¿Dónde están los consejeros de Óscar Ramírez?
Walter Herrera wherrera@larepublica.net | Viernes 17 noviembre, 2017
El fútbol es un deporte que se ha convertido en un espectáculo vertiginoso que no tiene memoria, en el cual los directores técnicos pasan de ser alabados y exaltados, a caer en una fosa oscura en un santiamén.
Sin embargo, en ocasiones, se deja por fuera a la figura del asistente técnico y el resto del cuerpo técnico, que en el fútbol moderno tienen funciones mucho más importantes que poner los conos o recoger los chalecos en los entrenamientos.
Por eso la responsabilidad del mal momento que vive la Selección Nacional a siete meses del Mundial no solo recae en las partes más visibles como son los jugadores, el técnico Óscar Ramírez y la Federación de Fútbol, sino también de quienes realizan un trabajo sigiloso, los asistentes y resto del cuerpo técnico.
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El puesto que hoy ocupan Alejandro Larrea y Luis Antonio Marín, los convierte en la mano derecha del jefe del barco.
En reiteradas ocasiones durante la conferencia de prensa ofrecida por Ramírez en Hungría, luego de caer 1-0, aseguró que la perspectiva de los periodistas y aficionados desde afuera es muy distinta a la realidad a lo interno.
“Yo que estoy más a lo interno, viendo pequeñas cosas, no hay espacio para trabajar cosas específicas y venir a este nivel… Tal vez ustedes lo ven por los marcadores, pero yo me llevo buenas impresiones de algunos muchachos y que son alternativas, lo veo preparatorio”, dijo Óscar Ramírez.
¿Estarán viendo nuestros asistentes estas pequeñas cosas que nosotros los simples mortales desconocemos?
Si Luis Marín estuvo al lado de Paulo César Wanchope como asistente y repite al lado de Ramírez, qué le dirá a su jefe directo al notar las inconsistencias en el juego de la Nacional, que a la postre se refleja en el marcador.
El asistente debe estar pendiente de los detalles del juego que pasa por alto la dirección técnica.
¿Para qué tener dos asistentes, dos salarios, si no tienen injerencia sobre el resultado plasmado en la cancha?
Y más preocupante resulta que lo más rescatable de una gira a Europa sea el “esfuerzo” del que habla el estratega.
El esfuerzo es una cualidad que por “default” debe tener cada trabajador en su respectivo puesto.
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Esta actitud es un rasgo inherente para un seleccionado nacional que defiende los colores patrios.
También inquieta que la Selección no tenga recambio para ciertos jugadores y que dependa de las individualidades de ciertos elementos.
Aparentemente no hay una voz en el camerino que modifique una línea de tres defensores al principio de cada juego, sin importar el nivel del rival, y montar un esquema con un delantero que galopa entre dos, tres o cuatro defensores en la zona más resguardada por el adversario.
Tampoco pareciera alarmarles el hecho que su defensor central, Óscar Duarte, regresó a jugar, tras siete meses sin competencia, ante la “Furia” española, en uno de los partidos más intensos que ha tenido la Sele en varios meses. El zaguero sigue buscando la cintura que le quebró Álvaro Morata.
Además, retomo el comentario de nuestro compañero de departamento Gaetano Pandolfo en la NOTA DE TANO del 18 de noviembre donde hace alusión al puesto de preparador de porteros, en este caso, Gabelo Conejo: “Uno supone que la decisión del técnico de alinear a Carvajal fue consultada con el entrenador de porteros. Si no… ¿para qué lo llevan a viajar por todo el mundo desde hace tantos y tantos años?”.
La afición espera respuestas no de uno, sino de todo su cuerpo técnico.