De cómo Polo y Natalia terminaron de construir la propuesta en las faldas del Volcán Barva
Alberto Salom Echeverría albertolsalom@gmail.com | Viernes 23 agosto, 2024
Alberto Salom Echeverría.
Albertolsalom@gmail.com
Los amantes durmieron toda la noche, después de haber hecho el amor una vez más, con toda la energía propia de la juventud de ambos y del fuego amoroso que ahora crecía en el interior de las criaturas. Se comunicaron más que nunca, aunque el lenguaje verbal no fuera esa noche más que una frase: -te amo” -decía Leopoldo- “yo igual” -respondía Natalia. No fue necesario decirse nada más. Por fin durmieron confortados, arrullados por el ruido metálico que producía la lluvia en su repiqueteo sobre las tejas de zinc.
La mañana era en extremo fría; pero, esa circunstancia no evitó que Leopoldo, como era habitual en él, despertara e inmediatamente se pusiera de pie antes de las seis de la mañana. Se dio un duchazo con agua aún más fría que la temperatura ambiente, su cuerpo musculoso reaccionó calentándose. Tan acostumbrado estaba a bañarse bajo el agua fría que, ni siquiera se molestó en averiguar si en la casa había un sistema de agua caliente. Se enrolló el paño en la cintura y fue a vestirse al cuarto. Natalia abrió los ojos, justo en el momento en que Leopoldo se quitaba el paño para vestirse de espaldas a ella. Sus ojos de mirada femenina se extasiaron una vez más, al ver el cuerpo atlético de Leopoldo. Se erotizó, entonces dio un salto ágil desde la cama, lo abrazó, lo acercó hacia ella, le besó la nuca, la espalda y, después, le dio uno que otro beso furtivo que apresuradamente los fue deslizando hacia las protuberantes posaderas de Polo. El muchacho se volvió entonces y tiernamente, besó a su amante.
Se cruzaron dos o tres palabras más, y luego, mientras Natalia incursionó en el baño, Polo, sin preguntarle preparó un reparador desayuno tropical, con tortillas, gallo pinto, huevos fritos, maduros y un plato de frutas con jugo de naranja para cada uno.
Durante el desayuno, retomaron sobre todo el tema de la propuesta de Polo que, Natalia ya había hecho suya también. Además, refinaron detalles de esta, repasaron los invitados que deseaban que estuvieran, el lugar, el día y la hora de celebración de la charla. Natalia convenció a Leopoldo de que debían aumentar considerablemente el número de personas por convidar tras mencionarle, nombre por nombre, los conocidos más cercanos de ambos que, consideraba ella ineludible que fueran parte del evento. Polo accedió.
A las 8:15 am llegó Prudencio para llevarlos hasta el Volcán. Lo invitaron a tomarse un café, chorreado por Leopoldo que poseía gran pericia en la materia. No era así no más que se chorreaba el café. Hay que mover constante y seguidamente el pichel alrededor del interior de la bolsa, para recoger la brosa que va quedando adherida a sus paredes. El café que le gustaba a Polo era bien fuerte. El campesino que toda su vida había tenido contacto con el café de altura, desde el primer sorbo comprobó el “expertise” de Polo. ¡Qué cafecito tan bueno! -dijo-. Muchas gracias don Prudencio -respondió Polo- Al ratito, Natalia que comprobó que Prudencio se había tomado todo el contenido de la taza, urgió la salida de los tres.
Prudencio se había hecho acompañar por uno de sus nietos y llegó además con dos perritos, extraordinarios conocedores de todo el trayecto. El niño tendría unos nueve años, su nombre es Nautilio. Tiene su pelito sobre la cabeza, fino y corto. Es de piel cobriza y ojos claros. Muy callado e igual que los perros, gran conocedor de todo el trayecto hacia el Volcán. Natalia le reprochó a don Prudencio por no haberles dicho que venía acompañado por el niño, pues lo habrían hecho pasar y le hubieran ofrecido un fresquito siquiera. A no -expresó el campesino con humildad-, por eso no se preocupen, él está acostumbrado a todo este trajín. -Bueno “andiamo” -repuso Nati, usando esta expresión italiana que aprendió de su padre, un políglota y que, tras andar tanto con Jean Paul, don Prudencio conocía de sobra su significado-.
La subida al volcán a pie, desde el predio de Jean Paul y Olga, en las faldas del macizo, demoraba aproximadamente dos horas subiendo y un poco menos descendiendo. Natalia y Leopoldo sudaron la “gota gorda” escalando la empinada montaña, y eso que los dos eran senderistas de los buenos; mientras que Prudencio llegó todavía fresco y, ni siquiera con la respiración agitada. El niño se fue adelante, como si hubiera escapado, con los dos perros y no lo volvieron a ver hasta llegar a la pura cima.
Esta vez sí consiguieron tomar fotos de saínos, osos hormigueros, coyotes, y de la escurridiza danta; así como de quetzales, reinitas y colibríes. Se encontraron, además, con todo tipo de plantas, pero, Polo y Nati estaban fascinados con las bromelias y muy especialmente, por su belleza y diversidad, con las orquídeas. Fotografiaron unas dos o tres de cada una de ellas. Según les explicó Prudencio, las bromelias son monocotiledóneas que han sido objeto de consumo por parte de las poblaciones nativas, desde los tiempos prehispánicos. Se consume el fruto de la planta entero y una parte de ellas como vegetales, o para hacer frescos. El campesino les dijo que en su casa lo consumen frecuentemente como bebida, ya que es cuando se le siente más un sabor dulce exquisito. Por cierto -se recordó-, la piña es una especie de bromelia. Los extractos de la planta - concluyó don Prudencio, haciendo gala de conocimientos nutricionales- tienen propiedades anti bactericidas, antiinflamatorias, antitumorales e hipoglucemiantes, e inclusive actúan como antiparasitarias. También, en su calidad de vegetales comestibles poseen un sabor muy agradable al paladar. Este fue otro hallazgo para Natalia y Polo que lo desconocían por completo.
Antes de iniciar el descenso, se sentaron sobre el zacate, alrededor de un mantel, muy típico, estampado de cuadros rojos y blancos, a saborear las viandas preparadas por Natalia y Leopoldo. Nautilio, el niño, por pura timidez, quiso alejarse un poco del grupo para ingerir los alimentos, pero Natalia se lo impidió tomándolo de la mano y ofreciendo llevarle el plato e insistiendo que se uniera a ellos porque querían saber cómo le iba en la escuela. Nautilio, desde luego, ni chistó cuando se vio sentado entre Polo y Nati. Polo de un modo muy dulce le preguntó primero cómo le iba en la escuela, el niño no tuvo problema en responder las preguntas, si bien monosilábicamente. Al cabo de un rato, perdió el miedo al contacto con los extraños para él, porque se sintió aceptado. Hablaron de varios temas, durante una media hora y por supuesto conversaron de cómo le iba en el fútbol con sus compañeros de la escuela. Don Prudencio, que estaba pendiente, terció en la conversación, señalando que Nautilio era un buen futbolista y que, el entrenador de la selección infantil del pueblo le había ofrecido incorporarlo al equipo. El rato se hizo muy agradable para todos, pero empezó a lloviznar primero y al cabo de unos instantes, llovió copiosamente. El aguacero fue despachador obligando a todo el grupo a refugiarse en una casita que parecía que, unos años antes hubiese sido construida para el turismo, pero, en ese momento se encontraba ya medio desvencijada por la falta de mantenimiento y por las inclemencias del tiempo.
Cada uno se puso una capa amarilla que, inadvertidamente Prudencio había cargado en su salveque para ocasiones como esta. Nati y Polo quedaron admirados por la iniciativa de don Prudencio; sencillamente -musitó Natalia- a este señor no se le escapa nada. En cuanto la lluvia amainó un poco, aprovecharon para echarse a caminar montaña abajo.
Aunque todavía no había caído tanta agua sobre el macizo montañoso, la bajada estaba en extremo resbaladiza y en algunos tramos el terreno se volvió fangoso, ya que el agua llovida se había estancado, probablemente por el diluvio que había caído durante la noche. El terreno se tornó escarpado y el descenso se hizo muy lento. Para peor de males, el aguacero volvió a caer torrencialmente, sin dar tregua a los caminantes.
Demoraron aproximadamente dos horas y media para llegar a la casa de los padres de Natalia donde se hospedaron dos días los estudiantes, sin haber imaginado antes que iban a vivir tantas experiencias fructíferas en tan poco tiempo. Todos se encontraban empapados de los pies a la cabeza; sin duda, Nati y Polo ameritaban una ducha antes de aprestarse a regresar a San José. De previo a separarse, les ofrecieron a Prudencio y Nautilio un fresco cargado de dulce que bebieron con verdadera fruición, hasta saciar la sed; después, los jóvenes se despidieron agradecidos, tanto de don Prudencio como de Nautilio, al que ya habían logrado integrar a una esfera de confianza y cariño.
Una vez que estuvieron dentro de la cabaña, ambos reconocieron que se sentían rebosantes de alegría, cargados de ilusiones y plenos de satisfacciones y de amor entre ellos.
A sugerencia de Leopoldo, limpiaron la cabaña lo mejor que pudieron, recogieron sus pertenencias y se marcharon.
En esta ocasión el trayecto casi no lo sintieron, aunque todavía caía un poco de lluvia, viajaban en un vehículo cómodo y conforme descendían el aguacero torrencial iba disminuyendo. Durante el resto del viaje de regreso, retomaron el tema de la propuesta que Polo planeaba hacer y terminaron de afinar detalles. Finalmente, convinieron en que el evento se llevaría a cabo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UCR en el término de una semana. Consistiría en una disertación que haría Leopoldo, con apoyo de video beam, utilizando la aplicación “PowerPoint”, que Leopoldo conocía muy bien.
También Polo recibió una llamada de Ismael, que puso en “altavoz” para que Natalia escuchara. Ismael les informó principalmente, que el clima en el movimiento estudiantil estaba muy caliente, por la decisión del gobierno de Chaves de enviar el presupuesto de las universidades a la Asamblea Legislativa, descartando la propuesta de las cinco universidades públicas, consensuada entre los rectores y la dirigencia estudiantil. En otras palabras, se había producido una ruptura de las negociaciones entre el gobierno y las universidades. En resumen, dijo Ismael aquello era un hervidero entre los estudiantes de todos los centros universitarios; por lo que preparaban una manifestación en grande próximamente dirigida hacia el Congreso de la República. Antes de finiquitar la conversación telefónica con Ismael, algo le anticipó Polo en torno a la propuesta que haría brevemente a un grupo de estudiantes. Ismael se mostró de acuerdo en todo y le dijo a Leopoldo que contara con él en la organización y logística del evento.
Al llegar a San José, los amantes tomaron rumbo a la casa de Natalia para censar con los padres de ella. Fueron recibidos con beneplácito primero por Olga que estaba preparando la cena. En cuanto se les incorporó Jean Paul, Polo y Natalia iniciaron una rememoración de todo lo vivido en la cabaña, con pelos y señales narraron el encuentro con don Prudencio, después con su nieto y de la caminata en la tarde del viernes y la subida al volcán el sábado. Olga que era muy perceptiva, notó una confianza especial entre su hija mayor y Leopoldo y advirtió incluso, cierta complicidad en algunos detalles de la interacción entre los jóvenes. La música clásica que era frecuente en la casa inundó todo el espacio. Primero escucharon a Mozart con la “Pequeña Serenata Nocturna”, en Sol Mayor y después con la <<Heroica>> de Beethoven; quedó pendiente escuchar “Los Conciertos de Brandemburgo” de Bach; del que Jean Paul, que era el más aficionado, había comenzado a disertar. Se sentaron a la mesa, saborearon las exquisiteces preparadas por Olga, se complacieron con una sobremesa, escuchando a Olga declamar algunos poemas, muy compenetrada en ellos. Luego Natalia solicitó el vehículo de su padre nuevamente para encaminar a Polo hasta su casa en Barrio Cuba. Se despidieron amorosamente, sin que quedara en Polo ningún rescoldo de duda de que Nati estaba en la misma frecuencia sentimental con él.
La semana siguiente fue de intenso trabajo preparatorio del foro que los estudiantes organizaron para escuchar y debatir en torno a la propuesta de Leopoldo Mora, en un espacio conseguido en la Facultad de Filosofía y Letras, donde Leopoldo gozaba de gran prestigio. Al evento concurrieron unos veinticuatro jóvenes estudiantes de alrededor de treinta invitados.
-Leopoldo se esmeró en preparar una exposición magistral, de gran calidad, con ayuda de “video beam”. El joven filósofo, con elocuencia, comenzó motivando a los asistentes en el sentido de que la propuesta que les formulaban, -pluralizó para incluir a los otros cuatro componentes del grupo original-, está basada en la convicción de que los estudiantes universitarios, en todo el mundo, deberían ser pioneros en la lucha contra el “cambio climático” y el “calentamiento global”, puesto que la vida, en todas sus formas y en todo el planeta se encuentra seriamente amenazada, si permitimos que el clima promedio aumente antes del 2050 en 1,5° grados por encima de la temperatura promedio existente en la era preindustrial. Explicó que se trataba de la época en la que el mundo, especialmente los países de capitalismo desarrollado conocieron los inicios de un portentoso desarrollo industrial, más o menos a partir de mediados del sigo XIX. La causa fundamental radica en la utilización en primer lugar del carbón mineral, y después del petróleo y el gas natural como base de la energía fósil que requirieron para mover la industria. Al inicio -dijo Leopoldo- no era claro para la ciencia, el impacto que el combustible fósil tendría sobre el calentamiento de la temperatura del planeta. Más bien -agregó con apoyo del material audiovisual- la ciencia se abocó a apoyar el desarrollo científico tecnológico, para apuntalar el capitalismo industrial. Este se fue tornando cada vez más monopólico, sometiendo a la ruina a centenares de pequeños y aún de medianos industriales en los países punta del capitalismo mundial; pero espoleó la extracción de la materia prima existente en países subdesarrollados, ampliando muchas veces la distancia entre los grandes polos de desarrollo capitalista mundial y los países pobres. Leopoldo documentó con copiosa cantidad de datos su aserto. Los propios países socialistas que fueron emergiendo como reacción a la pobreza y, desigualdad en todo el mundo, principiando por Rusia, que conformó una federación denominada Unión de países Socialistas Soviéticos, también apuntaló su industria en las materias primas que se producen a base de combustibles fósiles, aún cuando se reconoce que lograron desarrollar en gran escala la educación, la salud, el deporte en su interior y otras áreas.
-Leopoldo explicó, que la fuente de la contaminación de combustible fósil consiste en la emanación de gases de efecto invernadero, que quedan atrapados en la atmósfera terrestre provocando toda esta ola de calentamiento que vivimos y no hemos logrado detener. Además, especialmente el capitalismo voraz ha devenido en depredador de los bosques, ya sea en montañas, como en llanuras y mesetas, para adquirir la madera, y extraer minerales que requiere la monumental producción extractiva mundial. La producción -dijo- se ha ido tornando suntuosa, espoleando incluso, por consiguiente, el consumo innecesario de mercancías e incrementando la reproducción ampliada del capital. Como si esto fuera poco -martilló- el mundo se ha introducido en un capitalismo contaminante de ríos y de una manera sorprendente de los mares y océanos, lanzando toda clase de desperdicios que han puesto en riesgo los ecosistemas marinos, los manglares y los ecosistemas ribereños a lo largo de ríos y en los mismos ríos.
El calor -puntualizo el joven- no ha dejado margen al clima templado, pues el calentamiento de las aguas oceánicas ha comenzado a derretir los glaciares, cuyos torrenciales líquidos se vierten a los mares, en forma de agua dulce dando pie a otra fuente de destrucción de los ecosistemas marinos y es, a la vez, causa de muchas de las inundaciones en las ciudades costeras en todo el mundo. Con ayuda de valiosa información demostró como las corrientes de agua caliente, favorecen la formación de cada vez más huracanes, tornados, etcétera, que con mayor potencial que nunca, penetran en las costas de grandes y pequeñas ciudades creando inundaciones muy destructivas. La peor parte -puntualizó- la está llevando el mundo subdesarrollado.
Leopoldo hizo un análisis muy interesante acerca del por qué de los eventos extremos, ora torrentes de lluvia huracanados, ora sequías e incendios gigantescos que se alternan vulnerando ciudades, bosques selvas y montañas, y exacerbando el hambre por todas partes.
Si a todo esto le agregamos las salvajes guerras que continúan desatándose en el mundo, hoy con mayor destructividad, comprenderemos por fin, por qué el ser humano de la contemporaneidad es el principal agente propulsor del cambio climático. Esto es inaudito y representa un desafío para todos nosotros que deseamos resguardar un planeta hospitalario para estas y las futuras generaciones.
Al final de su exposición, Leopoldo formuló la propuesta de crear una organización de sociedad civil que impulse con energía la sostenibilidad y sustentabilidad en el desarrollo, sumándose a los esfuerzos de muchas otras organizaciones que han surgido en nuestro país y en el resto del mundo. Nosotros estamos convocados como generación a esta colosal lucha de nuestra época.
Hubo una discusión final antecedida de preguntas e interesantes intervenciones de los concurrentes. La propuesta contó con una gran recepción de parte de los asistentes, sin que nadie se hubiera movido de su silla hasta el final del evento. Se citarían para una próxima ocasión. Continuará…