El Coronavirus no oculta las debilidades políticas y comunicativas del Gobierno de Carlos Alvarado
Ignacio Azurdia Molina ignacioazurdia@gmail.com | Sábado 28 marzo, 2020
La Comunicación Política se puede dividir en 4 tipos:
• La Electoral (la más famosa), la cual tiene como objetivo atraer apoyos (y votos) de públicos específicos a una candidatura y propuesta.
• La Gubernamental, que es la que se dirige (idealmente) a toda la población con el fin de legitimar ante esta a los gobernantes y su proyecto político.
• La de Crisis, la cual busca generar certidumbre y proteger reputaciones frente, por ejemplo, a un escándalo de corrupción.
• Y la de Riesgo, que es la que pretende modificar un hábito o conducta con el fin de, valga la redundancia, reducir el riesgo ante una amenaza latente o existente (como ha sido la trágica pandemia del coronavirus Covid-19).
Como se puede apreciar, Carlos Alvarado y su equipo han tenido que emplear los 4 tipos de Comunicación Política en algún momento de su andar político. Primero para ganar las elecciones presidenciales y, luego, para liderar a su gobierno de “unidad nacional”, impulsar el Plan Fiscal a pesar del malestar social, afrontar crisis como la de la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD) y, por supuesto, para prevenir un aumento exponencial en los contagios del peligroso virus.
Sin embargo, no ha existido consenso sobre las bondades de su campaña electoral (sobre todo por todo lo que sucedió en aquel contexto), tampoco sobre la misma gestión de gobierno (basta ver los niveles de desaprobación que ha tenido en las encuestas desde el 2018), ni mucho menos respecto a la mega crisis autoinducida sobre el famoso decreto de la UPAD y su acceso a datos confidenciales de la población.
Asimismo, si bien la comunicación en la prevención de la amenaza del Covid-19 ha estado suficientemente bien hasta el momento con el Ministro de Salud, Daniel Salas, a la cabeza, faltará ver cómo lo seguirán haciendo a medida que los contagios aumenten.
La Comunicación Política es, valga la redundancia, inherentemente política. Es decir, trabaja en función de objetivos, acciones y, por supuesto, de articulaciones entre individuos, agendas e intereses. Por lo tanto, si el Gobierno es débil en la articulación, incluso, de su propia estructura interna, de nada valdrían los intentos de algo tan básico y necesario como lo es la planificación estratégica de su comunicación.
Precisamente, dichas falencias se reflejan en casos como la rectificación pública este jueves del mismo Presidente Carlos Alvarado a su Ministro de Hacienda, Rodrigo Chaves, horas después de que presentara una propuesta de un impuesto a todos los salarios por encima de 500 mil colones para atender la crisis sanitaria; o, más aún, en el pésimo manejo de la información, decisiones y liderazgo que tuvo el mismo Alvarado respecto al caso de la UPAD.
Además, los gobiernos, al ser percibidos por la mayoría de ciudadanos como un todo (no como la suma de sus ministerios e instituciones) deberían comunicar, también, como un todo. Por lo tanto, el error de un ministro y la falta de articulación del gabinete (y su comunicación) por parte del mismo Presidente, le meterá ruido innecesario a la buena labor de otros.
Como se dice popularmente, toda crisis representa una oportunidad. La lamentable pandemia del coronavirus lo ha sido para un Carlos Alvarado gravemente deslegitimado ante la opinión pública, quien ha encontrado en la figura de su Ministro de Salud, Daniel Salas, un pequeño salvavidas en el cual, si la Comunicación Política de su gobierno sigue siendo igual de negligente como ha sido desde mayo del 2018, sólo algunos pocos como el mismo Salas podrían llegar a la orilla sin ahogarse.