¡Cuidado! Saprissa olfatea pentacampeonato
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 12 diciembre, 2024
Cuando San Carlos dejó escapar en 10 minutos, la victoria que construía 2-0 frente al Saprissa en la ida de una de las semifinales del Apertura, firmó la sentencia de su futura y cercana eliminación.
Lo que incluso pudo ser un 3-0 en Ciudad Quesada, un talentoso futbolista de raíces norteñas como Deiver Vega, lo convirtió en un 2-2, gracias a una asistencia prodigiosa a Javon East para el 2-1 y enseguida un mortero de larga distancia espectacular, que dejó congelado a su amigo Danny Carvajal para el 2-2 final.
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Presentarse en La Cueva, sin victoria en casa en el juego de ida no es buen negocio para ningún equipo del campeonato criollo, ni siquiera para los más pintados como Herediano o Alajuelense.
El ambiente, el entorno, la barra brava, el empuje de La Doce, las estadísticas, la historia, la tradición y un Saprissa que se crece y practica un mejor fútbol impulsado por su fervorosa fanaticada, convierten el juego de vuelta para la visita en un infierno.
Luis Antonio Marín, técnico de San Carlos, sabía que el Saprissa se iría encima de sus pupilos desde el minuto uno. Era lo lógico y habrá girado instrucciones, específicamente a sus hombres de retaguardia para que se concentraran, ordenaran y soportaran el chaparrón.
Sostener un 0-0 en el primer tiempo es buena noticia para cualquier rival del Monstruo en situación similar a la de Los Toros, que se presentan con un empate a cuestas. No permitir goles tempranos es la segunda lección.
Pues bien: a algunos futbolistas de la defensa norteña le temblaron las pantorrillas, otros llegaron dormidos, desconcentrados, cometieron yerros de marca imperdonables y ya a la media hora de partido perdían 2-0 y la semifinal quedaba sentenciada en favor del Saprissa.
Excelente partido del Monstruo; reapareció su capitán Mariano Torres, juego vertical y desafiante de sus mediocampistas abiertos: Deyver Vega y Gino Vivi, carrileros ofensivos y picantes: Myrie y Mora y Esteban Alvarado con un par de achiques determinantes para terminar de congelar las débiles aspiraciones y esperanzas de los norteños de darle vuelta a la estadística.
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Saprissa es un equipo sumamente peligroso en instancias finales. Se crece, se ordena, se motiva, se mueve en su charco, el que le gusta y le agrada y ya se instaló en la final de la etapa clasificatoria.
Empezó a oler, a olfatear el pentacampeonato y eso, para sus rivales de turno es una desgracia.
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