Edgar Marín - Tarjetas, un reglamento a medias
Tarjetas, un reglamento a medias
Costa Rica avanzó varios pasos con la reciente publicación del nuevo Reglamento de Tarjetas de Crédito y Débito. El texto marca disciplinas que contribuyen a que los tarjetahabientes obtengan información más clara y precisa sobre las condiciones del contrato y las tasas de interés a las que están sujetos al adquirir una tarjeta de crédito.
La nueva normativa vigente desde el 1° de julio anterior, finalmente introduce una distinción al menos nominal entre una tarjeta de débito y una de crédito. A partir de la diferenciación de nombre, también exige a los comerciantes no discriminar por la vía de los descuentos a quienes pagan con tarjeta de débito y crédito de quienes pagan con efectivo. Bien hecho, pues a final de cuentas, los bancos se han encargado de hacerle creer al público que “el débito es el nuevo efectivo”.
Pero el flamante reglamento excluye e ignora la existencia de otro mercado relevante que genera transacciones multimillonarias al margen de cualquier ley: el mercado conformado por los bancos emisores, los bancos adquirentes y el comercio.
Para el consumidor, realizar una compra es tan sencillo como deslizar su tarjeta de débito o crédito por un datáfono. Sin embargo, los comerciantes, que también somos usuarios y clientes de los bancos, notamos una grande y costosa diferencia todos los meses: los bancos emisores nos cobran la comisión de adquirencia, un porcentaje sobre el monto de cada compra que varía entre el 1% y el 7%.
Así las cosas, la comisión de adquirencia se ha convertido en una poderosa herramienta de negociación para los bancos al transar con los comercios. Si el comerciante administra su planilla, cuentas corrientes y divisas en el banco emisor, podría hacerse acreedor a un trato preferencial al utilizar los datáfonos de este mismo banco. Pongamos un ejemplo: En el sector turismo, donde más de un 80% de las transacciones se realiza con tarjetas, la comisión de adquirencia que paga un comercio a la entidad bancaria puede ser de un 4%, mientras que otro establecimiento similar puede pagar hasta un 6%, todo merced de la negociación particular que entable la entidad financiera con cada hotel.
No es la posición de quien escribe que el Ministerio de Economía, Industria y Comercio imponga techos o pisos para las comisiones, como lo hace Argentina, sino más bien avanzar en la dirección que han tomado naciones como Colombia, Chile y México, donde la publicidad y la transparencia rigen el mercado.
Los largos trayectos y las conquistas más significativas se obtienen con paso firme y constante.
Presidente del Cámara Costarricense de Restaurantes