Don Ricardo Saprissa, donde se encuentre, festeje la 35
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 01 julio, 2020
“Esta noche, se presenta oportunidad de oro para que la Liga se lave la cara, pero cuidado si el “Monstruo” no se lo vuelve a engullir de un solo bocado”.
Así terminamos la Nota del pasado lunes, previa al segundo juego de la final y resultaron proféticas.
Alajuelense tuvo varias oportunidades de lavarse el rostro, pero finalmente, Saprissa se los comió de un solo bocado.
Sencillamente fue más equipo que el Alajuelense y como lo señalamos insistentemente en nuestros comentarios, Walter Centeno tenía en su poder un tesoro futbolístico que no poseían en sus arcas, ninguno de sus competidores: los futbolistas del medio campo, sí, los mismos que construyeron en el minuto 67, el mortal contraataque que Mariano Torres dejó en las redes de Leonel Moreira, para liquidar la serie en favor del “Monstruo”.
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Saprissa planificó la mayoría de sus juegos del campeonato con un 4-5-1 y a ese quinteto del medio campo lo bautizamos como “La cintura dorada”.
Marvin Angulo, Michael Barrantes, Mariano Torres, Johan Venegas y Christian Bolaños.
Para la serie final ante el Alajuelense, el técnico Centeno se dio el lujo de deshacerla, cuando sorpresivamente jugó con línea de tres en el fondo, bajando a Barrantes como líbero y sacrificó a Angulo en la cintura, para jugar un 5-4-1.
Un día destacamos que en el medio campo del Alajuelense, solo un jugador tenía las características de estos hombres del Saprissa: Alex López y en Herediano, Gerson Torres. Los demás, poseían otras virtudes, pero con diferentes características.
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Después de triunfar 2-0 en La Catedral y acomodarse la final a su antojo, en el juego de vuelta en “La Cueva”, se volvió a retratar lo que fueron estos dos equipos en el campeonato.
Los pupilos de Andrés Carevic, un tren sin frenos, sin control, listos para descarrilarse o pegar en el primer paredón al frente.
Saprissa fue un buque sereno, paciente, bien orientado y enrumbado al mejor de los puertos.
Por eso, Alajuelense llegó varias veces sin éxito y Saprissa, en la segunda parte, una vez, con éxito. La calma, serenidad, la inteligencia como Barrantes, Torres y Bolaños construyeron el contraataque del título, contrastó con las carreras “locas” de Zabala, Salvatierra, Barlon, López, Flores, a ojos cerrados y sin claridad para orientarse hacia el puerto.
Saprissa fue el campeón de la pausa, el control y la inteligencia y por eso es monarca.
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