo. La Segunda República para ellos fue la madriguera de la corrupción y la actual Costa Rica un infierno. Creo que están totalmente equivocados.
Los seres humanos somos imperfectos. Cuando elegimos a un funcionario para llevar a cabo la administración de los asuntos comunes en nuestro país no elegimos a un santo, elegimos a un ser humano diestro y competente en aquel quehacer. No lo debemos elegir corrupto, pero elegimos a seres humanos imperfectos, con debilidades y falencias.
La comunidad no debe ausentarse en este proceso político. La comunidad debe incorporarse en las tareas de la administración pública, en las tareas de la supervisión y el control de los asuntos comunes asumiendo corresponsabilidad en el proceso.
El país ha desarrollado una cultura muy cómoda, se manifiesta en criticar sin proponer nada. El país se ha acostumbrado a oponerse a todo sin proponer a cambio nada. Quienes proponen son corruptos. Quienes no proponen son dejados en paz. Estamos estancados.
No es razonable acusar a todos nuestros presuntos adversarios de corruptos. Esa generalización terminará por desvirtuar su significado. Todos debemos hacer el propósito firme de evitar denigrar y comenzar a pensar, construir y proponer. Un país no se construye sobre el insulto, siempre una sociedad se ha construido sobre ideas y trabajo arduo.

Emilio Bruce
Profesor
ebruce@larepublica.net
 

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