Desertores sin oportunidad
María Cisneros redaccion@larepublica.net | Miércoles 13 noviembre, 2013
Menos empleos para personas con baja educación
Desertores sin oportunidad
Freno en construcción y agro limita sus opciones de trabajo
Las familias cuyos ingresos dependen del agro o la construcción, son vulnerables a enfrentar un mayor desempleo.
Esto incidirá en un incremento en la brecha económica entre los grupos con más dinero y aquellos que tienen menos, por tratarse de personas de baja escolaridad y que carecen de opciones para conseguir trabajo en otras áreas.
De años atrás a la fecha, el enfoque en lo que a generación de empleo se refiere, tiene el norte en tecnología, números e idiomas, política que deja por fuera a estas personas.
Esto se debe principalmente a creer que el capital humano del país está bien preparado, un mito que esconde la realidad nacional.
Aunque la primaria es completada por casi el 100% de la población, son pocos los que terminan el colegio.
De hecho, siete de cada diez desempleados no concluyeron la secundaria, y en términos generales, el 60% de la fuerza laboral que sí cuenta con un empleo está bajo la misma condición.
“Hay un mito en esa materia, siempre nos hemos creído un país muy educado, somos alfabetizados pero estamos rezagados en secundaria”, explicó Natalia Morales, estadística de Estado de la Nación.
Debido al nivel educativo actual, son pocos los que acceden a las oportunidades generadas por las empresas extranjeras radicadas en el país.
Aunque la “nueva economía”, conformada por sectores tecnológicos y con una capacidad exportadora, sea lo que más genera empleos en la actualidad, no son los que conforman la mayor parte del sector trabajador.
Cerca de 60 mil empleos calificados llegaron en 2012, vinculados al sector empresarial, financiero y de comunicaciones.
Un 85% de las personas contratadas por estas firmas era calificado.
Por el otro lado, los trabajos no calificados se redujeron en 20 mil plazas ese mismo año.
Aun así, es el sector de la vieja economía, en el que se incluye el agro, el que lleva ingresos a más de 200 mil personas, cuando las zonas francas cuentan con solo 75 mil plazas.
“Las pérdidas de empleo generadas por la crisis eran en la mayoría de personal no calificado, y la recuperación se dio, pero entre quienes tienen educación superior”, dijo Karla Meneses, investigadora del Estado de la Nación.
Debido a esta situación en el mercado laboral, el país está entrando a una nueva etapa de desigualdad.
El año pasado alcanzó la cifra más alta en los últimos 25 años, situación inversa a lo que vive el resto de la región latinoamericana.
De hecho, Costa Rica se posiciona como el quinto más desigual de la región, cuando antes ocupaba el puesto del más equitativo.
Hoy el ingreso promedio del 10% de los hogares más ricos gana 25 veces más que el 10% más pobre.
Otro originador de desigualdad, es que un joven tiene casi tres veces más probabilidad de estar desempleado que un adulto de 35 años o más.
Las brechas aumentan también para las mujeres, con cinco veces más de posibilidades de no contar con empleo en comparación con un hombre adulto.
Las mujeres cuentan con una tasa de desempleo del 10%, lo que va de la mano con condiciones más difíciles de conseguir empleo, ellas tardan más en encontrar uno en comparación con el hombre.
El embarazo y el matrimonio son la razón de los puestos de trabajo que pierde el sector femenino, con una menor disponibilidad de buscar empleo.
Una profundización en las brechas entre grupos dificulta una mejor distribución de recursos.
La mayor problemática es que la generación de empleos no logra cubrir a los sectores más vulnerables.
Por ahora los esfuerzos para reducir la pobreza no han sido suficientes.
“Tenemos una política de exportaciones y atracción de IED pero hemos descuidado una política de fomento productivo como por ejemplo del sector agropecuario y mipymes”, dijo Meneses.
La estructura del mercado de trabajo, que separa las posibilidades de la fuerza laboral con título profesional de aquella que no finalizó la secundaria, cierra oportunidades.
Además, el moderado crecimiento del PIB y un menor dinamismo del ingreso nacional dan pie para un mayor desempleo.
Poco más de 37 mil empleos llegaron entre 2010 y 2012, pero no cubren la pérdida de más de 47 mil en el periodo anterior.
María Fernanda Cisneros
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