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Cuando llega la madurez

Luis Mastroeni luis@luismastroeni.com | Viernes 06 septiembre, 2024


No, no voy a hablar de mi edad. Quisiera, más bien, adelantarme un poco y contarles cómo considero que el proceso de la gestión de sostenibilidad termina integrándose por completo en el día a día de cualquier tipo de negocio.

Sin embargo y, antes de adelantarme al proceso natural, es importante decir que el principal objetivo de las áreas de sostenibilidad es lograr que la empresa adopte las prácticas de triple impacto en su día a día. Los departamentos de sostenibilidad tienen un principio y un fin; si realmente queremos que el negocio perdure el tiempo.

Sobre el párrafo anterior ya he escrito algo en mis blogs anteriores. Por ahora, me referiré a cuando llega la madurez.

Cuando las empresas maduran en la gestión sostenible de negocio han alcanzado un desarrollo pleno, logran que todas las áreas de la organización cuenten con indicadores de triple utilidad, pero además no necesitan de un “policía” que ande detrás, recordándoles que es importante, además del tema financiero, el social y ambiental.

Los diferentes departamentos asumen, como propios, los planes de trabajo que permiten no solo llegar al resultado económico, sino disminuir los riesgos que podrían enfrentarse sino se gestionan los impactos negativos sobre las personas y el medio ambiente.

La madurez llega después de un largo recorrido (como la vida) en el que la empresa ha comprendido, por lo buenas o por las malas, que las nuevas oportunidades en el mercado, los nuevos clientes y las mejores ofertas en costos financieros, solo llegarán si se adoptan prácticas sostenibles; prácticas que le hagan bien al contexto en el que se opera y que también le hagan bien a la compañía.

Esta etapa, que también se podría llamar la de la transformación, ocurre en el momento en que no hay que rogar para que las gerencias entiendan que a la sociedad no le importa si la empresa creció a “doble dígito”, sino más bien le interesa cuánto de ese crecimiento se traduce en distribución de valor para todos sus públicos de interés y una vez con esto claro, empieza a preferir los productos y servicios que logren destacar en estos temas.

Las empresas que llegan a esta etapa demuestran en sus reportes de sostenibilidad que están fortaleciendo sus alianzas y gracias a ellas, generan un impacto positivo capaz de mejorar la realidad de su entorno. Y no hay que ser muy inteligente para saber que, si el entorno es robusto y saludable, a la empresa le irá bien.

La madurez empieza a notarse cuando el área de sostenibilidad o responsabilidad social tiene menos gente y logra ser más un director de orquesta que un gestor. La madurez llega cuando la Junta Directiva comprende que dentro de sus obligaciones no solo está preocuparse por el estado financiero, sino también por el estado del cierre de las brechas sociales y ambientales que podrían poner en riesgo el futuro del negocio.

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