Don Oscar y la crisis hondureña
Arturo Jofré arturojofre@gmail.com | Viernes 10 julio, 2009
Don Oscar y la crisis hondureña
Un domingo de junio los noticieros nos mostraron a un presidente en ropa de dormir que había sido abandonado en Costa Rica por un avión militar. Otra vez la tragedia de los golpes militares hacía su aparición en el continente. No fue casual que el avión aterrizara aquí, donde se ha construido la democracia más sólida de América Latina. Pero hubo otro factor de relevancia: aquí lo recibió un presidente que, sin dilaciones, definió con absoluta claridad su posición ante el mundo.
Después vinieron cientos de opiniones y posiciones de diversas partes del orbe, muchas de ellas tan cristalinas y auténticas como la del Dr. Arias, pero cuando en la mañana del domingo el mundo veía y escuchaba con atención lo que estaba ocurriendo en San José, la voz del Presidente de Costa Rica era de enorme relevancia. El peso del país de donde salía esa posición y el peso del presidente Arias en el ámbito internacional se conjugaban para poner al país en un sitial distinguido. Alguna vez lo expresó en el exterior don Oscar cuando dijo “Pertenezco a un país pequeño, que no tuvo temor de abolir el ejército para ser más fuerte”. Porque es relativamente fácil ser fuerte cuando se posee poder económico, o militar, o atómico. Lo difícil es ser fuerte cuando no se tiene nada de eso.
Si no somos mezquinos, debemos agregar que el Premio Nobel de la Paz ha hecho, desde su primera gestión, una política exterior consistente, inteligente, que ha sabido equilibrar el pragmatismo con los ideales de los complejos hilos de la política internacional. Por eso, tampoco fue casual que el Gobierno de Estados Unidos, el secretario general de la OEA, presidentes latinoamericanos, y que tanto el presidente depuesto como el que está en ejercicio, hayan estado de acuerdo en que el presidente Arias fuera el mediador en este difícil conflicto.
Todos esperamos que la hermana República de Honduras salga pronto y en buena forma de esta crisis y sabemos que don Oscar hará uso de todo su conocimiento y experiencia para tratar de lograrlo. Hay que reconocer que la tarea es muy difícil. Escucho al señor Zelaya y a los seguidores del señor Micheletti y se percibe el abismo que los separa; sin embargo, ambos tendrán que hacer concesiones para llegar a un acuerdo. De todas formas, el valor de Costa Rica ya fue reconocido, ahora falta que las partes hagan su propio aporte y le vuelvan a dar la tranquilidad que requiere su país para que de verdad se centren en los graves problemas que aquejan a su población.
Recuerdo que hace años algunos rectores de universidades públicas fuimos recibidos por Shimon Peres en Israel, quien un año después (1994) compartió con Yasser Arafat e Isaac Rabin el Premio Nobel de la Paz. Para entonces Shimon Peres era ministro de Relaciones Exteriores de Israel y nos dijo: “el verdadero problema no es negociar en sí, sino más bien explicar a la gente que hay que hacer concesiones cuando se negocia”. Hoy me vuelven a resonar esas palabras.
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