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El absurdo caso del aguacate

Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 06 diciembre, 2021

prendas

Jonathan Prendas

Diputado

Nueva República

En mayo del 2015, el gobierno de Luis Guillermo Solís desafío a la lógica y a la ciencia, cuando aplicó una restricción sin sentido a las importaciones de aguacate Hass procedentes de nueve países. Sin sustento, argumentó que la fruta tenía un viroide conocido como la “mancha del sol” y provocó un enfrentamiento comercial y legal con México, el principal exportador.

En consecuencia, hoy Costa Rica está a punto de pagar una cara factura. Un anunciado fallo negativo de la Organización Mundial del Comercio por esa medida nos va a costar millones de dólares en exportaciones y otros millones en pérdidas para los productores locales, así como demandas que van a drenar más las finanzas del Estado.

México puede imponer aranceles e incluso restringir el ingreso a ese país de productos costarricenses, con lo cual este capricho ideológico PAC va a traer más pobreza, provocará mayor desconfianza en los mercados y debilitará nuestros esfuerzos por insertarnos más eficazmente en el comercio mundial.

El desastre proteccionista de estas administraciones PAC tiene más ramificaciones, otra cadena de errores. Nunca hubo una adecuada comunicación entre Comercio Exterior y el Ministerio de Agricultura; de hecho, la decisión se tomó sin mediar coordinación alguna con Comex.

A lo largo de todos estos años, se desperdiciaron muchas oportunidades para encontrar soluciones al conflicto y, cuando se estuvo a punto de resolver, el Ejecutivo se negó a abrir la frontera. Una y otra vez se advirtió que un caso ante la OMC podría costarle al país alrededor de $600.000, dinero que por supuesto no estaba presupuestado, pero nunca hubo una sensata marcha hacia atrás.

El gobierno vendió semejante horror como una medida de apoyo a los agricultores locales, una mentira tétrica y bien publicitada –como cuando el ministro de Comunicación llevó una bolsa de aguacates a un restaurante de comida rápida-, que en realidad causó mucho daño. Esta decisión proteccionista nos retrocedió en el tiempo, condicionó muchos de los avances que habíamos logrado en el mercado internacional, debilitó la imagen de Costa Rica, afectó los bolsillos y la dieta de la gente.

Porque, como siempre, seremos todos los costarricenses quienes seguiremos pagando por esos absurdos, como ya lo hemos hecho. El precio del aguacate llegó a incrementarse en más del 75% -se volvió impagable para los que menos tienen- e incluso la fruta, otrora tradicional en las mesas de nuestro pueblo, desapareció de la canasta básica en el 2019 debido a los costos y al desabastecimiento.

A las puertas de recibir un duro golpe en el contexto del mercado internacional, es preciso anotar que el gobierno tiene la obligación de derogar el decreto que impide la importación del aguacate Hass. Es una respuesta sensata y, además, ya no tiene otro camino.

Pero en vista de que estas administraciones PAC no aprenden de las lecciones del pasado, nos toca a los costarricenses echar para nuestro saco y no volver a elegir para la presidencia a quienes persisten en los mismos discursos nocivos que solo afectan al pueblo. Ya no podemos seguir permitiendo que nos obliguen a pagar facturas tan altas.






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