El ciclo anual de trabajo tributario, ¿qué tal aceptar unas mejoras?
Lucía Vargas lvargas@grupocamacho.com | Martes 18 julio, 2023
La experiencia en asesoría fiscal nos indica una especie de ciclo que la mayoría de los sujetos a obligaciones tributarias en nuestro país.
Es un ciclo tan marcado que hasta podría parecer una técnica de planificación del año fiscal, seguida por muchos.
El problema es que la técnica se basa en un ciclo de cumplimiento que contempla tan solo dos factores: La carga de trabajo y el panorama financiero de la compañía.
La ruta cíclica de los contribuyentes divide el año fiscal en cuatro… Estoy segura de que usted, lector, se sentirá identificado en todos o algunos de ellos.
La primera parte del ciclo va de del mes de enero a marzo.
Este trimestre es el de correr y correr para preparar el cierre contable y las declaraciones de Impuesto sobre la Renta. Durante estos meses los contribuyentes se aseguran de contar con el flujo de efectivo disponible para hacer frente al pago de impuestos a más tardar el 15 de marzo.
Quizás es el trimestre más desgastante de todos. Sin olvidar que tiene además que cumplir con las obligaciones mensuales y que el negocio siga operando. La gran mayoría enfrenta problemas operativos durante estos meses y descuidan los controles, pues canalizan sus esfuerzos en el cumplimiento con Hacienda.
La segunda parte del ciclo va de abril a mayo y es muy curiosa porque es un evidente receso que se toman los contribuyentes, ya desgastados y cansados por la etapa anterior.
Algunos quizás retoman los controles operativos que descuidaron en el primer trimestre y vuelven a enfocarse en el negocio.
Lo que es un hecho es que no quieren saber mucho de planificación tributaria y muchísimo menos, de diagnósticos fiscales.
El despertar ocurre en los meses de julio, agosto y setiembre… Al menos en algunos contribuyentes
Es en este trimestre cuando empiezan a interesarse por las implicaciones fiscales de sus operaciones, cuando ya llevan más de medio período fiscal.
Finalmente, el año cierra con una carrera por hacer todo y hacerlo rápido, porque el tiempo apremia:
- Poner en orden sus registros contables,
- Documentar transacciones,
- Conocer sus riesgos tributarios y de negocio con base en las decisiones tomadas durante el año,
- Conciliar las transacciones entre partes relacionadas,
- Estimar el impuesto sobre la renta por pagar,
- Y buscar alternativas para minimizar sus cargas tributarias.
Todas estas, acciones que efectivamente son necesarias para la sanidad del año fiscal.
¿Le suena familiar el ciclo anual?
Si es uno de los muchos que siguen esta ruta, deténgase un segundo… medite y procure ajustes en su plan.
La etapa de planificación debería empezar antes del inicio de año. Esta etapa incluye además de la planificación financiera de su negocio, la valoración de las implicaciones que sus planes tienen a efectos de riesgos tributarios.
¿Quiere introducir una nueva línea de negocio? ¿Está pensando en vender una parte o la totalidad del negocio? ¿Más bien desea adquirir uno nuevo? ¿Va a replantear su modelo de negocio? ¿Empezará a importar bienes o servicios? ¿Piensa reestructurar sus entidades jurídicas?
Todas estas son buenas ideas, en el tanto se acompañen de una valoración de riesgos y oportunidades previo a implementarlas.
La experiencia nos dice que el involucrar a su asesor fiscal en la toma de decisiones para la gestión de su negocio es una diferencia abismal. Le permite alivianar el costo financiero de sus planes y le genera una alta tranquilidad, como dueño de negocio o colaborador, de que esa ruta crítica de éxito le optimizará sus resultados.
Eso sí, la planificación debe hacer antes, no después de ejecutar acciones.
El segundo ajuste proponemos es siempre hacerse acompañar en el camino.
Tenga en llamada rápida a su asesor tributario.
Con frecuencia nos topamos empresas con planificaciones de negocio y tributarias geniales, pero toman “atajos” que los llevan a calles sin salida que les hacen “comerse” el costo de regresar al camino trazado en el plan inicial.
Es común que las nuevas ideas después de lo planeado surjan a lo largo del año. Algunas veces por observar rutas diferentes que han tomado competidores y que, desde su parecer están funcionando. ¡Cuidado!
Tenga en mente que los planes tributarios y de negocio son hechos a la medida. No hay dos iguales… No digo que descarte desde el inicio toda nueva idea, pero evalúela correctamente con su equipo asesor.
Lo que le sirve a su competidor no necesariamente le servirá a su negocio. Es muy recomendable tener a su asesor tributario permanentemente, acompañándole en la validación de esas “nuevas ideas” que han surgido.
El tercer y último ajuste que le sugiero es que sea oportuno con el diagnóstico fiscal de su negocio. No lo haga al final del período. Vea las tareas de diagnóstico como “metas volante” en el recorrido. E resultado de estas revisiones estará a tiempo para implementar acciones correctivas y minimizar el impacto financiero que sus decisiones tendrán a final de año.