Educación dual versus el falso dilema de la experiencia laboral
Juan Alfaro López redaccion@larepublica.net | Viernes 28 abril, 2023
Un 73,82% de las empresas cuentan con vacantes donde la experiencia laboral es un requisito indispensable, y un 78,65% solicita experiencia entre 1 y 3 años, según datos de la reciente Encuesta Nacional de Demanda Laboral en Servicios (ENADEL), del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la cual presenta información del sector de servicios que debemos analizar con detenimiento en la búsqueda de comprender la dinámica actual del mercado laboral.
El dilema se empieza a configurar, cuando la encuesta señala que 55 de cada 100 empresas tienen dificultades para llenar vacantes, motivo de la falta de habilidades y de la experiencia requerida.
Las empresas son quienes conocen sus necesidades al momento de contratar personal, por ende, establecen los requisitos que consideran apropiados para una vacante laboral, dentro de donde cabe la experiencia. Por ello, podemos precisar elementos objetivos que justifican la contratación de personas con experiencia: -Conocimiento del tipo de tareas o responsabilidades a ejecutar. -Menor curva de aprendizaje o adaptación más rápida. - Mayor porcentaje de productividad. -Menos costo de capacitación o procesos de “onbording”. Sin embargo, estas motivaciones objetivas, tienen un falso dilema1 que se presenta cuando excluimos de la ecuación la oportunidad que representa la formación dual, como una estrategia de aprendizaje que empieza a ser una realidad en el país.
Debida a estas razones, para responder a las exigencias del mercado, las empresas no quieren equivocarse al contratar personal. Ahí es donde la formación dual entra en el juego de desarrollar las competencias, para un óptimo desempeño laboral.
Esta permite garantizar experiencia laboral, ya que, durante el periodo de alternancia, las personas estudiantes se integran en la dinámica empresarial. Permitiéndoles poner en escena los conocimientos en espacios reales de trabajo, respetando roles y cadenas de mando, siguiendo instrucciones, conformando equipos, demostrando productividad, interiorizando la cultura organizacional, y un sinfín de elementos que les permiten desarrollar habilidades socioemocionales, las cuales según la ENADEL son parte de los requisitos que buscan las empresas, ya que un 93,92% de los establecimientos indicó necesitar alguna de estas “habilidades blandas”. Lo anterior se garantiza dado que los programas de educación dual en el INA se encuentran diseñados bajo el modelo curricular por competencias.
La educación dual es una herramienta con la que cuentan las instituciones educativas costarricenses, no es exclusiva del MEP ni del INA, dado que la ley No. 9728 facultó a universidades públicas y privadas; y centros de formación técnica privados a impulsar programas de educación dual.
No obstante, la oferta de dichos programas en Costa Rica aún no termina de permear con la fuerza requerida para solventar la experiencia laboral que las empresas necesitan, según los datos de la ENADEL.
Como presidente ejecutivo del INA definí la implementación de este modelo en la institución como prioridad, encontré únicamente 3 convenios firmados con empresas, y 4 programas diseñados. Hoy hemos superado los 50 convenios, y contamos con 15 diferentes programas.
Lo que permite aumentar significativamente la cantidad de personas que se forman en esta modalidad, así como ejecutar un mayor porcentaje del fondo especial de becas que administra el INA, en el que también se puede beneficiar a estudiantes de otras instituciones.
La formación dual representa un modelo de ganar-ganar, en donde las empresas podrían contar con personal calificado, sin renunciar a sus objetivos, mediante estudiantes de programas de formación dual, asegurando productividad desde el día 1 de la contratación. Por su parte, las personas dejaran de sentir la frustración de no poder ejercer sus competencias debido al impedimento de la muralla de la experiencia.
Las instituciones educativas que se involucren en la formación dual podrán reconocer como sus esfuerzos terminan materializándose en mejor empleabilidad de sus programas educativos.
Desde esta grata experiencia como parte del INA, les invito a formar parte del cierre de las brechas existentes, participando en este ganar-ganar, para mejorar la calidad de vida de las personas y aumentar la eficiencia de los procesos productivos ¡juntos podemos llegar más lejos!