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Del tobogán y la pecera

Nuria Marín nmarin@alvarezymarin.com | Lunes 28 diciembre, 2009



Creciendo junt@s
Del tobogán y la pecera

Hay que reconocer que la vida resulta muchas veces como un tobogán con grandes subibajas, algunos positivos, otros no tanto; algunos fruto de un proceso en el que somos protagonistas, en otros producto del azar.
Por otra parte, las recientes innovaciones tecnológicas llámense You Tube, Facebook, Twitter, etc. tienen la capacidad de proyectar a nuestros amigos, al país e incluso a nivel global los aciertos y errores que en un instante o en una vida podemos tener, haciendo de la vida de las personas una gran pecera con alcance a veces mundial.
Nadie representa mejor esta situación que la historia de la cantante Susan Boyle. Gracias a You Tube podemos ser, al igual que otros 150 millones de visitantes, testigos de una noche mágica que lanzó al éxito a una completa desconocida.
Cómo olvidar como esta soltera desempleada de 47 años, quien con natural timidez, poca pompa y una inusual despreocupación incluso de su apariencia personal superó todo escepticismo e iniciales burlas y cautivó con su bella voz a un auditorio que simplemente se rindió frente a su natural talento.
Curiosamente Susan Boyle quedó en segundo lugar del concurso Britain’s Got Talent, y sin embargo, se ganó el corazón del mundo como lo demuestran los récords en ventas de su primer álbum: I Dreamed a Dream.
En el subibaja de la vida, la otra cara de la moneda de 2009 la representa el golfista Tiger Woods, quien luego de un accidente el pasado mes de noviembre, vio lo efímera y frágil que puede resultar la fama.
Considerado como uno de los golfistas más importantes de todos los tiempos por ser el segundo jugador con más “majors” en la historia del golf mundial y con millonarios patrocinios a su haber, Tiger ha sido por muchos años un icono de lucha y ruptura de barreras en un deporte con un largo historial de discriminación.
Más sin embargo y gracias a un prolífero historial de infidelidades hechas públicas en los últimos días luego de su sonado accidente, pasa de la noche a la mañana de héroe a villano.
Tanto Susan como Tiger nos dejan grandes lecciones. La primera, el error de dejarnos llevar por las apariencias y más importante aún, que nunca es tarde para luchar por hacer realidad nuestros sueños.
El segundo, cuán fácil es para los seres humanos verse cegados por aquello que socialmente se considera como fama o poder. Cuántas veces, personas como Tiger, que han trabajado duro, con disciplina y sacrificando tanto, cuando llegan a la cima echan todo por la borda al no recordar la importancia de mantener los pies sobre la tierra y olvidar lo efímero y frágil que puede resultar el “éxito”.
Quizás mi mayor aprendizaje de ambas historias, es comprender nuestra misión como seres humanos de la importancia de trabajar cada día por fortalecer nuestros valores y principios, la mejor herramienta para sobrellevar ese tobogán que es la vida.

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