Dilemas de Marco Rubio y de la administración Trump en América Latina

Óscar Álvarez Araya oalvarezcocr@gmail.com | Jueves 21 noviembre, 2024

El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha nominado al cubanoamericano Marco Rubio como Secretario de Estado, una decisión que seguramente va a ser confirmada por el Senado.

El actual Senador por Florida es hijo de padres migrantes cubanos y nació en Miami en el año 1971. Es Doctor en Derecho y tiene 53 años. Rubio sería no solamente el primer latino en dicho cargo sino el hispano con el cargo público más alto en la historia de los Estados Unidos. Como Senador tuvo destacada participación en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, siempre con líneas duras contra los gobiernos de China, Irán, Cuba, Venezuela y Nicaragua y posiciones pro- Israel.

Varios analistas suponen que Rubio en el cargo dará mayor atención a los asuntos latinoamericanos que conoce de cerca, pero no tanto como para que se le acuse de abandonar otros temas prioritarios en la actual política exterior de los Estados Unidos tales como los conflictos en Ucrania y Medio Oriente. Ese sería el primer dilema de Rubio en el cargo. Acercarse a los temas de la agenda latinoamericana pero sin perder el cargo de Secretario de Estado.

En cuanto a la política hacia los gobiernos de la tríada de Cuba, Venezuela y Nicaragua, seguramente Rubio tendrá una retórica más fuerte que la de Antony Blinken, pero sin olvidar que dichos gobiernos son aliados de Rusia y de Vladimir Putin, un mandatario con el cual Trump está buscando negociar la paz en Ucrania. Ese sería un segundo dilema para la diplomacia de Rubio. Su dureza hacia las dictaduras del Caribe tiene límites.

En cuanto a Cuba, el Senador Rubio se ha manifestado a favor de una Cuba libre y democrática y ha criticado toda propuesta que tienda a normalizar las relaciones con la isla como las que se intentaron durante la administración Obama. Se opondría a cualquier intento de acercamiento entre Washington y La Habana.

En cuanto a Venezuela, el Senador Rubio ha denunciado cualquier negociación con el gobierno de Nicolás Maduro como salvavidas para dicho régimen. También ha expresado que la opción de la intervención militar siempre debe estar sobre la mesa porque, según ha dicho, “los Estados Unidos tienen derecho a defender s seguridad nacional”. Así también Trump ha manifestado que los Estados Unidos no va a necesitar el petróleo de Venezuela por lo que se puede anticipar alguna restricción o incluso eliminación de las importaciones de petróleo venezolano a los Estados Unidos.

En cuanto a Nicaragua, el Senador Rubio ha sido duro con el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo a quienes define según sus palabras como “una amenaza a la seguridad de los Estados Unidos”.

En lo que se refiere a México, Rubio enfrentaría varios dilemas pues se trata del gran vecino fronterizo del sur y del primer socio comercial de los Estados Unidos con el cual habrá que negociar delicados temas de inmigración y seguridad, carteles de la droga incluidos, con temas cruciales como el tráfico de fentanilo. En el caso de que se mantuviera en el cargo hasta el año 2026, le tocaría la etapa de la renegociación del T-MEC, aunque se puede anticipar que dicho proceso estará bajo la supervisión directa del presidente Trump y a cargo de la ejecución del Departamento de Comercio. Los anuncios de nuevos aranceles a productos importados desde México anuncian un renegociación con algunos grados de dificultad. Rubio es más inclinado al libre comercio y tendrá el dilema de apoyar gestiones proteccionistas de su gobierno. La actual presidente de México, Claudia Sheimbaum, genera expectativas de ser más tratable que su antecesor. Ya veremos.

Otro rasgo de la gestión de Rubio podría ser su distanciamiento de los gobiernos de izquierda en la América Latina: Brasil y Colombia, fundamentalmente. Si nos guiamos por sus antecedentes como Senador es un fuerte crítico de los presidentes Lula da Silva y Gustavo Petro.

En contraposición, el Secretario de Estado Marco Rubio promovería una alianza con gobiernos tales como el de Javier Milei en Argentina, Santiago Peña en Paraguay, Luis Abinader en República Dominicana, Irfaan Alí en Guyana, Nayib Bukele en El Salvador, Daniel Noboa en Ecuador, Dina Boluarte en el Perú y Rodrigo Chaves en Costa Rica. Sobre tal tema como Senador ha expresado que “está naciendo una nueva generación de líderes potencialmente pro- estadounidenses”.

En cuanto a Argentina, el Senador Rubio definió a Javier Milei “como una bocanada de aire fresco” y la afinidad entre Donald Trump y Milei es pública, notoria y fervorosa. El Senador Rubio visitó en febrero de este año a Javier Milei en la Casa Rosada.

Es posible que tanto el presidente Trump como el Secretario de Estados Rubio le otorguen al gobierno de Argentina un trato de aliado preferencial en la América Latina. No olvidemos que durante la primer administración Trump ese trato se le otorgó al gobierno de Mauricio Macri. Es de esperar que el mismo Trump va a utilizar su influencia en el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para que se le brinden a la Argentina los servicios requeridos para mejorar su economía.

Así como durante la administración Biden-Harris el Brasil de Lula fue el aliado preferencial de los Estados Unidos, ahora la Argentina de Javier Milei sería el nuevo aliado preferencial estadounidense. Sobre todo después de que Buenos Aires declinó ser miembro de los BRICS. Sin embargo, al mismo tiempo Milei ha dado un viraje hacia una posición más pragmática y cercana hacia China, como se notó durante su encuentro con Xi Jinping durante la Cumbre del G-20 en Río de Janeiro.

Hay países de América Latina, como Costa Rica, que se mantienen como socios naturales y amistosos de los Estados Unidos independientemente del partido que temporalmente ocupe la Casa Blanca.

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