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COLUMNISTAS


El Estado de la Nación y el deterioro de nuestro contrato social

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 16 enero, 2023


Por ya 28 años El Informe del Estado de la Nación se ha constituido en una fuente de gran valor para poder analizar con buena información y con seriedad los problemas nacionales y las políticas públicas. Es de enorme importancia para plantear y evaluar soluciones a los problemas del país

Ei informe de 2022 se presenta en la difícil coyuntura actual: los viejos problemas no resueltos que se han venido agravando con posterioridad a la gran recesión de 2008 se han visto aumentados por los costos de la covid-19 y sus consecuencias disruptivas de las cadenas de valor internacionales, por la invasión rusa a Ucrania y sus efectos negativos al suministro de alimentos, fertilizantes, productos energéticos y metales, y por la inflación y el aumento en las tasas de intereses que nos condujeron a un 2023 con una caída importante en las expectativas de la producción mundial. La semana pasada en Perspectivas Económicas Mundiales el Banco Mundial estima que la economía mundial solo crecerá un 1,7% este año con una reducción de 1,3 puntos porcentuales respecto a su estimación de junio de 2022.

El informe de El Estado de la Nación es categórico en sus afirmaciones principales que tomo directamente de su texto. Nos indica que se ha dado un “abandono progresivo del contrato social …(que) consiste en la incapacidad o falta de voluntad para articular reformas institucionales y cambios en la orientación o la gestión de políticas públicas, orientadas a remover las causas de los resultados contrarios al desarrollo humano” …

“Las brechas en desarrollo humano, que se profundizaron en el marco de la pandemia, no surgieron directamente de esta coyuntura (se refiere a la covid-19), sino que tienen bases en el mediano plazo. Desigualdades de ingreso, de condiciones de trabajo, de género, territoriales y políticas han marcado este siglo XXI de manera significativa y se consolidan por la evolución hacia un mercado de trabajo más informal y segmentado, en ausencia de políticas de desarrollo productivo en las regiones y otros aspectos que limitan el avance a un desarrollo más equitativo” …

“Un primer indicador de abandono al contrato social es que el sistema político se concentra en la atención de urgencias, sin abordar los retos de mediano y largo plazo y, ante todo, sin debatir y construir una perspectiva sobre el rumbo del país.” …

Esos resultados contrarios al desarrollo humano llevan al Estado de la Nación a concluir en tres mensajes fundamentales: “Mensaje 1. La lenta, insuficiente e incierta salida de la pandemia refuerza la normalización de resultados contrarios al desarrollo humano… Mensaje 2. La normalización de resultados contrarios al desarrollo humano evidencia un progresivo abandono del contrato social costarricense… Mensaje 3. El progresivo abandono del contrato social ha creado riesgos de largo plazo en el desarrollo humano, que aún pueden ser enfrentados mediante la acción política democrática.”

Son conclusiones preocupantes pero que señalan la capacidad de vencer las dificultades.

Frente a estas graves circunstancias que deterioran fuertemente nuestro bienestar actual especialmente de las personas pobres, sin empleo y con mayores dificultades para mejorar por sus propios medios su infortunada situación, y que amenazan el progreso, el informe señala que “Es preciso recordar que las demandas ciudadanas no son indicaciones precisas sobre las hojas de ruta para el desarrollo y requieren ser interpretadas. En ese sentido, la gestión del cambio del rumbo actual por parte de los actores con representación política y social es el elemento decisivo. La deliberación democrática, la política pública basada en evidencia y la creación de mayores capacidades institucionales para la implementación de políticas públicas se plantean como requisitos indispensables.” (el resaltado no es del original)

Una vez más el análisis serio de nuestra situación señala la gran responsabilidad de los actores políticos para enfrentar una situación deteriorada que podría agravarse más.

Pasemos revista a la institucionalidad y las políticas públicas que con urgencia ameritan que acordemos soluciones para evitar males mayores y para retomar la senda del progreso en desarrollo humano. Hago una sencilla enumeración que hace ver la gran magnitud de la tarea que tenemos por delante los ciudadanos, los partidos políticos, las organizaciones sociales y los gobernantes.

La más importante de las tareas es transformar nuestro sistema de educación pública y de capacitación laboral en el instrumento que permita a las personas mejorar en su desarrollo personal espiritual y con su esfuerzo propio progresar. Pero esto da resultados a mediano y largo plazo.

Las más urgentes de las tareas son por una parte la generación de empleo (creando empleabilidad de las personas y generación de empleos) para jóvenes, mujeres y personas con poca capacitación y por otra parte, la ayuda social para las personas y familias que requieren apoyo por falta de ingresos y condiciones que les impiden generarlos por sí mismas, sean esas condiciones permanentes (ancianidad, discapacidad, orfandad) o transitorias (enfermedad, falta de capacitación laboral, desempleo transitorio).

Otras tareas son fruto del cambio en la estructura etaria de la población que se da a la vez que prevalecen sistemas impositivos contrarios al emprendimiento o la generación de empleos formales, como son los sistemas financieros basados en imposiciones sobre la planilla que sustentan los sistemas de pensiones básicas y no contributivas, la medicina pública y la lucha contra la pobreza.

A la par de esas tareas hay otras de similar importancia que se han agravado por una atención insuficiente como la infraestructura, la calidad del transporte público, la seguridad ciudadana, y la contaminación ambiental.

Ninguna de esas tareas es posible que sea exitosa si no logramos aumentar la productividad de los sectores público y privado y la administración de nuestro territorio.

Por eso a la vez que enfrentamos semejantes retos debemos 1) consolidar las finanzas públicas, mejorar la planificación del estado, y su rendimiento de cuentas; 2) incrementar la innovación y la competencia en los mercados y 3) modernizar y hacer buen uso de la planificación urbana para evitar los costos innecesarios y la contaminación que causa el desorden en el uso de la tierra.

Es una tarea que la estructura política actual ha demostrado ser incapaz de realizar.

Desde la gran recesión de 2008 los partidos políticos le hemos fallado a los ciudadanos...no hemos sido capaces de hacer más reformas importantes que el Tratado de Libre Comercio Centroamérica, EEUU y República Dominicana gracias a un referéndum, y las leyes de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, de Empleo Público y las reformas al reglamento de la Asamblea Legislativa porque la crisis ya iba a estallar.

Los partidos políticos están en deuda. No han sido capaces ni siquiera de analizar los buenos proyectos que se han presentado para cambiar la forma de elección de los diputados.

El único partido que en la actualidad tiene una posición clara es el Frente Amplio. La que por las contradicciones conceptuales del marxismo y por sus resultados históricos considero muy inconveniente.

Los demás están en deuda.

Y eso no se resuelve con 25 partidos inscribiendo candidaturas presidenciales, ni con partidos fragmentados en mini fracciones parlamentarias personalistas, ni con partidos taxi.

Si los partidos moderados de centro derecha a centro izquierda no se reinventan con posiciones nacionales serias, sin miedo a los cambios, y basados en estudio, en hechos, en conocimientos, y en una visión nacional, solo quedarán como alternativa las posiciones populistas de centro o de izquierda, y en nuestro caso una visión marxista de la sociedad.

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